MUJERES EN SERIE.
UN CICLÓN ENVUELVE A NUESTRAS ACTRICES. HASTA AHORA, SÓLO LAS ELEGIDAS LLEGABAN A HOLLYWOOD. HOY, LOS CANALES DE PAGO LAS ELEVAN HASTA LAS ESTRELLAS EN UN CLIC. Y SIN SALIR DEL BARRIO.
Úrsula Corberó, María Pedraza, Maggie Civantos… Los canales de pago encumbran a nuestras actrices.
En el pasado festival de Cannes, las devoradoras de la red carpet asistimos a un momento mágico: la coincidencia sucesiva de Penélope Cruz y Úrsula Corberó, ambas de riguroso negro. La experiencia fue profética. Allí se encontraron nuestra primera actriz y, para muchos, su relevo. Y algo más: dos vivencias opuestas a la hora de convertirse en una estrella internacional. Pe subió los peldaños de la fama uno a uno, tocando todos los géneros de menor a mayor: videoclips, programas de tele, series, pelis españolas y, Almodóvar mediante, pasaporte a Hollywood. Úrsula Corberó no ha parado de trabajar desde los 15, pero su despegue ha sido fulgurante: ha ido de cero a cien, de actriz de cantera a estrella global, en cuestión de semanas. Gracias a Netfix, La casa de papel, una fcción en principio destinada al público nacional y grabada en 2017 en Madrid, ha triunfado en 200 países. Es la serie de habla no inglesa más vista en la historia de la plataforma. Y ha convertido a la intérprete en pionera de un star system con un recorrido paralelo al marcado por la mismísima meca del cine.
FANS POR TODO EL MUNDO
«Esto es un sueño», le decía Úrsula a su novio, Chino Darín, mientras recorrían la alfombra roja francesa. Apenas unos meses antes, en la presentación en Roma de las producciones de la plataforma para 2019, su visita revolucionó a los fans: declaraciones de amor, gritos, persecuciones, autógrafos… «¡Ahora nos reconocen más fuera de España que en España! ¡Es muy raro! Por la calle me para gente italiana, alemana… ¡Es superbonito!». Algo parecido cuenta Marta Hazas, globalizada también en Netfix gracias a Velvet y Velvet Colección y que está a punto de estrenar Pequeñas coincidencias, la primera serie española de Amazon Prime, junto a su marido, Javier Veiga. «Encuentro admiradores en los lugares más insospechados
que puedas imaginar. Una chica me reconoció en Cerdeña, ¡mientras me bañaba! ¿Cómo es posible que me identifcara con las gafas de buceo y toda mojada? Alucino. Me pasó también en un pueblo perdido de Tailandia: me reconocieron unos chicos chilenos que eran seguidores de Velvet y llevaban un año viajando por el mundo».
LA GRAN GLOBALIZACIÓN
Sin salir de su barrio de Barcelona o Madrid, sin rodajes en lugares exóticos, interminables tours de promoción ni competitivos castings en Los Ángeles, estas intérpretes made in Spain pueden brillar tanto como las candidatas a los premios que otorga la mismísima Academia de Cine estadounidense. Para Hazas, dos factores explican este novedoso fenómeno: «Por un lado, los guiones ya no se quedan en el chiste local o se dirigen a un target en el que tiene que caber toda la familia sí o sí. Por otro, las plataformas digitales nos han conectado con Latinoamérica y nos hemos dado cuenta de lo torpes que fuimos en su día al no aprovechar nuestro idioma para ampliar el mercado como hicieron los anglosajones». Vamos, que hoy una historia puede pasar inadvertida en nuestro país pero triunfar en México, Argentina o Chile. «De repente, puedes encontrarte con una proyección que jamás calculaste –confrma la actriz–. Una serie puede abrir mercados de una manera bestial». Alba Flores también ha experimentado esta explosión de notoriedad: tanto
Vis a vis, en la que interpreta a Saray Vargas de Jesús, como La casa de papel, con el personaje de la falsifcadora Nairobi, triunfan a través de Netfix en todo el mundo. «Creo que muchos no esperábamos este crecimiento a escala mundial. A mí me ha pillado totalmente desprevenida. Se multiplican los asuntos a gestionar tanto en la vida profesional como en la privada porque también se multiplica la popularidad. Aunque pueda parecer extraño, yo nunca deseé que en mi carrera hubiese un éxito tan repentino, me contentaba con poder vivir de mi profesión con dignidad. Agradezco los frutos de este pico de éxito, pero soy consciente de es más saludable para mí tomarlo con mesura. La borrachera de éxito puede ser más peligrosa que el fracaso». Para Alba, el fenómeno de la internacionalización es tan potente, que deja antiguo el sueño de hacer las Américas. «Ahora, sin moverte de aquí puedes seguir una producción alemana; desde Alemania, una de india; desde India, una norteamericana y desde
«NO ESPERABA ESTE ÉXITO. ME CONTENTABA CON PODER VIVIR DE MI PROFESIÓN CON DIGNIDAD» ALBA FLORES
«NO SOY MUY CONSCIENTE DE LO QUE ME ESTÁ PASANDO, Y POR ESO LO DISFRUTO TANTO.» MARÍA PEDRAZA
Kentucky, La casa de papel », relata entre risas. Después, vuelve a ponerse seria: «Obviamente, tanto éxito internacional nos trae más oportunidades de trabajar fuera de nuestras fronteras. Pero para mí esto sólo me resulta interesante si el proyecto también es interesante. Viajar y trabajar en otro país siempre resulta muy enriquecedor, pero la verdad es que ya no hay tanta necesidad. En casa la actividad es prolífca y esto nos ha dado una magnífca oportunidad para contar nuestras historias».
EL ÚLTIMO FENÓMENO
La multiplicación de la audiencia gracias a las plataformas de streaming tiene un efecto colateral: un súbito poder de las redes que interesa (y ha revolucionado), sobre todo, el mundo de la moda y la belleza. Hasta hace bien poco las cosas eran bien distintas: Úrsula Corberó pasó de tener en las redes un millón de seguidores a seis en 12 meses y es la imagen de la última colección de joyas de Bulgari sin haber pisado Hollywood. Nada que ver con lo que le ocurrió a Penélope Cruz, que tuvo que ganar un Oscar (Volver) para convertirse en embajadora de L’Oréal Paris, imagen de Lancôme (para Trésor, en 2010) o mujer Chanel (este año). Con Élite, el thriller juvenil que ya triunfa en Netfix, está sucediendo lo mismo: María Pedraza (a la que conocimos en La casa de papel y que aquí interpreta a Marina, la popular alumna rica del instituto) ha pasado de 30.000 followers a dos millones en un año. Hasta Pull&Bear ha sacado una colección de camisetas inspiradas en la serie. Pedraza está emocionada, pero esto no ha hecho que cambiara de barrio ni abandonara sus rutinas. «No soy muy consciente de lo que me está pasando, y creo que por eso lo estoy disfrutando tanto… No esperaba este éxito tan pronto, pero creo en el destino. Las cosas llegan cuando tienen que llegar, en el momento y lugar indicados. ¡Así que sólo me preocupo de disfrutar!». Su caso es bastante peculiar: no ha sido su trabajo de actriz o la popularidad de una producción en la que ha participado lo que la ha convertido en instagrammer, sino que ella llegó al cine y a la televisión en 2017 gracias a su perfl en Instagram. «Yo soy de las que les gusta lanzarse a la piscina. Opino que los temores paralizan –refexiona– y no te dejan avanzar: no quiero tener miedo a nada. Me considero superafortunada de vivir lo que estoy viviendo y de poder aprender cada día de mi trabajo y de los grandes compañeros, creativos y técnicos, que me rodean. Me hace realmente feliz».
EL FUTURO EN SUS MANOS
Este universo paralelo de redes y marcas es uno de los factores que ha venido a complicar, y mucho, el trabajo de los representantes y las actrices. La disyuntiva es evidente: ¿conviene aprovechar el tirón en internet o es mejor reservarse y sólo aceptar ofertas de tu profesión? ¿Entienden las frmas que una actriz española puede, desde títulos made in Spain, alcanzar una audiencia global? Katrina Bayonas, que lleva desde 1971 al frente de Kuranda, la ofcina encargada de la carrera de Penélope Cruz, defende que un buen agente de actores se centra ante todo en la interpretación. «Lo importante es que mis actrices persigan la excelencia en lo suyo, no como promotoras. Pero estoy a favor de que hagan cosas para una marca si eso les facilita seguir estudiando. Ahí sí que soy insistente: la formación continuada es vital. Si no hay una solidez interpretativa detrás de la belleza o el carisma, la fama internacional no dura nada». En realidad, cada una decide su carrera y elige el perfl de representante que más le encaja. Úrsula Corberó no ha dudado en colaborar con muchas