Cosmopolitan España

ELIGE BIEN EL CÚANDO.

DESDE CASARTE HASTA CAMBIAR DE TRABAJO. EL ÉXITO DE LAS DECISIONES IMPORTANTE­S DEPENDE DE QUE SEPAS DETECTAR EL MOMENTO MÁS OPORTUNO PARA LLEVARLAS A CABO.

- TEXTO: AMAYA LACARRA. FOTOS: AUDREY SHTECINJO.

Aprende a tomar las decisiones importante­s en el mejor momento.

Acertar con tu profesión, tu pareja o tu trabajo es un objetivo en el que pensamos cada día. ¿Un factor clave para conseguirl­o? Tener en cuenta los tiempos en los que das cada paso. Nos tomamos muy en serio las cuestiones del qué hacer (¿estudio arte o fotografía?) y no tanto las de cuándo: Total, ¿qué más da si tomo la decisión hoy o mañana? ¿O qué importa si mi horario arranca a las ocho o a las nueve? «Mucho. Estas pequeñas diferencia­s pueden paliar sufrimient­os o incluso salvar vidas», afrma Daniel H. Pink, investigad­or y autor de ¿Cuándo? La ciencia de encontrar el momento preciso (ed. Alienta). «Un adolescent­e que empieza sus clases muy temprano tendrá que luchar con los estudios, le costará más dominar las mates o la lengua, algo que después afectará a su futuro», explica, basándose en lo que dice la cronobiolo­gía (ciencia que estudia los ritmos biológicos): durante la pubertad, es fácil que te duermas más tarde por la noche y te cueste levantarte por la mañana. Por lo tanto, tu rendimient­o óptimo no va a darse, precisamen­te, durante ese madrugón al que te ha obligado tu instituto.

SOMOS SERES TEMPORALES

¿Primera premisa para acertar con los tiempos? Conoce y respeta tu propia naturaleza. Y buenas noticias: aunque cada persona sea un mundo, está demostrado que, en general, todos vivimos los días bajo un mismo esquema: un pico, un valle y una recuperaci­ón. «En las horas matutinas nos sentimos más activos, participat­ivos y optimistas. Ese estado de ánimo se desploma por la tarde, pronuncián­dose con más fuerza los sentimient­os de frustració­n, preocupaci­ón o agobio. Al anochecer, el ánimo remonta de nuevo», cuenta Daniel H. Pink, haciendo alusión a conclusion­es del Método de Reconstruc­ción del Día (MRD), uno de los análisis más reconocido­s en el campo (liderado por científcos como Daniel Kahneman, Nobel de Economía), y que establece esa división triple de la jornada. Da igual tu sexo, cultura o localizaci­ón; una vez llegas a la edad adulta, es muy probable que los días se reproduzca­n bajo esa curva, algo que debes usar a tu favor (como advertía Sheldon Cooper, protagonis­ta de la serie Big Bang Theory, «no tomes decisiones importante­s por la tarde»).

CONOCE CUÁL ES TU RITMO

Seguro que, en plena época de exámenes, una amiga ha intentado convencert­e de que cierres el libro y te vayas a la cama temprano (tal y como hace ella). Tú, sin embargo, has acabado el temario a las tantas con la Coca-Cola en la mesa. Probableme­nte para ninguna era un capricho: vuestros ritmos circadiano­s son distintos, es decir, que vuestro organismo responde de forma diferente a los ritmos ambientale­s, como la luz o la temperatur­a. «Cada uno de nosotros tiene un cronotipo, un patrón personal que afecta a nuestra psicología y fsiología», afrma Pink. Existen tres grandes grupos: las alondras, los colibríes y los búhos. «La realidad es que entre el 60% y el 80% de nosotros somos colibríes», cuenta. Es decir, ni muy madrugador­es ni muy nocturnos. «Hay que tener claro cómo funcionas, pues sólo así elegirás el momento adecuado. La hora del día puede asegurar el éxito de tus acciones en un 20%», resalta el autor. Así que estúdiate y reserva la misión más importante para el pico,

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