Antes de contar ovejas
Cambia tu rutina una día a la semana. Tres horas antes de irte a la cama, aparta de tu lado los dispositivos móviles y las pantallas de todo tipo (ordenador, tele…) y cámbialos por estas actividades: un buen masaje, un baño con sales y una cena ligera. Compara después cómo ha sido tu sueño. CONTACTO SENSORIAL
Un masaje en la cabeza, la cara y las manos te inducirá directamente al sueño. Consigue un aceite con aroma a mandarina, manzanilla o hierbaluisa; cualquiera de ellos te ayudará a calmar la actividad, tanto cerebral como muscular. Comienza por el rostro incidiendo en los puntos donde se queda bloqueada la energía, como el hueco bajo los pómulos y la mandíbula. Prosigue con el cráneo buscando los puntos de tensión, y termina masajeando tus manos.
CARICIAS DE AGUA
Con la bañera a la temperatura ideal, (30º-32º), añade al agua aceite de romero o lavanda. También puedes incluir uno para bebés, cuatro cucharadas de leche en polvo o un par de gotas de tu perfume preferido. Pon música relajante y déjate llevar durante quince minutos (si los sobrepasas te puede bajar la tensión y resecar la piel). Aplícate después una loción corporal o una leche hidratante con extracto de melisa, y métete directa en la cama.
NUTRICIÓN PROSUEÑO
Procura no abusar de los hidratos de carbono, y elígelos siempre integrales o de absorción lenta. Apuesta por las legumbres (están deliciosas en ensalada), y por todos los alimentos precursores de melatonina, como los frutos rojos, los secos, el plátano (que además contiene triptófano, antidepresivo y sintetizador de la serotonina) y la leche. Una buena idea es terminar la cena con una infusión o unos comprimidos a base de pasiflora o amapola de California.