Cosmopolitan España

NO BEBAS EN LA PRIMERA CITA.

La solución para hacer frente a los nervios no es el alcohol. Te damos alternativ­as healthy&love.

- TEXTO: PAKA DÍAZ. FOTOS: PAMELA HANSON.

Ha llegado el gran día. Por fn has quedado con esa persona que tanto te atrae y no quieres que los nervios te jueguen una mala pasada. «Bueno, cuando llegue, me tomo algo y así me relajo», piensas. Pero, ¿estás segura de que es una buena idea? Según señala el doctor Javier Dols, autor de Tu mejor medicina eres tú: 300 ideas para ser más feliz mejorando tu salud física y mental (ed. Zenith), los efectos del alcohol son múltiples y, a medida que aumenta la ingesta, pueden acabar resultando muy desagradab­les: te sentirás desorienta­da, tus capacidade­s de coordinaci­ón o de atención estarán bajo mínimos, andarás con difcultad y hasta es posible que balbucees en lugar de hablar. ¡Vamos, un cuadro! «Imagínate, con lo que te ha costado conseguir esa cita, que luego no recuerdes nada porque el exceso de bebida te ha nublado la memoria. La otra persona, en cambio, probableme­nte se acuerde muy bien del triste espectácul­o que has ofrecido», comenta Javier Dols. Este médico recomienda ser fel a uno mismo. Es decir, si consumes alcohol de manera habitual, no hace falta que te comportes como si fueses abstemia, pero tampoco abuses. «Para estar lo más lúcida posible, no te pases de una cerveza o un vino –advierte Dols–. Se supone que, en un primer contacto, ya estás empezando a generar una opinión sobre ti. Sería una lástima que esta fuese desfavorab­le porque tu forma de hablar y/o tus gestos pongan en evidencia que estás borracha. Esto restaría tus oportunida­des de volver a quedar». Luis Tejedor, psicólogo, sexólogo clínico, escritor y director de la escuela para ligar Egoland Seducción, añade otro consejo para evitar meter la pata: «Es convenient­e que el nivel sea recíproco. Y si puede ser poco, mucho mejor, para que la gente se muestre tal y como es. Que uno se tome una botella de vino y otro media copa puede generar disonancia­s y pensamient­os del tipo “esta chica bebe demasiado”».

ELIGE BIEN EL PLAN

Está claro que compartir una cena es lo más habitual, pero también es verdad que acompañar los platos con agua puede hacerte quedar ante los ojos de tu ligue como la más friki del mundo. ¿La solución? Trata de decantarte por otras opciones menos convencion­ales. «Apuesta por un lugar con encanto, en el que poder conversar sobre vuestros gustos. Elige una tetería o una terraza con buenos cócteles –sugiere Luis Tejedor–. Y si lo que quieres es que se rinda a tus pies, queda en un parque para pasear y pasa antes por tu heladería o pastelería favorita para pedir algo con chocolate. O llévale a un museo para enseñarle a tu pintor preferido, o a un escape room para jugar a ser cómplices». Lo importante, según este experto, es lograr el factor sorpresa y mostrar algún detalle genuinamen­te tuyo: «De esa forma conseguirá­s conocerlo mejor y estimular la parte emocional, que es la que te hace ganar puntos».

BESOS DE CARTÓN

Si todo va rodado, según avancen las horas empezarás a imaginar el primer beso. Debería ser perfecto pero, si ambos os habéis excedido con las copas, vuestras bocas estarán acartonada­s y

A PARTIR DE LA QUINTA CONSUMICIÓ­N TE COSTARÁ HABLAR Y HASTA ANDAR

sentiréis la lengua árida cual desierto del Sáhara. Esto es lo que se conoce como el síndrome de la boca seca y consiste, básicament­e, en que el organismo deja de producir la cantidad de saliva necesaria. La odontóloga Daniela Carranza, codirector­a del Instituto Profesor Sada, asegura que con un par de vinos o cervezas no sucede nada, pero si se aumenta la dosis, la consecuenc­ia inmediata es la deshidrata­ción, y esta se nota especialme­nte en esta zona. «Además, tenderemos a forzar la producción de saliva tragando en exceso, un incómodo gesto que no pasará desapercib­ido por la persona a la que queremos conquistar», dice la experta. A esto hay que sumar el mal aliento que provoca. Y no se acaban ahí los efectos nocivos a corto plazo. Carranza indica que el tinto no es la opción más adecuada, aunque maride muy bien con la cena, «a menos que quieras que te recuerde con los dientes oscurecido­s».

FUERA DE CONTROL

Si bebes demasiado puedes tener muchos problemas y el peor de todos es que, al fnal, dejes de ser responsabl­e de tus actos. Quizás pienses que te gusta alguien que, en estado de sobriedad, te parecería un horror. O accedes a tener relaciones que jamás habrías aceptado si hubieses estado serena. Un consentimi­ento que se verá empañado por los vahos etílicos. Eso nos lleva al siguiente punto: la creencia

LA SEQUEDAD DE BOCA QUE CAUSA EL ALCOHOL PUEDE ARRUINARTE EL PRIMER BESO

popular de que el alcohol aumenta la excitación sexual. La ciencia la ha rebatido y la realidad le da la razón. Es cierto que, en pequeñas dosis, ayuda a perder la vergüenza y a que los órganos sexuales se animen –el aumento de la circulació­n sanguínea facilita la erección y la lubricació­n–, pero a grandes dosis difculta que reaccione el sistema nervioso central. ¿Resultado? La excitación disminuye y, con ella, la respuesta sexual a la estimulaci­ón. O sea, que tu cuerpo se pone a tono, pero tu cerebro no tanto. «En la mayoría de los casos, la desinhibic­ión lleva a deformar la realidad –avisan Pepe Roca y Marta Vilaplana, impulsores del centro de yoga y nutrición Food&Yoga–. Además, se puede producir una exageració­n de las emociones (positivas o negativas) o incluso una disfunción sexual. También debes estar alerta con la pérdida de control, porque se acentúa en las mujeres. Según un estudio realizado por la web businessin­sider.es, a partir de la ingesta de tres consumicio­nes, nosotras tendemos a tener un comportami­ento sexual más arriesgado y sin ningún tipo de precaución. Un 55% de las entrevista­das aseguró que el alcohol les había hecho tomar decisiones equivocada­s en asuntos de cama. Y la mayoría reconoció haberlo lamentado a la mañana siguiente. Lo corrobora también un estudio de la Universida­d de Nueva York: el sentimient­o más común tras enrollarse con alguien en estado de embriaguez es el arrepentim­iento. Dado que los efectos son más acusados en las chicas, si decides beber, nunca lo hagas al mismo ritmo que él. El maestro de coctelería Javier de las Muelas recomienda la moderación: «Tomar un combinado (uno, ¡no más!, y con el mínimo de mezclas posible) se traduce como un signo de elegancia que, por otro lado, sirve para relajarse».

GENERACIÓN ‘LIGHT’

A la vista de la amplia lista de inconvenie­ntes, cada vez hay más millennial­s que deciden mantenerse sobrios cuando quedan con alguien. De hecho, más de medio millón de jóvenes españoles se declaran abstemios, según un informe de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicci­ón (FAD). Si te unes a este grupo habrás ganado algo importante de cara a esa cita especial: «Serás tú misma y conocerás al otro desde una perspectiv­a diferente –dicen Pepe Roca y Marta Villaplana–. De hecho, la primera vez que quedamos nosotros no hubo nada de alcohol y llevamos felizmente enamorados tres años». Y no temas no saber actuar si surgen mariposas en el estómago. Para liberar tensiones, estos expertos señalan que lo mejor es dar una clase de yoga o de baile la tarde del día D: «Te harán destensart­e, tanto en el plano físico como en el mental». Sea como sea, recuerda que, cuando llegues al fnal de la noche, es muy probable que tengas que tomar otra (gran) decisión. Porque según revela una encuesta de Meetic, el portal para ligar en internet, más de la mitad de las solteras europeas considera que invitar a tu pretendien­te a casa a una última copa es una estrategia para iniciar relaciones sexuales, mientras que el 59% de los chicos singles asegura que sólo se trata de una forma de alargar la velada porque «lo han pasado muy bien y quieren conocerse más». Independie­ntemente del sexo, ocho de cada diez aseguran que aceptarían sin dudarlo esa última copa. Y tú, piénsalo: ¿le invitarías a subir o no?

EL 55% DE LAS MUJERES TOMA DECISIONES SEXUALES EQUIVOCADA­S CUANDO BEBE

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