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BUSCA UN MENTOR… ¡Y CRECE! Te contamos cómo aumentará las posibilida­des de triunfo en tu carrera.

CONSEGUIR QUE ALGUIEN CON MÁS EXPERIENCI­A QUE TÚ TE ASESORE Y MARQUE TU RUMBO PROFESIONA­L MULTIPLICA­RÁ POR CINCO TUS POSIBILIDA­DES DE ASCENDER EN EL TRABAJO. TE DECIMOS CÓMO Y DÓNDE ENCONTRARL­O.

- TEXTO: PACHO G. CASTILLA.

Quizás durante tus años de universida­d o en tu incipiente carrera profesiona­l –o, por qué no, en alguna situación concreta de tu vida personal–, alguien cercano te ha dado ese consejo preciso que te ha servido para avanzar. Y tal vez alguien también, en una circunstan­cia determinad­a, te ha descubiert­o esa virtud tuya que desconocía­s o te ha mostrado la clave que te faltaba para aclarar tus dudas. Incluso, tú misma has podido verte, no pocas veces, en ese papel de improvisad­a consejera. Pues bien, en todos esos momentos, segurament­e de forma inconscien­te, estabas haciendo mentoring (o mentoría). Este término procede del griego y tiene su origen en Méntor, el personaje de La Odisea que se encargó de la formación de Telémaco, hijo de Ulises, uno de los héroes de la mitología. Mentores ha habido desde tiempos bien remotos, pero es en los últimos años cuando esta fgura se ha vuelto imprescind­ible en el ámbito educativo y, sobre todo, en el mundo empresaria­l, si se trata de planifcar y/o mejorar tu futuro profesiona­l.

Persiguien­do tus metas

«Gracias a este sistema, una persona facilita, voluntaria y generosame­nte, el crecimient­o de otra, a través del intercambi­o de sus conocimien­tos, valores, aptitudes, puntos de vista, actitudes y competenci­as. Esto permite, a quien lo recibe, desarrolla­r habilidade­s, aprender cosas y alcanzar unos objetivos». Así defne Julio Rodríguez, director de la Red de Mentoring de España (mentorings­pain.es), esta «herramient­a de motivación y aprendizaj­e» que, aunque arrancó en nuestro país hace ya quince años, vive ahora su época de esplendor. «Hoy es rara la compañía que no haya iniciado esta práctica», precisa Rodríguez. «Un consejero no sólo te va a ayudar a resolver cuestiones puntuales. También puede darte una perspectiv­a a largo plazo para poder mejorar tu vida laboral y personal, para saber hacia dónde quieres ir o cómo enfocar algunos problemas», añade Pilar Jericó, presidenta de la consultora Be-Up y experta en gestión, talento y desarrollo profesiona­l.

¿Es igual que un ‘coach’?

Cuando estés leyendo estas líneas, es probable que aparezca en tu mente una palabra muy de moda en los últimos tiempos: coach. Sí, es verdad que el mentoring utiliza algunas herramient­as que se suelen asociar al coaching. Pero ojo, hay diferencia­s entre ambos: el coach no necesita conocer a fondo tu entorno laboral ni tu profesión para sacar tu potencial, simplement­e te acompaña a la hora de encontrar tus propias respuestas –«te lleva de un punto a otro más rápido gracias a un entrenamie­nto en determinad­as habilidade­s», en palabras de Jericó–. En cambio, el mentor es un ejemplo a seguir: este profesiona­l comparte contigo una experienci­a que, por su bagaje, sólo tiene él, con el fn de hacerte crecer, teniendo siempre en cuenta, eso sí, el propósito que tú misma te has marcado. «Es alguien de reconocido prestigio, que tiene más rodaje que tú en alguna materia –prosigue Jericó–. Pero no se presta sólo a una simple conversaci­ón, sino que te marca unos hitos y, por supuesto, se compromete a verte de nuevo para realizar un seguimient­o de tu caso».

Mayor productivi­dad

Casi todas las empresas del Ibex, con muchas de las cuales trabaja esta especialis­ta, cuentan con programas dirigidos a los jóvenes con más talento de cada compañía. «Que alguien del comité de dirección, por ejemplo, pueda transmitir­te sus enseñanzas es todo un regalo, ya que su tiempo es muy valioso. Por eso se plantea como un reconocimi­ento para el mentee ( en español, sería algo así como mentorizad­o) y una manera de que éste gane visibilida­d dentro de una empresa», apunta Jericó. Como consecuenc­ia, los errores en el trabajo disminuyen, a la vez que aumentan no sólo la motivación y las oportunida­des de ascender (hasta cinco veces más, según un informe de la web de networking herbusines­s.com), sino también la cuenta de resultados del empleador. Tal y como cuenta Julio Rodríguez, «un reciente estudio de la Red de Mentoring revela que la productivi­dad de los trabajador­es sube un 68% cuando se les involucra en una relación de mentoring, en comparació­n con un incremento del 24% cuando sólo reciben formación».

Así que todos salen ganando. Ante los evidentes benefcios, en los últimos años esta herramient­a se ha extendido más allá del mundo empresaria­l y diferentes institucio­nes han puesto en marcha programas específcos que destacan por «su aportación generosa a las personas», según señala Julio Rodríguez. Este experto nos recuerda algunos de los más reconocido­s, como el de la Real Academia de Ingeniería, que ha conseguido que directivas de más de 50 empresas guíen los pasos de unas 160 mujeres que cursan el último curso de ingeniería. O las fundacione­s Everis y Tomillo, que apoyan a adolescent­es en riesgo de exclusión, y la Fundación Prevent, que asesora a emprendedo­res con discapacid­ad. Aunque el presidente de la Red de Mentoring se detiene en el ejemplo de la que es, afrma, la escuela de negocios más potente en términos de mentoring: el IESE de la Universida­d de Navarra, con sedes en Madrid y Barcelona. Allí, continúa Rodríguez, cada alumno puede ser consejero y aprendiz a la vez (algo que resulta muy enriqueced­or). Por eso «se adapta mejor a la forma de aprendizaj­e de los millennial­s y los centennial­s». Y es que la mentoría no siempre se establece como una asesoría de una persona de más edad hacia alguien menor. Pilar Jericó nos habla también de lo que se conoce como reverse mentoring, o lo que es lo mismo, que los profesiona­les seniors incorporen también habilidade­s de los juniors. Así se fomenta el contacto entre generacion­es y se refuerza la llamada cultura inclusiva. «Es perfecto para cuestiones de tecnología o hábitos de consumo», puntualiza Jericó.

Asesores en el campus

En el mundo académico, la necesidad de que los estudiante­s tengan que enfrentars­e a un mundo laboral cada vez más complicado ha propiciado que esta fgura se esté imponiendo de manera (casi) inevitable. Así sucede en el Centro Universita­rio Villanueva de Madrid, que cuenta con un programa propio de Desarrollo de Competenci­as y Mentoring, del que forma parte la doctora en Educación Begoña Ladrón de Guevara. «A veces los jóvenes, cuando tienen que empezar a trabajar, están muy perdidos, y cada vez resulta más necesario darles pautas para que crezcan en competenci­as y habilidade­s que no se adquieren con la formación académica», explica. Si estás estudiando y te incorporas a uno de estos programas, te ayudarán a conocerte mejor, detectar tus puntos fuertes y organizar su tiempo. También potenciará­s tus habilidade­s sociales, fundamenta­les para relacionar­te y pensar en los demás, y tus competenci­as profesiona­les, te graduarás con nociones de liderazgo y de cómo crear tu marca personal. Llegados a este punto, seguro que ya eres consciente de que poner un mentor en tu vida puede solucionár­tela. Pero, ¿sabes lo mejor? Que puedes tener todos los que quieras (o más bien, los que deseen acogerte). En los países anglosajon­es consideran que lo ideal son dos como mínimo: uno en el trabajo y otro fuera. ¿Preparada para postularte?

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