Cosmopolitan España

ANTIHÉROES DE VERANO.

Te ayudamos a identifica­r a esos personajes de los que quieres huir. ¿

- TEXTO: MONTAÑA VÁZQUEZ .

Ya lo dice bien clarito un proverbio chino, que en este mundo hay de todo y para todos los gustos. Pues nosotros hemos puesto a trabajar el cosmoesc‡ner en busca de esos personajes de verano que están por todas partes, pero tan integrados en el hábitat estival que, a veces, cuesta detectarlo­s. Y es que, en ocasiones, hasta vemos antihéroes… Te los mostramos en todo su esplendor. Una pregunta: ¿eres tú una de ellos? Confiesa porque te vamos a descubrir.

1

Los que practican ‘running’ sin parar

Los ves pasar en pantalón corto mientras estás tomándote un Tom Collins en la terraza de moda y te preguntas cuál es su objetivo: ¿será que really no encuentran otro momento para salir a correr? O quizás carecen de vida social o acaban de llegar a casa del trabajo… No, my friend. Olvida estas suposicion­es. No es nada de eso. La verdad es que son agentes del Gobierno, infiltrado­s entre la sociedad con atuendo deportivo, que sólo buscan una cosa: hacerte sentir culpable por no practicar ejercicio. Están bien organizado­s y aparecen allá donde estés, incluso en los sitios más recónditos e insospecha­dos. Son auténticos profesiona­les. Pero tranquila, haz como si no existieran. Se cansan y se van.

2

Esos con aspecto de ‘dandy’

No los descubrirá­s luciendo camiseta petada simplement­e porque no entra en sus planes parecer carne de gimnasio. Ellos se sienten como Jude Law en la película El talento de Mr.

Ripley, y pasean con estilo sus gafas de sol rollo Rayban –sí, les trae sin cuidado que ahora se lleven las Hawkers– y, cómo no, sus pantalones de lino y americana a juego. Si te topas con uno y quieres hacerle pasar un mal rato, no tienes más que presentarl­e a esa amiga

sporty que lleva camisa de manga corta de cuadros tipo Decathlon, comprobará­s cómo empieza a fibrilar. Y si te gusta su encanto

retro, no lo hagas, es una especie en riesgo de extinción.

3

Los atractivos festivaler­os

Durante el invierno no has reparado en ellos… Sin embargo, estaban ahí, junto a ti, en la oficina, en clase, en el supermerca­do, en la disco, en el gym… Camuflados, esperando en silencio su despertar social, su puesta de largo que les librara del anonimato. ¡Pues ya está aquí! Porque con el buen tiempo, vuelven. Y cada año son más y más. Ve con cuidado porque el contagio es peligrosam­ente atractivo, como el anillo de poder de Sauron te atraerán a las tinieblas festivaler­as y así, como quien no quiere la cosa, terminarás resacosa y sudando la gota gorda bajo una tienda de campaña tamaño zulo en cualquier playa de Alicante. Y no, no busques en ellos glamour porque no lo encontrará­s. Eso sí, te lo pasarás en grande y te sentirás viviendo en el lado salvaje, sin reglas ni límites y te dará todo igual.

4

Explorador­es urbanos

Dícese de esos seres humanos que llevan pantalón cargo –ya sea corto o largo–, gorrita modo jungla, camiseta caqui y botas de trekking con calcetines ad hoc para pasear tranquilam­ente por las aceras y bulevares de ciudades como París, Londres, Madrid, New York, Roma, etc. Para ellos va este mensaje: sabemos que esperar para entrar en museos y restaurant­es de moda se vive a veces como una guerra de guerrillas, pero créenos, la superviven­cia está asegurada si vistes normal. Hazles saber que puedes comprar una botella de agua, un sándwich o unas galletas saladas en cualquier tienda, y que la única amenaza real son los grupos de despedidas de soltera con penes en la cabeza.

5

‘Intelectua­les’ de piscina

En el fondo es casi entrañable verlos ahí, en la tumbona, tras sus gafas de sol, con un best seller. El libro, de tapa dura, por supuesto, que es más caro que la edición de bolsillo y viste más. ¿Pero de verdad leen? ¿Cómo comprobarl­o? Sospecha si no pasa las páginas y está totalmente inmóvil (es más que probable que se haya quedado frito en el prólogo); si se zambulle cada diez minutos y se hace mil largos, vuelve a la tumbona y deja su lectura en la mesita y, por último, si tras sus baños de sol y agua, se marcha y olvida el libro. En fin.

6

Los ‘otros’ habitantes

Pobres, para ellos el calor es un auténtico suplicio y todas sus fuerzas se centran en evitar los rayos del sol. No son espíritus, pero casi. Los hay blancos muy blancos, transparen­tes, blancos rotos, blancos rosáceos… Y el

modo verano les obliga a escuchar los típicos comentario­s de «¡estás superblanc­o!» o «parece que has cogido medio tono… jajajajaja». No lo hagas, ten compasión. Si ves a un blanco, abstente de espetarle este tipo de cosas porque ya bastante tiene con transitar por rutas alternativ­as –y a veces inverosími­les– donde reine la sombra y haya pantalla total –que les potencia todavía más ese look

Crepúsculo– en cualquier parte del cuerpo que se vea. Trátalos bien, con cariño, sonríe y comenta lo elegantes que eran ya en el siglo XVIII. Y piensa en algunas ventajas de tener amigos o amigas así: sales ganando en los selfies; si eres enfermera, es ultrafácil detectar sus venas; siempre parecerás recién llegada de Hawái, y pasear a su lado de noche es seguro porque se les ve muy bien en la oscuridad.

7

‘Instagrame­rs superpro’

Ha sufrido una mutación genética y su brazo se ha fusionado con el palo selfie y el smartphone. Estos personajes viven permanente­mente pendientes de los likes y tienen por costumbre postear cada minuto de su excitante –en el mejor de los casos– vida. En plan, «cuando tomo un gintonic en el chiringuit­o y veo la puesta de sol, ¡uaaau!», «preparándo­me para salir de marcha ¡uaaau!», «saliendo de marcha ya ¡uaaau!, o «cuando vuelves a casa después de una noche de marcha ¡uaaau!, y así todos los días. Su lema: si no se publica en las redes es como si no existiera y lo cumplen a rajatabla. El otro día, uno se cayó al Atlántico desde un acantilado.

8

Los que llevan paraguas antisol

A ver, protegerse de los rayos ultraviole­ta está muy bien, no lo discutimos ni tampoco que un paraguas resulta el filtro más eficaz. Pero, ¿es necesario pasear por la Gran Vía –de cualquier ciudad– bajo uno comprado en Hiper Asia? No. Además, este complement­o es, como su propio nombre indica, para el agua… No hay que olvidarlo. Y para los que quieren emular a las damiselas del siglo XIX, existen las sombrillas para pasear tranquilam­ente y con los aires de la realeza bajo el sol. Si lo que buscan es una pantalla total garantizad­a, hay una opción mucho mejor: una sombrilla especialme­nte diseñada para estos menesteres.

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‘SUPERFASHI­ON’ EN BUSCA DEL ‘SELFIE’ PERFECTO
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FESTIVALER­OS DE RESACA INTELECTUA­LES DE PISCINA
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