Helsinki
Si el frío no te paraliza y eres una amante del diseño, tienes que viajar a la capital finlandesa. Allí encontrarás gente extremadamente amable (¡y extremadamente rubia!), un ambiente
eco friendly y exposiciones interesantes (nunca fallan las del Amos Rex –un centro de arte subterráneo–, el Design Museum o el Helsinki Art Museum). Para ir de
shopping, opta por las tiendas del Design District, en las que encontrarás vajillas minimalistas, bisutería de autor o postales dignas de coleccionista. Empieza el día con un café (la bebida nacional: los finlandeses son los ciudadanos del mundo que más tazas toman) en la terraza acristalada de Kappeli (kappeli.fi). Y termina en Aino (ravintolaaino.fi) cenando reno –sí, has leído bien: allí se comen a la mascota de Papá Noel– o un buen plato de salmón. Para regular tu termómetro… Dedícate un rato de relax en la sauna. Hay más de tres millones en el país, así que no te costará encontrar una. Entre las más cool destaca Löyly (loylyhelsinki.fi). Piensa que el baño de vapor es a los finlandeses lo que el bar a los españoles: un lugar al que se va cualquier día y casi a cualquier hora. ¿Dónde dormir? ¿Buscas algo diferente? Entonces alójate en el Hotel Katajanokka, del grupo Marriott. Desde 1837 hasta 2002, este edificio albergaba una cárcel para hombres y mujeres. Las antiguas celdas se han reconvertido en cómodas habitaciones para los huéspedes, y sus muros son tan gruesos que no escucharás ni el vuelo de una mosca. Fíjate en el corredor central abierto y en las paredes exteriores de ladrillo rojo, dos elementos protegidos por la Junta Nacional Finlandesa de Antigüedades. Además, este alojamiento está lleno de historias interesantes, como la de Jan Jalutsi, un ladrón de bancos que en 1992 logró escapar de esta prisión.