Cosmopolitan España

¿TE GUSTARÍA CONVERTIRT­E EN GUARDAESPA­LDAS? Las cualidades de las mujeres para ser escoltas.

SI TE GUSTA PASAR DESAPERCIB­IDA Y ADORAS LA ACCIÓN, QUIZÁ EL DE ESCOLTA SEA EL TRABAJO DE TU VIDA. SE TRATA DE UNA PROFESIÓN PARA VALIENTES EN LA QUE, ADEMÁS, HACEN FALTA NUEVAS CANDIDATAS. TE LO CONTAMOS TODO SOBRE ESTA SALIDA LABORAL.

- TEXTO: IVÁN IGLESIAS. FOTOS: MORGAN NORMAN/MAX CARDELLI.

Ha sido la serie de Netflix que más adictos ha creado en los últimos meses. Bodyguard llegó a la plataforma precedida del éxito en la BBC, donde el último capítulo congregó a más espectador­es que la final del Mundial de Fútbol. La historia del sargento David Budd, escolta de la ministra de Interior británica, te atrapa desde el minuto uno por sus fantástica­s secuencias de acción, la dualidad de sus personajes y las escenas de sexo, que también las hay. Pero, ¿por qué provoca tanta fascinació­n el trabajo de los guardaespa­ldas? Será porque ellos son los ángeles de la guarda...

BASADO EN HECHOS REALES

Tal ha sido el éxito de esta ficción que Netflix ha reforzado su catálogo con la producción de un thriller con Noomi Rapace (actriz de la saga Millenium), que se mete en la piel de una profesiona­l de la seguridad privada. Close relata la historia de Jacquie Davis, la primera mujer guardaespa­ldas del Reino Unido, que ha colaborado en el guión contando sus experienci­as. Tras ser policía, en 1980 decidió cambiarse a este sector buscando nuevos retos. Ha estado en Irak, donde no dudó en ponerse un burka para liberar a unos empresario­s del sector petrolífer­o; en Pakistán, para rescatar a una mujer secuestrad­a por su marido, y ha protegido a J.K. Rowling, autora de Harry Potter y una de las mayores fortunas del Reino Unido. «“¡Oh, Dios mío, eres una mujer!”. Esta era la frase que soltaban antes de contratarm­e. Entonces tenía que tirar a uno de los muchachos de su seguridad al suelo y pisarle la tráquea para probar que podía hacer el trabajo», recuerda Davis. Pero tranquila, para entrar en acción no siempre es necesaria la fuerza bruta. Como ejemplo, la reunión del G20 en China de 2016… El entonces primer ministro de Italia, Matteo Renzi, era uno de los participan­tes y cuando salió del coche vimos a una joven asiática que le esperaba con un maletín en la mano. Los medios y redes sociales se fijaron en la belleza de su acompañant­e, que claramente había fallado en uno de sus cometidos: pasar desapercib­ida. ¿Quién era? Podía ser su secretaria, la directora de Comunicaci­ón o su homóloga en el país asiático, pero no. El maletín era en realidad un escudo antibalas y ella, sí, era una escolta. Y es que cada día son más las mujeres que se dedican a acompañar a cargos públicos. Mariano Rajoy, Angela Merkel y David Cameron han contado recienteme­nte con presencia femenina en sus equipos de seguridad. Los miembros de la realeza son otros de los demandante­s habituales. Kate Middleton no da un paso sin Emma Probert, de Scotland Yard, a la que hemos visto con traje de chaqueta en actos oficiales y con vestido de cóctel y pamela para no desentonar en una boda, y Meghan Markle también va siempre junto a una joven (de quien por motivos de seguridad no han dado el nombre), que hace unos meses destacó por su actuación en un evento en Fiji que congregó a demasiada gente. Resultado: la duquesa de Sussex fuera de peligro. De todos modos, las situacione­s de riesgo no son las más complicada­s. A Gema Ruiz, que fue escolta en el País

ÇÁOH, DIOS, ERES UNA MUJER!È, DECêAN AL VERME. Y YO TIRABA A UNO DE SUS CHICOS AL SUELO PARA PROBAR QUE PODêA HACER EL TRABAJO Jacquie Davis, pionera como escolta en Reino Unido.

Vasco durante once años, los más duros de ETA, se le quiebra la voz al recordar las palabras de su hijo un día que se despertó cuando salía de casa: «Mami, ya no me quieres». Eran las cinco de la mañana y sabía que no volvería hasta las doce de la noche: «Es lo más fuerte a lo que me he enfrentado, y eso que muchas veces he temido seriamente por mi vida». Entonces tan sólo había unas 30 mujeres en estas funciones. «Muchos no querían tenernos a su lado, les parecía que no podíamos hacer el trabajo. Eso va cambiando», dice. Pese a los prejuicios, recuerda que, una semana después de hacer el curso de formación, su teléfono echaba humo: «Recibí cientos de llamadas para incorporar­me de inmediato y allí que me fui, casi sin pensar». El primer día no fue fácil para ella, pero sentía que alguien debía hacerlo. «Le he dado mis mejores años a este ofcio y me encanta pensar que he contribuid­o un poco a que otros puedan hacer su trabajo con seguridad. Creo que, en la historia de este país, los escoltas nos merecemos al menos cuatro líneas de agradecimi­ento por nuestra entrega».

LISTAS PARA ACTUAR

Si estás pensando en entrar en este sector, es el momento. Hay unos 2.500 profesiona­les en activo, la cuota femenina es del 12%, y quieren que haya más. «La Ertzaintza (Policía Nacional, Mossos d’Esquadra… también cuentan con una unidad de escoltas) tiene en marcha una campaña para que aumente la participac­ión femenina en las oposicione­s. Quieren llegar a un 20%, pero les está resultando muy difícil», comenta César Charro, presidente del Observator­io Vasco de Seguridad. En algunos países como Egipto o China han empezado a surgir centros de formación específcos para ellas. Y en Reino Unido, los jeques piden jóvenes bien instruidas para que acompañen a sus esposas, incluso para ir al baño sin llamar la atención. «Que nadie espere que tú eres la que protege a una persona es una ventaja –advierte Ruiz, que destaca otras virtudes asociadas al hecho de ser mujer–. Tenemos más capacidad de observació­n, seguimos mejor los protocolos, somos menos violentas y actuamos con más tacto». Como reconoce Diego Miranda, director de Operacione­s y Académico del Master Escolta y Protección de Personas de GEES España, «este trabajo es un 85% planifcaci­ón y un 15% acción, por lo que la inteligenc­ia es más determinan­te que el físico. En seguridad no existen cupos, las que están en esto saben lo exigente que es su labor, porque cuando vienen mal dadas deben estar a la altura».

SIN GAFAS NI PINGANILLO

Precisamen­te este máster universita­rio es único en el mundo y cuenta con un claustro formado por agentes de seguridad nacional, militares en activo o ex agentes del FBI, que, entre sus lecciones, enseñan a los alumnos a ser

correctos. «Se les alecciona en la manera de expresarse, de conducir con suavidad, para que coman con educación, se vistan sin llamar la atención… Nunca les verás con gafas negras, pinganillo y cara de pocos amigos, nada que ver con las películas», indica Miranda. Y es que no se debe confundir a los escoltas con los gorilas que llevan algunas celebritie­s como Madonna o Lady Gaga. Los primeros son asignados por las autoridade­s cuando se acredita que existe un riesgo grave y pueden portar armas de fuego. Los segundos forman parte de una figura alegal: «La ley no puede impedir que te acompañen dos o tres amigos y, si te pasa algo, te protejan, pero no pueden llevar pistola. Están sólo para disuadir, porque esto no es como en EE UU, que si te acercas a dos metros de alguien te pueden meter un tiro», señala César Charro. Este estereotip­o peliculero es el culpable de que este oficio sea tan poco conocido. «Es muy monótono, el reto es no caer en la desidia», añade el experto, que nos cuenta otras de sus funciones: anteponers­e en la trayectori­a de una bala; sospechar de todo; prever cualquier situación, 24 horas, 365 días… Y esto sin hacerte rica: el sueldo medio oscila entre los 2.500 y 3.000 euros. «Es un trabajo precioso», defiende Miranda, destacando que viajarás mucho, estarás en la primera fila de acontecimi­entos históricos y ayudarás a mucha gente. «Pero no siempre es un lujo –rectifica Gema Ruiz–. A veces vas al parque con la familia de tu protegido y el resto de los padres, al ver el panorama, se marcha. Los niños lloran, claro, y te toca a ti jugar con ellos». Luego está el tema de los vínculos afectivos. «Eres su ángel, su psicóloga y conoces sus secretos mejor que sus esposas o maridos. Al final, son personas como tú y pasas muchas horas con ellos. Yo mantengo el contacto con algunos; de hecho, uno vino a mi boda».

MÁS MUJERES EN LA ÉLITE

«El porcentaje femenino sigue siendo bajo», señala Manuel Porras, director de Seguridad de Securitas en España, una de las compañías en soluciones de protección más importante­s a nivel mundial y que cuenta con 18.000 empleados en nuestro país. «Que sea hombre o mujer es siempre elección de los protegidos. En la actualidad, la mayoría de las solicitude­s proceden de la alta dirección de las principale­s empresas, por eso, en la medida en que se incremente la presencia femenina en altos cargos corporativ­os, aumentará la demanda de escoltas chicas». Según el director de GEES España, «las empresas de seguridad se han dado cuenta de que para determinad­os servicios ellas funcionan mejor, sobre todo los que tienen que ver con la vigilancia y la investigac­ión criminal». Algunos ex compañeros de Gema Ruiz protegen ahora a mujeres que han sufrido violencia de género: «Hacen una gran labor. Tan sólo van acompañada­s de un escolta pero la efectivida­d es del 100%». Blanca Estrella, presidenta de la Asociación Clara Campoamor contra el Maltrato, ha manifestad­o en múltiples ocasiones que ésta es la medida perfecta para acabar con esta lacra. Y a ti, ¿te gustaría defender a una mujer amenazada por su expareja?

MANTENGO EL CONTACTO CON ALGUNOS DE MIS PROTEGIDOS: UNO DE ELLOS INCLUSO ESTUVO EN MI BODA Gema Ruiz, exescolta en el País Vasco.

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