TRABAJA 4 DÍAS A LA SEMANA. Llega una nueva jornada laboral.
IMAGINA QUE TUS FINES DE SEMANA FUERAN SIEMPRE DE VIERNES A DOMINGO. ¿QUÉ HARÍAS CON TANTO TIEMPO LIBRE? PIÉNSALO: QUIZÁS ESE SUEÑO PUEDA HACERSE PRONTO REALIDAD.
Estarías dispuesta a trabajar a tope de lunes a jueves para disfrutar de un fn de semana de tres días? La fnanciera neozelandesa Perpetual Guardian planteó esta cuestión a sus 240 empleados y, durante dos meses, probaron la reducción de su semana laboral… con el mismo sueldo. ¿Resultado? Todo un éxito: mayor productividad, más satisfacción, más posibilidades de conciliación y menos estrés. Y decidieron aplicarlo indefnidamente. La experiencia sigue las recomendaciones de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), que aseguraba, años atrás, que esta medida crearía más empleo y de mejor calidad. También secunda la opinión de empresarios como Larry Page, de Google, o Carlos Slim, presidente de diferentes fundaciones que promueven el empleo en Sudamérica, que lo ven como algo motivador para sus empleados. En Inglaterra ya se habla de que esta será la próxima conquista, como la jornada de ocho horas (hace dos siglos) o el fn de semana de dos días y las vacaciones pagadas (principios del XX).
¿EL MISMO SALARIO?
REDUCIR LA JORNADA LABORAL DISMINUYE EL ESTRÉS Y AUMENTA LA PRODUCTIVIDAD
Los nuevos tiempos imponen otras reglas. Aunque, en palabras de Juan Pedro Sánchez, psicólogo de empresa, los cambios deberían hacerse poco a poco, «preguntando a los trabajadores y testando la satisfacción del cliente». Menos días de trabajo, sí… ¿pero con más horas? Este experto considera que ello sería contraproducente, y cree, además, que tampoco tendría que repercutir en el salario, siempre y cuando «no se pierdan de vista los objetivos». José Luis Casero, empresario y presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios, no lo tiene tan claro: «Si reduces el tiempo, disminuyes la efectividad». Y la productividad es, quizás, nuestro talón de Aquiles. Según datos de la OCDE, trabajamos más que en otros países (277 horas más que en Alemania) y producimos menos. Tendemos a alargar la jornada, y si apostáramos por una semana más corta, no acabaríamos nunca. «Tal y como son los horarios en España, estaríamos en los despachos hasta las diez de la noche», aventura Casero, quien habla, por un lado, de lograr «un empleo, salario y horario dignos antes de pasar a un modelo superior» y, por otro, de no tener miedo a evolucionar porque, «con el sistema actual, no estamos teniendo resultados brillantes». Lo que ahora parece una quimera podría hacerse realidad. ¿Te estás preguntando ya dónde hay que frmar?