EL TABACO DISMINUYE LA CAPACIDAD PARA EXPULSAR EL VIRUS DEL ORGANISMO
«Me sentí juzgada y sufrí mucho por miedo a fallar a mi familia»
PAULA, 28 AÑOS
«Me enteré de que tenía el VPH a los 23 años, en una revisión de Planificación Familiar, de las que hacen de forma rutinaria en Extremadura. Me trataron como a una enferma. Ahora sé la diferencia entre ETS e ITS
(enfermedad e infección de transmisión sexual),
pero entonces no. La verdad, me agobié y me sentí juzgada. Lloré mucho. Aquel fue el momento más difícil para mí. Ese y cada consulta durante tres años, cuando el doctor insistía en decirme cómo debía mantener mis relaciones sexuales. Como si no lo supiera. Y sufrí pensando en que podía decepcionar a mi familia, en que quizás iba a ponerme una etiqueta que no tenía nada que ver conmigo (esta es una barrera que animo a las mujeres a superar; debe darles igual lo que digan los demás). Yo tuve suerte porque la cepa no era peligrosa y porque tuve el apoyo de mi familia. A mí me lo pegó el chico con el que llevaba saliendo cinco años. Una relación formal. Cuando me enteré, acababa de romper con él. Me había sido infiel. Y al conocer que tenía el VPH supe que no sólo había jugado con mis sentimientos, también con mi salud. Se lo dije para que no contagiara a otras chicas. Él no reaccionó bien, pero ahora ya no le doy importancia. Durante el tratamiento, seguí sintiéndome juzgada desde la sanidad y, si conocía a un chico, prefería no mantener relaciones a darle explicaciones. Nosotras solemos pensar más en complacer al otro que en nosotras mismas. Y tenemos que saber que hay ITS muy perjudiciales, sobre todo para las mujeres». que su desarrollo puede provocar tumores malignos. Aunque esto sólo ocurre en algunos supuestos: de las más de 100 cepas que existen, sólo 14 son de alto riesgo; principalmente, la 16 y la 18. «Las cifras pueden no parecer muy altas, pero el cáncer de cuello de útero que provocan dichas cepas es el tercero más frecuente en las mujeres. De más a menos, luego están los de tipo 6-11, que provocan infecciones visibles, denominadas verrugas genitales», explica la doctora María Hernández Hernández, del Hospital especializado en Ginecología y Obstetricia de Verona. Hoy en día existen tratamientos para todos los casos, ya sean oncológicos y
quirúrgicos para los más graves, soluciones como Papilocare (laboratorios Procare Health), que normaliza las lesiones de bajo grado en el cuello del útero, y prescripciones tópicas dermatológicas que tienen por objeto la desaparición de las molestas verruguitas en la zona externa genital.
¡Vacúnate!
Pero más allá de terapias, los médicos insisten en la prevención. La estrella es la vacuna, que ha disminuido un 80% el contagio. Está incluida en el calendario oficial en España para las niñas y, poco a poco, va ampliándose a otros grupos. «La principal vía de transmisión es el coito vaginal o anal, ya que el contacto digital ( juguetes sexuales) u oral parece ser mínimo –advierte la doctora Hernández–. Y hay que saber que, aunque el preservativo no bloquea al 100%, reduce la infección de forma muy significativa». En cuanto a los factores de riesgo, el inicio de las relaciones sexuales a una edad temprana, el tener varias parejas o cambiarlas cada poco, y la alteración de las defensas o el sistema inmune por otras infecciones aumentan las probabilidades, incrementan la capacidad lesiva y dificultan la reparación. Aun así, López Díaz, insiste en que cualquier persona sexualmente activa puede contagiarse» y aporta un dato sorprendente: «Las mujeres fumadoras están más expuestas ya que las sustancias nocivas del tabaco disminuyen nuestra capacidad para expulsar espontáneamente el VPH». La rápida detección (complicada por la ausencia de síntomas y porque el virus puede permanecer inactivo años) es otra de las batallas. De ahí que en algunas comunidades haya entrado en vigor un test de cribado para las citologías con alteraciones, para mujeres con lesiones o para las que se hayan sometido a una conización (cirugía para extraer el tejido dañado). También, en ocasiones, a las mayores de 35 años. Y lo mejor, que tenemos a quien emular: Australia, donde estiman erradicar el VPH en 2035.