EL OSCURO NEGOCIO DE LAS SUGAR BABIES.
SI HAS TENIDO LA TENTACIÓN DE CONVERTIRTE EN ‘SUGAR BABY’, DEBERÍAS SABER QUE LO DE DAR DINERO A CAMBIO DE COMPAÑÍA SÓLO PASA EN LAS PELÍCULAS. INVESTIGAMOS ESTE FENÓMENO.
¿Qué esconde en realidad este fenómeno en auge?
Quieres cenar en el restaurante top de la capital? ¿Te mueres por el último bolso de Chanel que luce tu instagrammer favorita? ¿Qué harías por un finde a todo tren en París? Conviértete en una sugar baby y mejora tu tren de vida rodeándote de lujo… O eso aseguran las engañosas webs de contactos sugar que venden relaciones entre mujeres jóvenes dispuestas a hacer compañía –¿y todo lo demás?– a hombres mayores que gozan de un buen estatus económico y están ansiosos por apadrinarlas. Según estas empresas, hay miles de universitarias en España enganchadas a este fenómeno en el que los expertos ven una nueva fórmula de prostitución edulcorada. Los servicios de escort de toda la vida, pero ahora con apariencia de amistad...
Relaci—n de conveniencia
Las plataformas de sugar dating (citas azucaradas, según su traducción al español), de moda en EE. UU. y en los países escandinavos, funcionan como cualquier otra página de contactos. El usuario crea un perfil con sus fotos y describe su aspecto físico, gustos y anhelos. El negocio es el de siempre: te registras gratis pero, para intercambiar mensajes o fotos privadas, es necesario
pasar por caja. La sutil diferencia es que en estas webs se suele especificar el nivel de renta del que paga. Y hay supuestos ricachones con sueldos millonarios. Eso sí, se prohíbe la oferta y demanda de sexo explícito, y se advierte a quien lo haga que será expulsado en el acto. Pero no se oculta cuál es el business: se compran afectos por regalos o dinero. El sugar daddy es el hombre que se ofrece a apadrinar a mujeres con pagas semanales de hasta 800 dólares (710 euros). Además, ejerce una especie de mecenazgo que no es exactamente gratuito. Ellas prometen mimar a su benefactor a cambio de unos ingresos, ropa cara, viajes… El contacto se acuerda por un contrato ficticio, escrito o no, en el que según sus promotores «el beneficio es mutuo» y tú pones los límites. Los defensores de esta práctica aseguran que las relaciones siempre son de conveniencia, que dos personas están juntas sólo porque a ambos les viene bien, da igual si es por dinero o por amor. De hecho, el fundador del mayor portal del mundo, Seeking Arrangement, se atreve a afirmar que «Melania Trump es el vivo espíritu de una sugar baby ».
Sobre todo, universitarias
Seeking Arrangement asegura tener 20 millones de usuarios en todo el mundo, 400.000 de ellos en España. La web danesa SugarDaters cuenta con medio millón, 16.000 españoles. «Hay 306.520 sugar babies en España; de ellas, 27.600 son estudiantes», nos responden desde la primera. Mientras, la segunda habla de unas 5.000 universitarias en nuestro país. Ambas se acusan mutuamente de inflar las cifras para ganar entradas de publicidad. Conxa Borrell, secretaria general de OTRAS (Organización de Trabajadoras Sexuales), lo tiene claro. «Hablamos de prostitución edulcorada, lo pseudo se da ahora mucho», dice, consciente de que el término sugar es el sustitutivo perfecto para evitar el estigma de recurrir a una prostituta. Esta trabajadora sexual recuerda la máxima incontestable de que «sexo por dinero es prostitución» y denuncia que las empresas de sugar dating infantilizan la realidad. «La suavizan para que las propias mujeres se la nieguen a sí mismas. El estigma pesa muchísimo y el cliente se aprovecha de eso para pagar francamente mal. Las mujeres, sobre todo las jovencitas, pasan mucho tiempo con hombres y trabajan horas que no se pagan», censura.
Él paga, ella obedece
Esperanza Gil, psicóloga y sexóloga clínica, corrobora el diagnóstico de que, tras el aparente mundo de fantasía que esconde esta denominación en inglés, con la que se crea la ilusión de establecer una relación no forzada, se esconde una forma de prostitución
light. «Los clientes pagan por compañía y sexo», afirma tajante. Pero para evitar esa crudeza, las plataformas «incluyen chats de previo pago en los que ellos pueden conversar antes de quedar por primera vez, tal y como lo harían en una aplicación normal para ligar. Como si fuesen dos personas que necesitan seducirse más allá del “yo te doy un dinero y tú obedeces”», remarca esta educadora sexual y vicesecretaria de la Asociación de Especialistas en Sexología. Lo que sí es real, según Conxa Borrell, es que la moda de las sugar está abaratando mucho el mercado sexual. «Lo que antes se pagaba a 20.000 pesetas (120 euros), actualmente está a 80 euros, 50 o hasta 30», señala antes de pinchar la pompa de glamour de estas webs: «Ya no existen fines de semana de compras en Londres o en París».
ESTAS PLATAFORMAS PROHÍBEN LA OFERTA Y DEMANDA DE SEXO EXPLÍCITO. PERO NO SE OCULTA EL NEGOCIO: SE COMPRAN AFECTOS POR REGALOS O ‘SUELDOS’
Porque la realidad no es tan apetecible como se pinta en internet. Estas dos empresas han facilitado a COSMOPOLITAN el contacto con usuarias para relatar sus experiencias. Y en todos los casos subyace la desigualdad social: son jóvenes que buscan apoyo económico para pagar la vivienda o los estudios. Y no han visto el lujo por ningún lado, sólo han satisfecho pequeños caprichos.
El lado ‘fake’
EN INTERNET ABUNDAN LOS TESTIMONIOS DE ‘SUGAR BABIES’ DESENCANTADAS: «OFERTAS DE 100-200 EUROS POR UN PAR DE HORAS EN UN HOTEL UNA VEZ AL MES»
Ximena, 18 años y natural de Ciudad de México, ha encadenado varios sugar daddies: un español, un estadounidense, un brasileño… Todos ganaban buenos sueldos, pero ninguno era rico. «Quedé con un piloto, un abogado, un asistente de un diputado mexicano y pequeños empresarios», dice al teléfono. Le compraron «algo de ropa», la llevaron a cenar y, en una ocasión, viajó a Cancún, aunque cada uno se pagó su billete. «Recibo 1.500 pesos por citas que duran entre dos y tres horas», comenta. Al cambio, unos 70 euros. De repente, Ximena se incomoda al otro lado del teléfono: «Es que yo nunca he tenido relaciones, sólo compañía. Normalmente, vamos a restaurantes, vemos películas, salimos de compras o a dar paseos». En internet abundan los testimonios de mujeres desencantadas. «Yo llevo unos ocho meses en esto y hay mucho troleo, tonterías y gilipolleces. Ofertas de 100-200 euros por un par de horas en un hotel una vez al mes. O incluso te dicen que quieren ir a tu casa, para ahorrar, ¿no?», describe con sarcasmo @dragona7 en un foro espontáneo. «Los fake sugar daddies de Madrid no quieren gastarse lo que pide una puta y piensan que las sugar babies son una opción low-cost (y que somos más ingenuas)», añade @aria90. Una de las preguntas que nos hacemos es qué las diferencia de las escorts, las chicas de compañía de toda la vida. Y nos responde uno de los empresarios del sector: «Nosotros sólo promovemos relaciones basadas en el respeto y el beneficio mutuo. No nos gusta hablar de servicios, sino de relaciones. Estas jóvenes pueden ser selectivas; las prostitutas, no», afirma tajante Rikki Tholstrup Jorgensen, cofundador de
SugarDaters. «Es una página web para dar el braguetazo, como se ha dicho toda la vida», resume un portavoz español de esta plataforma en la que debes pagar 23 euros para empezar a usarla.
Publicidad en los campus
Para los responsables de estos negocios es vital que no parezcan sitios de contactos sexuales a los que la justicia podría meter mano, sobre todo si se demostrara que hay menores de edad con cuentas activas. Aunque reconocen que las webs se les llenan de profesionales y tienen que borrar las cuentas donde se ofrece sexo explícito a cambio de dinero. Incluso han llegado a denunciarlas a la Policía. Pero ha sido el Gobierno belga quien les ha demandado por fomentar la prostitución después de que el portal Rich Meet Beautiful introdujera camiones por los campus con esta publicidad: «Mejora tu estilo de vida. Sal con un sugar daddy ».
Lo cierto es que el fenómeno sube como la espuma entre la población femenina universitaria de todo el mundo, también en España, donde muchas estudiantes buscan ingresos para hacer frente al alquiler o las matrículas. Ellas son el mejor reclamo para hombres maduros y las empresas lo fomentan; por eso, si usas la dirección de correo electrónico de una facultad, te dan una suscripción gratis. Este es el caso de dos amigas madrileñas, Bruna y Shey, de 19 años, que solicitan ayuda para «pagar el elevado alquiler del piso o los gastos del día a día». Y piden que los interesados vayan al grano: «Sed completamente honestos con lo que estáis buscando desde el principio; si no es así, no contestaremos a los mensajes». Spicysugarree, una joven valenciana de 19 años que deja claro que no está dispuesta a mantener relaciones sexuales, se presenta así: «Estoy en esta web debido a los gastos que me va a ocasionar estudiar una carrera fuera de Valencia. Necesito ayuda económica y me parece una forma un tanto curiosa de resolverlo. Me describo como un poco niña aún, pero con carácter. Me gustan mucho la moda y la fiesta, y el año que viene comenzaré Biotecnología. Me alegraría que me escogieran para compañía; de momento, sólo eso. Tengo una amiga que estaría dispuesta a acompañarme si usted prefiere conocernos a ambas. Un beso».
Chicas dispuestas a todo
Carolina sí está abierta a mantener relaciones sexuales. Esta salvadoreña nos cuenta su experiencia al teléfono desde una universidad de Atlanta, donde estudia Derecho. Tiene 22 años y lleva cuatro años saliendo con su
sugar daddy. Se conocieron a través de una web, aunque una vez que cogieron confianza, el hombre, de 36 años y con mujer e hijos, borró su perfil. El sexo con este empresario indio, reconoce, forma parte del trato por el que recibe
LAS UNIVERSITARIAS SON EL MEJOR RECLAMO PARA HOMBRES MADUROS Y LAS EMPRESAS DE ‘SUGAR DATING’ LO FOMENTAN
entre 1.000 y 1.500 dólares al mes (entre 900 y 1.300 euros). «Quedé con él cuando me sentí completamente segura. Los dos aceptamos el acuerdo y ahora somos buenos amigos. Además de la mensualidad que me paga, hacemos viajes juntos siempre que él tiene reuniones fuera de la ciudad. Yo lo acompaño y, a cambio, me da un dinero extra para que vaya de compras», cuenta. «Es verdad que el tema financiero es uno de los elementos más importantes en estas relaciones –reconoce el gurú de la SugarDaters, Rikki Jorgensen–. Sin embargo, no deberían recibirse regalos por sexo», añade, pese a que en su web se habla claramente de todo lo contrario. Incluso un simple vistazo a la plataforma confirma que se trata de un negocio camuflado. Y, además, edulcorado.