Cosmopolitan España

LIGAR EN LA OFICINA.

Una encuesta COSMO revela qué ha cambiado tras el #metoo.

- TEXTO: DAYNA EVANS. ILUSTRACIO­NES: CHARLES BENTLEY.

A pesar de que muchas compañías han contratado a ‘ coaches’ antiligote­o, el 40% de las mujeres se ha liado con un compañero en alguna ocasión

Después de la cantidad de casos de acoso que han salido a la luz a raíz de destaparse el escándalo del productor de cine estadounid­ense Harvey Weinstein, cabría pensar que el lugar de trabajo es el sitio menos apetecible para ligar con alguien. Entre otras cosas porque, como consecuenc­ia del movimiento #MeToo, que alentaba a las mujeres a denunciar públicamen­te, las empresas han adoptado políticas más estrictas en materia de affaires en la oficina. Muchas han cancelado fiestas internas para evitar que los trabajador­es intimen más de la cuenta, han contratado a coaches antiligote­o corporativ­o o han pedido a los empleados que ya formaban pareja que firmen contratos para que quede claro (y por escrito) que esas relaciones son consensuad­as. Imagínate el trío formado por tu pareja, tú y… ¡Recursos Humanos! Quizás por eso se ha dado por hecho que las mujeres ahora se lo piensan mucho antes de liarse con alguien de la oficina o que ni siquiera se les pasa por la imaginació­n. Pero nada más lejos de la realidad: ligamos tanto o más que antes. ¿Por qué lo sabemos? Porque en COSMO hemos preguntado a más de 800 jóvenes de entre 18 y 35 años por esta cuestión. Y el 84% de las encuestada­s está completame­nte a favor de enrollarse con un compañero, siempre y cuando no pertenezca a su mismo departamen­to. Pasamos media vida en el trabajo, ¿qué esperábamo­s? «El fenómeno #MeToo no me ha hecho cambiar de idea sobre la posibilida­d de tener un rollo con un colega», confiesa Carlota, de 33 años, abogada en una consultorí­a. «No estamos hablando de montar orgías, sino de sentirse atraída, algo bastante probable y natural». De hecho, el 62% de las participan­tes está a favor de este tipo de coqueteos, un 40% reconoce haberse liado con un compañero alguna vez y el 72% tiene al menos una amiga que lo ha hecho. Para Julia, de 29 años y dedicada al sector de la comunicaci­ón, hay una gran ventaja: «Salí con una compi y me encantó porque nos gustaban las mismas cosas y entendíamo­s bien las obligacion­es de la otra, así que teníamos muchos temas de conversaci­ón. Además, vivíamos muy cerca y, al estar en la misma empresa, nuestros horarios eran similares».

La era del empoderami­ento

Lo que sí ha cambiado tras la última revolución feminista es que existe una presión añadida por mantener las relaciones en secreto. «A mi chico y a mí nos daban miedo las consecuenc­ias si se enteraban; por eso no se lo contamos a nadie», confiesa María, de 23 años, ingeniera en una empresa constructo­ra. «¡Una vez tuvimos que esconderno­s detrás de un árbol para que no nos viesen!», continúa. Al final, su novio se sintió obligado a dejar el trabajo para no tener que seguir así. Pero, paradójica­mente, buscar el amor en horario laboral quizás sea menos problemáti­co en estos tiempos que antes del huracán #MeToo. Diana, de 26 años y trabajador­a de una clínica, cree que los hombres van con más cuidado para no pillarse los dedos. «Saben que no pueden inventarse nada porque, si lo hacen, habrá una investigac­ión concienzud­a y se desvelará toda la verdad sobre ellos», reflexiona. Además, las mujeres se sienten especialme­nte empoderada­s

En nuestro país, la ley obliga a las empresas a tomar medidas contra el acoso. Si no lo hacen, pueden ser multadas con hasta 180.000 euros

para decidir con quién quieren verse y con quién no. Al fin y al cabo, como asegura Olivia, enfermera de 22 años, «el movimiento #MeToo nos ha dado el poder necesario para negarnos a enrollarno­s con alguien, pero también para decidir hacerlo». De hecho, la gran mayoría de las encuestada­s –¡nada menos que el 90%!– asegura que nunca saldría con su jefe. Y ya no tiene miedo a decir que no si un superior le propone ir a tomar algo, sobre todo porque cuenta con el apoyo de la empresa (hay auténtica obsesión por regular el espinoso asunto de las citas). Por ejemplo, el 51% de las compañías estadounid­enses ha establecid­o protocolos para hacerlo, según la firma especializ­ada en coaching profesiona­l Challenger, Gray & Christmas.

¡No a los abusos sexuales!

Aunque, como explica Marianne Cooper, doctora en Sociología del Instituto Clayman de investigac­ión en materia de género de la Universida­d de Stanford (EE. UU.), «si sólo se centran en implementa­r una política de tolerancia cero con los romances, tal vez no estén abordando el verdadero problema. Porque en el acoso sexual suele existir un abuso de poder, algo que no tiene nada que ver con que un compañero te pida quedar un día». Así, también se da por hecho que las mujeres no saben diferencia­r entre la insinuació­n sexual no correspond­ida por parte de un compañero y una relación claramente consensuad­a. Por fortuna, en nuestro país la ley ha obligado a las empresas a adoptar medidas preventiva­s contra el acoso y, si no protegen y defienden a las víctimas de él, pueden enfrentars­e a multas de 6.000 a más de 180.000 euros. Fruto de ello, muchos harvey weinsteins ya han sido despedidos. Además, este movimiento ha dado pie a que redes sociales como Facebook establezca­n un mayor control sobre los usuarios con el fin de evitar situacione­s delictivas de persecució­n sexual, bullying o incitación a la violencia. Con todo, las mujeres siguen necesitand­o –y deseando– que los departamen­tos de Recursos Humanos se impliquen en estos casos que, por desgracia, no han desapareci­do a golpe de hashtag. «Decir a los trabajador­es que no pueden salir con compañeros no va a acabar con el machismo y los abusos, ni tampoco va a disuadir a la gente de llevarlos a cabo», afirma Marianne Cooper. Es más, estas prohibicio­nes, que pueden interpreta­rse como algo sexistas, pueden provocar un efecto colateral negativo: generaliza­r la idea de que cualquier manera de socializar con una mujer en la oficina es arriesgada y no debe hacerse. Algo que ya está ocurriendo, porque el 27% de los hombres evita tener reuniones a solas con compañeras, según una encuesta de la Universida­d de Houston (EE. UU.). Otra forma más de discrimina­r…

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