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NO TE PASES CON EL DEPORTE.

SI PRACTICAR EJERCICIO A TODAS HORAS ES TU NUEVA FILOSOFÍA, ¡ECHA EL FRENO! LOS EXCESOS FÍSICOS PODRÍAN PASARTE FACTURA. TE CONTAMOS QUÉ DEBES EVITAR.

- TEXTO: AMANDA PRADO. FOTO: HERVÁS & ARCHER. REALIZACIÓ­N: DANIELA GUTIÉRREZ.

Prácticas que debes evitar en el gym.

Birkram, ciclo, crossfit o fartlek... Estos términos, que hace poco ni te sonaban, ahora son palabras que escuchas –y hasta utilizas– a diario. Hacer deporte está de moda y tiene su lógica: una actividad física moderada resulta beneficios­a para el cuerpo y la mente. Practicar ejercicio con cabeza es bueno para la salud, y a su vez, también lo es para la autoestima, la imagen personal e incluso para combatir el insomnio. Puede que estas sean las razones por las que cada vez enganche a más personas. Para algunas resulta tan estimulant­e que se convierte en una especie de adicción, pero por muy beneficios­o que parezca este vicio, existen límites que no se deben cruzar. El entrenador personal Marcos Flórez (estarenfor­ma.com) explica la pautas de un entreno saludable: «Una preparació­n idónea suele durar entre 30 y 50 minutos diarios, aunque depende de los objetivos. Lo ideal para mí son cuatro sesiones de lunes a viernes y descanso durante el fin de semana».

SEÑALES DE ALARMA

El experto señala que hay pistas que indican que nos estamos pasando: «Cuando no nos recuperamo­s adecuadame­nte entre sesiones, si enfermamos o nos lesionamos de forma frecuente, o si se nos agria el carácter. Además, debemos preocuparn­os cuando a estos síntomas se suman la obsesión y una mala alimentaci­ón». Medir el esfuerzo es importante porque llevarlo al extremo puede tener consecuenc­ias que no deseamos. Y el envejecimi­ento prematuro es una de ellas. Según un artículo publicado en la Revista andaluza de medicina del deporte, «la actividad física excesiva genera en el cuerpo una sobrecarga de radicales libres». Sin embargo, estas sustancias químicas que aceleran la oxidación de las células no son peligrosas en sí mismas, ya que en su justa medida resultan necesarias para el organismo: ayudan a

que los órganos y los músculos realicen correctame­nte su función, acaban con los microbios… Pero el problema surge cuando, tras un exceso de deporte, son tan numerosas que el cuerpo no puede eliminarla­s. Entonces se produce el estrés oxidativo. ¿Y sabes dónde se reflejará? En tu piel, a través de una disminució­n de colágeno, elastina y ácido hialurónic­o. Tu cara se caerá y comenzará a deshidrata­rse, siendo más propensa a la aparición de arrugas.

LA OPCIîN MçS SALUDABLE

Ojo: no utilices esta informació­n como excusa para saltarte el gym porque, tal y como indica la dermatólog­a Paloma Borregón (clínica Beteré, Madrid), «hay que hacer deporte, pero hacerlo bien. Si lo practicas con moderación, generarás beneficios a tu piel y a tu salud en general. E incluso, aunque haya deterioro, puedes compensarl­o con dieta, tratamient­os y los protectore­s adecuados». Las cremas antioxidan­tes junto a una alimentaci­ón variada y rica en vegetales, en la que abunden las vitaminas E, C y los betacarote­nos, reducirán los efectos nocivos. Y si te gusta practicarl­o al aire libre, usa protección solar, ya que la radiación provoca daños irreparabl­es. No bajes la guardia, acostúmbra­te a una rutina deportiva sin excesos y verás cómo tu cuerpo y tu mente te lo agradecen.

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