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Cómo reconocer si eres una víctima

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Quizá no tengas claro si te están manipuland­o o quieren controlart­e (no siempre es fácil). Para ayudarte a detectarlo, Raquel Graña, psicóloga, sexóloga y coach educaciona­l al frente del canal de YouTube Íntimas conexiones, te da estas siete claves. Toma nota.

Crees que todo está en tu cabeza.

En las charlas que mantienes con tu chico es frecuente que te dé contestaci­ones de este tipo: «No he dicho eso, te lo has inventado», «eres una exagerada», «te lo estás imaginando», «eso es cosa tuya», «estás delirando» o «se te está yendo la pinza».

Estás convencida de que lo haces todo mal.

De hecho, las palabras que más repites desde que estás con él son «lo siento». No puedes evitar pedir perdón por casi todo y esta es tu respuesta habitual ante las incesantes críticas de tu pareja.

Eludes el contacto con amigos y conocidos.

Prescindes voluntaria­mente de una vida social activa. Tratas de mantenerte dentro de lo que consideras tu zona segura: junto al manipulado­r. Así evitas comentario­s críticos sobre cómo te comportas o conversas con los demás.

Tu entorno ve las cosas de manera opuesta a ti.

Te ocurre a menudo que hay bastante acuerdo entre tus familiares y amigos en que las cosas no suceden como las cuentas o asegura el otro. Es una llamada de atención que indica que quizá tienes que empezar a cuestionar lo que te dice tu partenaire.

Te cuesta tomar decisiones por ti misma.

Vives en una duda permanente y nunca sabes si estás haciendo las cosas bien. No estás segura ni de lo que piensas ni de tus decisiones. Por eso, te has acostumbra­do a preguntarl­e su opinión cada vez que vas a dar un paso, por pequeño que sea.

Vives en un estado entre depresivo y ansioso.

Tu estado de ánimo suele ser bajo, sin demasiado espacio para la alegría, porque sufres una insegurida­d crónica producida por tu doble realidad: la que percibes tú misma y la que crea el otro.

Te preguntas si eres lo sufcientem­ente buena.

Las críticas constantes que recibes hacen que tú misma te cuestiones todo, incluso si eres una buena compañera sentimenta­l, a veces hasta el punto de pensar que no te mereces tener una relación y menos con esa persona.

Evitas hablar sobre tu vida en pareja con los demás.

No sólo rodeas tu relación sentimenta­l de un halo de misterio para protegerte de él, sino que además mientes y haces todo lo posible por encubrir a quien te manipula para que tenga una buena imagen ante tu familia, amigos, conocidos y compañeros de trabajo.

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