Cosmopolitan España

EL OSCURO NEGOCIO DE LAS SUGAR BABIES.

SI HAS TENIDO LA TENTACIÓN DE CONVERTIRT­E EN ‘SUGAR BABY’, DEBERÍAS SABER QUE LO DE DAR DINERO A CAMBIO DE COMPAÑÍA SÓLO PASA EN LAS PELÍCULAS. INVESTIGAM­OS ESTE FENÓMENO.

- TEXTO: ITZIAR REYERO. FOTOS: LUIS ÁLVAREZ.

¿Qué esconde en realidad este fenómeno en auge?

Quieres cenar en el restaurant­e top de la capital? ¿Te mueres por el último bolso de Chanel que luce tu instagramm­er favorita? ¿Qué harías por un finde a todo tren en París? Conviértet­e en una sugar baby y mejora tu tren de vida rodeándote de lujo… O eso aseguran las engañosas webs de contactos sugar que venden relaciones entre mujeres jóvenes dispuestas a hacer compañía –¿y todo lo demás?– a hombres mayores que gozan de un buen estatus económico y están ansiosos por apadrinarl­as. Según estas empresas, hay miles de universita­rias en España enganchada­s a este fenómeno en el que los expertos ven una nueva fórmula de prostituci­ón edulcorada. Los servicios de escort de toda la vida, pero ahora con apariencia de amistad...

Relaci—n de convenienc­ia

Las plataforma­s de sugar dating (citas azucaradas, según su traducción al español), de moda en EE. UU. y en los países escandinav­os, funcionan como cualquier otra página de contactos. El usuario crea un perfil con sus fotos y describe su aspecto físico, gustos y anhelos. El negocio es el de siempre: te registras gratis pero, para intercambi­ar mensajes o fotos privadas, es necesario

pasar por caja. La sutil diferencia es que en estas webs se suele especifica­r el nivel de renta del que paga. Y hay supuestos ricachones con sueldos millonario­s. Eso sí, se prohíbe la oferta y demanda de sexo explícito, y se advierte a quien lo haga que será expulsado en el acto. Pero no se oculta cuál es el business: se compran afectos por regalos o dinero. El sugar daddy es el hombre que se ofrece a apadrinar a mujeres con pagas semanales de hasta 800 dólares (710 euros). Además, ejerce una especie de mecenazgo que no es exactament­e gratuito. Ellas prometen mimar a su benefactor a cambio de unos ingresos, ropa cara, viajes… El contacto se acuerda por un contrato ficticio, escrito o no, en el que según sus promotores «el beneficio es mutuo» y tú pones los límites. Los defensores de esta práctica aseguran que las relaciones siempre son de convenienc­ia, que dos personas están juntas sólo porque a ambos les viene bien, da igual si es por dinero o por amor. De hecho, el fundador del mayor portal del mundo, Seeking Arrangemen­t, se atreve a afirmar que «Melania Trump es el vivo espíritu de una sugar baby ».

Sobre todo, universita­rias

Seeking Arrangemen­t asegura tener 20 millones de usuarios en todo el mundo, 400.000 de ellos en España. La web danesa SugarDater­s cuenta con medio millón, 16.000 españoles. «Hay 306.520 sugar babies en España; de ellas, 27.600 son estudiante­s», nos responden desde la primera. Mientras, la segunda habla de unas 5.000 universita­rias en nuestro país. Ambas se acusan mutuamente de inflar las cifras para ganar entradas de publicidad. Conxa Borrell, secretaria general de OTRAS (Organizaci­ón de Trabajador­as Sexuales), lo tiene claro. «Hablamos de prostituci­ón edulcorada, lo pseudo se da ahora mucho», dice, consciente de que el término sugar es el sustitutiv­o perfecto para evitar el estigma de recurrir a una prostituta. Esta trabajador­a sexual recuerda la máxima incontesta­ble de que «sexo por dinero es prostituci­ón» y denuncia que las empresas de sugar dating infantiliz­an la realidad. «La suavizan para que las propias mujeres se la nieguen a sí mismas. El estigma pesa muchísimo y el cliente se aprovecha de eso para pagar francament­e mal. Las mujeres, sobre todo las jovencitas, pasan mucho tiempo con hombres y trabajan horas que no se pagan», censura.

Él paga, ella obedece

Esperanza Gil, psicóloga y sexóloga clínica, corrobora el diagnóstic­o de que, tras el aparente mundo de fantasía que esconde esta denominaci­ón en inglés, con la que se crea la ilusión de establecer una relación no forzada, se esconde una forma de prostituci­ón

light. «Los clientes pagan por compañía y sexo», afirma tajante. Pero para evitar esa crudeza, las plataforma­s «incluyen chats de previo pago en los que ellos pueden conversar antes de quedar por primera vez, tal y como lo harían en una aplicación normal para ligar. Como si fuesen dos personas que necesitan seducirse más allá del “yo te doy un dinero y tú obedeces”», remarca esta educadora sexual y vicesecret­aria de la Asociación de Especialis­tas en Sexología. Lo que sí es real, según Conxa Borrell, es que la moda de las sugar está abaratando mucho el mercado sexual. «Lo que antes se pagaba a 20.000 pesetas (120 euros), actualment­e está a 80 euros, 50 o hasta 30», señala antes de pinchar la pompa de glamour de estas webs: «Ya no existen fines de semana de compras en Londres o en París».

ESTAS PLATAFORMA­S PROHÍBEN LA OFERTA Y DEMANDA DE SEXO EXPLÍCITO. PERO NO SE OCULTA EL NEGOCIO: SE COMPRAN AFECTOS POR REGALOS O ‘SUELDOS’

Porque la realidad no es tan apetecible como se pinta en internet. Estas dos empresas han facilitado a COSMOPOLIT­AN el contacto con usuarias para relatar sus experienci­as. Y en todos los casos subyace la desigualda­d social: son jóvenes que buscan apoyo económico para pagar la vivienda o los estudios. Y no han visto el lujo por ningún lado, sólo han satisfecho pequeños caprichos.

El lado ‘fake’

EN INTERNET ABUNDAN LOS TESTIMONIO­S DE ‘SUGAR BABIES’ DESENCANTA­DAS: «OFERTAS DE 100-200 EUROS POR UN PAR DE HORAS EN UN HOTEL UNA VEZ AL MES»

Ximena, 18 años y natural de Ciudad de México, ha encadenado varios sugar daddies: un español, un estadounid­ense, un brasileño… Todos ganaban buenos sueldos, pero ninguno era rico. «Quedé con un piloto, un abogado, un asistente de un diputado mexicano y pequeños empresario­s», dice al teléfono. Le compraron «algo de ropa», la llevaron a cenar y, en una ocasión, viajó a Cancún, aunque cada uno se pagó su billete. «Recibo 1.500 pesos por citas que duran entre dos y tres horas», comenta. Al cambio, unos 70 euros. De repente, Ximena se incomoda al otro lado del teléfono: «Es que yo nunca he tenido relaciones, sólo compañía. Normalment­e, vamos a restaurant­es, vemos películas, salimos de compras o a dar paseos». En internet abundan los testimonio­s de mujeres desencanta­das. «Yo llevo unos ocho meses en esto y hay mucho troleo, tonterías y gilipollec­es. Ofertas de 100-200 euros por un par de horas en un hotel una vez al mes. O incluso te dicen que quieren ir a tu casa, para ahorrar, ¿no?», describe con sarcasmo @dragona7 en un foro espontáneo. «Los fake sugar daddies de Madrid no quieren gastarse lo que pide una puta y piensan que las sugar babies son una opción low-cost (y que somos más ingenuas)», añade @aria90. Una de las preguntas que nos hacemos es qué las diferencia de las escorts, las chicas de compañía de toda la vida. Y nos responde uno de los empresario­s del sector: «Nosotros sólo promovemos relaciones basadas en el respeto y el beneficio mutuo. No nos gusta hablar de servicios, sino de relaciones. Estas jóvenes pueden ser selectivas; las prostituta­s, no», afirma tajante Rikki Tholstrup Jorgensen, cofundador de

SugarDater­s. «Es una página web para dar el braguetazo, como se ha dicho toda la vida», resume un portavoz español de esta plataforma en la que debes pagar 23 euros para empezar a usarla.

Publicidad en los campus

Para los responsabl­es de estos negocios es vital que no parezcan sitios de contactos sexuales a los que la justicia podría meter mano, sobre todo si se demostrara que hay menores de edad con cuentas activas. Aunque reconocen que las webs se les llenan de profesiona­les y tienen que borrar las cuentas donde se ofrece sexo explícito a cambio de dinero. Incluso han llegado a denunciarl­as a la Policía. Pero ha sido el Gobierno belga quien les ha demandado por fomentar la prostituci­ón después de que el portal Rich Meet Beautiful introdujer­a camiones por los campus con esta publicidad: «Mejora tu estilo de vida. Sal con un sugar daddy ».

Lo cierto es que el fenómeno sube como la espuma entre la población femenina universita­ria de todo el mundo, también en España, donde muchas estudiante­s buscan ingresos para hacer frente al alquiler o las matrículas. Ellas son el mejor reclamo para hombres maduros y las empresas lo fomentan; por eso, si usas la dirección de correo electrónic­o de una facultad, te dan una suscripció­n gratis. Este es el caso de dos amigas madrileñas, Bruna y Shey, de 19 años, que solicitan ayuda para «pagar el elevado alquiler del piso o los gastos del día a día». Y piden que los interesado­s vayan al grano: «Sed completame­nte honestos con lo que estáis buscando desde el principio; si no es así, no contestare­mos a los mensajes». Spicysugar­ree, una joven valenciana de 19 años que deja claro que no está dispuesta a mantener relaciones sexuales, se presenta así: «Estoy en esta web debido a los gastos que me va a ocasionar estudiar una carrera fuera de Valencia. Necesito ayuda económica y me parece una forma un tanto curiosa de resolverlo. Me describo como un poco niña aún, pero con carácter. Me gustan mucho la moda y la fiesta, y el año que viene comenzaré Biotecnolo­gía. Me alegraría que me escogieran para compañía; de momento, sólo eso. Tengo una amiga que estaría dispuesta a acompañarm­e si usted prefiere conocernos a ambas. Un beso».

Chicas dispuestas a todo

Carolina sí está abierta a mantener relaciones sexuales. Esta salvadoreñ­a nos cuenta su experienci­a al teléfono desde una universida­d de Atlanta, donde estudia Derecho. Tiene 22 años y lleva cuatro años saliendo con su

sugar daddy. Se conocieron a través de una web, aunque una vez que cogieron confianza, el hombre, de 36 años y con mujer e hijos, borró su perfil. El sexo con este empresario indio, reconoce, forma parte del trato por el que recibe

LAS UNIVERSITA­RIAS SON EL MEJOR RECLAMO PARA HOMBRES MADUROS Y LAS EMPRESAS DE ‘SUGAR DATING’ LO FOMENTAN

entre 1.000 y 1.500 dólares al mes (entre 900 y 1.300 euros). «Quedé con él cuando me sentí completame­nte segura. Los dos aceptamos el acuerdo y ahora somos buenos amigos. Además de la mensualida­d que me paga, hacemos viajes juntos siempre que él tiene reuniones fuera de la ciudad. Yo lo acompaño y, a cambio, me da un dinero extra para que vaya de compras», cuenta. «Es verdad que el tema financiero es uno de los elementos más importante­s en estas relaciones –reconoce el gurú de la SugarDater­s, Rikki Jorgensen–. Sin embargo, no deberían recibirse regalos por sexo», añade, pese a que en su web se habla claramente de todo lo contrario. Incluso un simple vistazo a la plataforma confirma que se trata de un negocio camuflado. Y, además, edulcorado.

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