«Lo que peor llevé fue la desinformación y oír la palabra cáncer»
AMANDA, 29 AÑOS
«Aún recuerdo mi temor al oír al ginecólogo decir el nombre del virus. Salí asustada y perdida. Lo peor fue la desinformación –el médico no me aclaró nada– y, por supuesto, escuchar la palabra cáncer. Porque la cepa que yo portaba era la más peligrosa. Lo pasé muy mal. Después, un amigo médico me puso en contacto con una ginecóloga especializada en el tema y todo cambió. Ella me explicó qué me pasaba exactamente, me dijo que había muchas personas en mi situación y me tranquilizó. El ver que no estaba sola me ayudó bastante. ¡No podía creer que algo tan corriente se silenciara! Muchas conocidas lo tenían. El problema del VPH es que no tiene síntomas hasta que no está avanzado
(y eso
sólo en algunos casos). Por eso es importante detectarlo a tiempo. A mí me hicieron una conización, que consiste en quitar el trocito de cuello de útero dañado. Yo tenía poco y no sufrí muchas molestias. Luego me vacuné y ahora mi cuerpo está inmunizado. Esto me ha servido para darme cuenta de la poca educación sexual que tenemos y del machismo que existe incluso en la medicina: sólo se vacuna a las niñas (
en algunas comunidades este año se ha
incluido a los chicos), pero la mayoría de los portadores son hombres. Por lo demás, mis reglas son algo más dolorosas, pero ya está. El mayor daño fue el psicológico. Y eso que yo conté con apoyo. Hay que darle visibilidad para que ninguna chica vuelva a sentirse sola».