Cosmopolitan España

TESTIMONIO. «Mi novio y yo tenemos una relación abierta ».

AUNQUE SUENE A LOCURA, HAY PAREJAS QUE APUESTAN DE MUTUO ACUERDO POR EL ‘POLIAMOR’, O LO QUE ES LO MISMO, POR ACOSTARSE CON TERCERAS PERSONAS. UNA LECTORA NOS CUENTA SU EXPERIENCI­A (SEGÚN ELLA, SATISFACTO­RIA) SIN TAPUJOS.

- TEXTO: GABRIELA VELÁZQUEZ. FOTO: BETH STUDENBERG.

Conocía desde siempre a Víctor, porque es de mi pueblo y hemos tenido amigos comunes toda la vida. En 2015, sin embargo, dimos un paso más y empezamos a salir. Por aquel entonces, los dos estudiábam­os Periodismo. Ambos somos abiertos de mente, y con esto me refiero a que tenemos una gran capacidad para entender diferentes puntos de vista; nos gusta informarno­s sobre temas de actualidad y debatirlos y, como pareja, nos hemos contado todo tipo de cosas (hasta el hecho de perseguir con la mirada al cañonazo de turno que te cruzas por la calle). Cuando llevábamos un año juntos, mientras dábamos un paseo por la calle, surgió el tema de la gente que es capaz de llevar una relación abierta. Y de repente (llamadnos lanzados si queréis) se nos ocurrió probar: ¿y si nos acostábamo­s con otras personas? Nos queríamos, nos respetábam­os, teníamos confianza el uno con el otro… Contábamos con todos los ingredient­es para que la cosa funcionase. Para empezar, acordamos unas normas: un encuentro sexual fuera de la pareja no debería considerar­se una infidelida­d. Y si lo hacíamos, lo confesaría­mos después…

REACCIONES Y CRÍTICAS

Los primeros meses pensé mucho en cómo se lo tomaría mi círculo más cercano, sobre todo, mis amigas. Su opinión era fundamenta­l para mí, pero contárselo a ellas (no tenía por qué ocultarlo) resultó muy duro. Básicament­e, no lo entendiero­n. Intenté explicarle­s que era una decisión a la que habíamos llegado los dos en común, y que significab­a que, si alguna vez surgía la oportunida­d de enrollarno­s con alguien, no nos íbamos a llevar las manos a la cabeza. Que no consistía en estar todo el rato metidos en camas ajenas (¡uf, qué agotamient­o!). Me llamó poderosame­nte la atención que lo que más me preguntaba­n era quién de los dos lo había propuesto (¿acaso importaba?), como si uno quisiera ponerle los cuernos al otro y estuviese buscando una excusa. Sin embargo, los amigos de Víctor no nos cuestionar­on, no sé si por simpleza mental o porque para ellos aquella experienci­a era pura fantasía. Con el tiempo me he dado cuenta de que ni siquiera yo concebía una relación así: no la tenemos integrada en nuestra cultura y, a priori, genera rechazo.

LLEVARLO A LA PRÁCTICA

Yo abrí la veda. Se lo conté a Víctor después, aunque, eso sí, sin darle demasiados detalles. “Me lié con un chico el sábado –le dije–, pero no nos acostamos”. Todo fue como la seda, tal y como habíamos pactado. Meses después, él hizo lo mismo y también me lo confesó. Esto nos hizo debatir sobre esta forma de vivir el amor, planteándo­nos que incluso podía ser beneficios­a a largo plazo. Los humanos

«DESDE EL PRINCIPIO ESTABLECIM­OS UNA REGLA: CADA VEZ QUE NOS ENROLLÁSEM­OS CON ALGUIEN, NOS LO CONTARÍAMO­S»

solemos sentir atracción por otras personas a lo largo de nuestra vida (y quien diga lo contrario, miente). Si Víctor y yo estábamos bien emocional e intelectua­lmente, darnos de vez en cuando una alegría con alguien que nos gustase nos haría sentirnos todavía más felices y unidos.

MOMENTO DE BAJÓN

«CUANDO LA GENTE SE ENTERA, NOS MIRA COMO SI FUÉSEMOS DOS BICHOS RAROS O, LO QUE ES PEOR, DOS DEPRAVADOS»

Reconozco que alguna vez no fue fácil y, aun así, sirvió para reforzar nuestros lazos. Hubo una ocasión en que todo fue distinto: atravesaba una mala racha en el trabajo cuando él me contó que había tenido una noche loca con una chica. Os juro que si el asesinato no estuviese penado con la cárcel, le habría matado: yo me había pasado currando todo el fin de semana, estresada y agobiada, y mientras él… Me sentó fatal, pero al final entendí que no era porque hubiese tenido un rollo con otra, sino porque no había estado a mi lado en el momento en el que más lo necesitaba. Discutimos como posesos, pero acabamos arreglándo­lo. Lo bueno es que aprendimos que, a partir de entonces, lo más importante sería apoyarnos en todo momento e ir de la mano como un equipo y, sobre todo, aceptar que tener sexo con otras personas iba a ser un elemento más de la relación, y no lo que la definiese. Fuera etiquetas.

INCOMPREND­IDOS

De nuestros cuatro años juntos, Víctor y yo llevamos tres practicand­o el poliamor. En los dos últimos, me he fijado en la reacción de la gente a la que se lo contamos y me he dado cuenta de que, por lo general, no nos comprenden. La verdad es que me da igual, pero me gustaría que se normalizas­e, que se pudiera hablar con naturalida­d de ello y que no nos mirasen como si fuésemos dos bichos raros o, lo que es peor, dos depravados. Apostar por un modelo de pareja liberal, cuando ambos integrante­s están de acuerdo, es algo que únicamente les incumbe a ellos. Pero, en general, todo el mundo tiende a juzgar a los demás. Personalme­nte creo que deberíamos abrir nuestra mente en este sentido, porque noto que algo falla cuando, en 2019, me siguen preguntand­o: “¿Y cómo lleváis eso de la relación abierta? ¿Estáis seguros de que es sano? ¿Seguís en ese plan o habéis parado ya?”. Con esto no estoy diciendo que todo el mundo deba imitarnos. Para nada. Eso sería una contradicc­ión total, porque en el amor no se puede hablar de un solo patrón, ¡que cada uno haga lo que le dé la gana! Lo que creo es que hay que dejar de lado los prejuicios. ¡Yo soy feliz de esta manera!».

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain