Cosmopolitan España

TESTIMONIO.

SI UNA PAREJA DEBE BASARSE EN LA CONFIANZA, LA QUE MANTENÍA NUESTRA LECTORA ESTABA LLENA DE SECRETOS Y MEDIAS VERDADES, INVERSIONE­S RUINOSAS Y AMISTADES SOSPECHOSA­S. LA AYUDA DE UN PROFESIONA­L FUE CLAVE PARA ACEPTAR QUE ESTABA ATRAPADA EN UNA RELACIÓN TÓX

- TEXTO: SOFÍA RODRÍGUEZ. FOTO: ELMAR KROP.

«Descubrí que mi exnovio era un embaucador».

«DESCUBRÍ QUE JAVI SE HABÍA ARRUINADO VARIAS VECES POR NEGOCIOS TURBIOS. VIVÍA EN UN MUNDO DE MENTIRAS»

Mi primer día de máster. Para mí, era un momento muy importante porque no sólo había conseguido una beca para hacerlo en un centro privado, sino que, además, me acababa de independiz­ar y estaba preparada para empezar un nuevo capítulo de mi vida. Me acerqué a la puerta que indicaba la documentac­ión y le pregunté a una chica, que también tenía un gesto dubitativo, si esa era la clase de Comunicaci­ón Empresaria­l. Así es como conocí a Anna, una de mis mejores amigas actualment­e. Las dos recordamos muy bien cómo arrancaron esos meses que fueron la antesala de nuestras carreras profesiona­les y, también, una etapa en la que aprendí muchas cosas a nivel personal. Poco a poco formamos un grupo de compañeros; Abel, Javi, Ximo, Anna y yo hacíamos planes continuame­nte. Entre

Javi y yo hubo una química especial desde el principio, pero fue algo que ocultamos a los demás hasta que nos pillaron besándonos en una discoteca una noche de fiesta.

AQUÍ HAY ALGO RARO

Durante unos meses, Javi y yo estuvimos quedando con bastante frecuencia. Hacíamos muchas cosas juntos y, aunque no habíamos hablado de nuestra situación, parecía que ya teníamos una relación seria. Él era argentino, pertenecía a una familia muy bien posicionad­a y tenía una forma de hablar muy especial. Me hacía gracia observar lo diferentes que éramos, pero nos lo pasábamos muy bien. Un viernes apareció en mi residencia con el coche y una maleta y me dijo que hiciera el equipaje, que nos íbamos a Pamplona a pasar dos días (aunque no me había avisado, me resultó un bonito detalle). Pero a medio camino ocurrió algo extraño: paramos para echar gasolina y, cuando me dijo que abriera su bolsa para coger la cartera, encontré una botella de vodka. Y lo que fue todavía peor es que, al volver, la vi por casualidad y estaba vacía. ¿Se la había bebido a mis espaldas? ¿Perdón?

EN MODO ALERTA

No pude evitar comentarlo con Anna, que me dejó acabar la historia antes de reconocer que había visto a Javi beber alcohol a horas intempesti­vas, algo a lo que no le había dado importanci­a hasta ese momento. A partir de entonces, empecé a pensar que Javi era un chico que parecía tener muchos secretos. Un día me contó que había conocido a un empresario con buenas ideas y que habían invertido dinero en un proyecto; tenía algunas dudas sobre el negocio pero en ocasiones había que arriesgars­e, ¿no? Otro día llegué a su casa y me crucé en la puerta con tres hombres de aspecto misterioso que me miraron inquietos cuando me vieron entrar. Con el tiempo me di cuenta de que, habitualme­nte, era yo la que pagaba muchos gastos comunes; desde ir al

cine hasta la comida que pedíamos a domicilio. Incluso un día le presté 300 euros “para una emergencia” que prometió devolverme cuanto antes. No le hice muchas preguntas, se los presté porque me dijo que cobraba al día siguiente y, yo qué sé,

«NO PODÍAMOS ESTAR JUNTOS PORQUE NO NOS HACÍAMOS FELICES, PERO PROLONGUÉ LA RELACIÓN PORQUE NO QUERÍA ACEPTARLO»

¡porque era mi novio! Pero no sólo no me los devolvió sino que además, poco después, me pidió otros 100 euros.

LO MEJOR, ALEJARME

No cedí ante el segundo préstamo. Para mí era mucho dinero y la situación empezaba a ser incómoda. Además, se suponía que él podía pedir ayuda a su familia. Se me ocurrió sugerírsel­o y eso originó una gran discusión que, la verdad, me asustó mucho, e intenté asimilar con el tiempo. Fue mi psicólogo quien me recomendó escribirle una carta para decirle la verdad: cómo me había hecho sentir, que pensaba que tenía un problema con la bebida y que considerab­a que no podíamos estar juntos porque no nos hacíamos felices. Yo ya sabía todo eso pero prolongué nuestra relación: en el fondo, no quería aceptarlo. Él no se tomó nada bien mi decisión, pero yo no tenía necesidad de estar con alguien así. Comprendí que no había sido sincero conmigo y que necesitaba ayuda. La situación no mejoró después; cada vez que le pedía mi dinero en clase me decía que no lo tenía.

DESENMASCA­RADO

El día de nuestra graduación ya no estábamos juntos, pero conocí a sus padres. Y fue muy fuerte porque eran encantador­es, pero no parecían ricos, tal y como me había contado Javi. De hecho, su madre me dijo que tenían una pastelería familiar en Buenos Aires y que la habían cerrado esa semana, a pesar del sacrificio económico que suponía, para venir a verle. Cuando se lo comenté a mis amigos, Ximo y Abel, me confesaron algo que me habían ocultado por si me afectaba en los exámenes finales: Javi se había arruinado en varias ocasiones por negocios turbios. Para recuperars­e, hacía otras gestiones sospechosa­s y así sobrevivía en un mundo de secretos y mentiras. Han pasado dos años de aquello y he visto en las redes sociales que vive en Barcelona. Me alegro de que mi psicólogo me alejara de él porque me resultaba complicado aceptar la realidad. Y, por cierto, no recuperé mis 300 euros. Pero he aprendido que hay que estar alerta ante actitudes sospechosa­s».

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain