OBJETIVO 2020: APRENDE A QUERERTE.
Es el momento de que conozcas todo tu potencial y des un empujoncito a tu autoestima.
No cabe duda: quererse a una misma es el principio de un romance para toda la vida. Sin embargo, ¿por qué a algunas mujeres nos cuesta tanto confiar en nosotras?, ¿por qué nos menospreciamos y olvidamos que somos las auténticas protagonistas de nuestra existencia? «Colocamos las necesidades y las voluntades de los demás por delante de las nuestras, y nos dejamos de lado. No nos sentimos suficientemente buenas, o creemos que no hacemos lo bastante. Comparamos nuestra situación con fotos de un instante concreto retocadas con muchos filtros y nos preguntamos qué estamos haciendo mal», asegura Jayne Hardy en Proyecto Self-Care (ed. Zenith), un manual para descubrir el poder de cuidarte a ti misma. Ha llegado la hora de elevar nuestros índices de autoestima, de extender la alfombra roja sólo para ti sin que te sientas egoísta ni culpable por pisarla con esa fuerza que, aunque no lo creas, llevas dentro.
EMPIEZA POR ACEPTARTE
Pero comencemos por el principio… ¿Cómo definir la autoestima? «Es la imagen que cada uno tenemos de nosotros mismos. El valor que nos damos como seres humanos, teniendo en cuenta nuestro físico y nuestras capacidades. En función de esa valoración, nos enfrentaremos al día a día y a los retos y cambios de la vida con una u otra actitud», explica la psicóloga Silvia Congost, que ha hecho de este asunto el punto fuerte de su carrera profesional, no sólo a través de textos y conferencias, sino también impartiendo talleres para aprender a querernos más y mejor. Según nos cuenta Juan Dharma, autor del libro Aprende a disfrutar de cada d’a de tu vida
(ed. Martínez Roca), se trata de relacionarnos con nosotros mismos como lo hacemos con un amigo. «Sabemos que no es perfecto, pero no consideramos sus fallos o carencias como algo que le definen, sino como aspectos que se pueden trabajar y mejorar. Lo queremos como es y disfrutamos de su compañía. Pues así debemos tratarnos a nosotros mismos: aceptar que somos humanos, sin flagelarnos ferozmente (aunque tampoco seamos en exceso permisivos), respetándonos, siendo amables y animándonos a superarnos».
¿A QUIÉN LE IMPORTA?
La autoestima está muy relacionada con el concepto que cada uno tiene de sí mismo, pero puede estar influenciada por las opiniones de otros. «Cuanto más valor demos a lo que piensan los demás, más desconectaremos de nuestra verdadera valía como seres humanos», asegura Congost. No podemos vivir aislados del resto del mundo, pero sería un error dejar en manos de los comentarios ajenos lo que suponemos que son nuestras aptitudes. Ahora bien, es conveniente analizarlas para descubrir si necesitamos mejorar en algún aspecto o si, por el contrario, su idea nos resulta perjudicial. «Claro que estos juicios pueden considerarse importantes, pero ni siquiera así deben condicionar el valor que creemos tener», remarca Juan Dharma. «La opinión de los otros puede ser muy destructiva, y si eso es así continuamente, debemos plantearnos en qué ambiente nos movemos. Si es tóxico, será más que recomendable que salgamos de él. Y si no es fácil, será preciso acudir a círculos sociales donde nos cuiden y las críticas que puedan hacer
sobre nosotros sean constructivas y nos ayuden a mejorar, en vez de hundirnos». Compararse con otros también influye en la opinión que uno se hace de sí mismo. Es fácil infravalorarnos si nuestra vida resulta, en apariencia, mucho más normal o aburrida que las ajenas. «Si la autoestima se basa en eso, viviremos siempre con altibajos. Una autopercepción positiva incluye necesariamente saber nuestros fallos y capacidades», apunta Dharma.
QUIÉRETE BIEN
¿Crees que eres egoísta por pensar en ti? ¡En absoluto! Como dice la psicóloga Silvia Congost, si uno no se quiere a sí mismo, resulta muy difícil que pueda construir relaciones sanas porque no pondrá límites: «Al pensar que no valemos, tenemos miedo de que los demás lo vean y nos quedemos solos. De esta manera es muy probable que desarrollemos una tendencia a dar y complacer sin medida para que nos amen. Y adoptamos la actitud de proteger a todo el mundo, olvidándonos de cuidarnos y de descubrir cuáles son nuestras necesidades. Y eso acaba pasando factura». Se trata de ir desechando las creencias erróneas que nos llevan a pensar que somos menos que los demás –ideas que, por cierto, muchas veces proceden de nuestra propia infancia por unos altísimos niveles de exigencia de nuestros padres, profesores y otros allegados– y de aprender a estar menos pendientes de que la opinión de otros valide cuanto hagamos. «Es decir, tratar de disfrutar de la existencia sin depender de nadie, creando relaciones más maduras y sin cargas», dice Dharma, autor también de Guía de viaje hacia la vida de tus sueños (ed. Martínez Roca). Por su parte, en Proyecto Self-Care, Jayne Hardy aporta otra razón para desterrar definitivamente la idea equivocada de que mirarse el ombligo es egoísta. «El autocuidado nos permite ser la mejor versión de nosotras mismas y, así, poder cuidar bien a los que nos rodean», analiza la autora.
NUNCA ES DEMASIADO
Igual que en el armario tenemos básicos, una autoestima adecuada debe ser un must en la forma de estar en el mundo. Gracias a ella sentiremos que somos fuertes y valiosas, capaces de lograr nuestros propósitos
y de enfrentamos a cuanto nos suceda en el camino, aceptando con naturalidad lo positivo, pero también los contratiempos que puedan surgir. Ahora bien, ¿existe un punto medio en cuestión de autoestima? ¿Es tan perjudicial tenerla por los suelos como muy arriba? Los expertos están de acuerdo: cuando está por las nubes ya no hablamos de este concepto, sino de narcisismo. «Sin duda, uno se refuerza cuando se considera merecedor de cosas buenas, pero igual que cree que lo son los demás», puntualiza Congost. «Quererte mucho no es malo, pero debes hacerlo bien, buscando una relación que sea sana y madura contigo misma – añade Dharma–. Eso incluye comprender que ninguna persona es mejor que otra».
MANOS A LA OBRA
¿Lista para llevar tu autoestima a lo más alto? Lo primero, di adiós a las creencias limitantes sobre ti. ¿No has logrado ser la number one bailando? No importa… ¡Eres lo más haciendo reír a tus amigos! Tampoco creas que los comentarios de los demás sólo buscan hundirte. Toma conciencia de por qué has construido un bajo concepto de ti misma y descubre que esa no es tu verdadera esencia. Dharma apuesta por ser realistas, «y aceptar que no puedes controlar todo, ni caerle bien a todo el mundo». Congost propone «quererte como eres y, si deseas mejorar, hacerlo desde el cariño. Aprender a perdonarte a ti misma y a los demás y regalarte mimos y grandes experiencias.