¿TU CARA ESTÁ DEMASIADO LIMPIA?
Aprende a distinguir si tanta higiene perjudica a tu cutis.
¿ Te exfolias a diario como si no hubiera un mañana? ¿ Acompañas el desmaquillante con todo tipo de lociones y tónicos? Tanta obsesión puede ser perjudicial para tu piel. Aprende a no pasarte.
Para algunas todo empezó en el instituto, con una muestra de ese exfoliante que te dejaba la cara como si te hubieras echado polvos iluminadores. Otras, quizás sentisteis la llamada más tarde, con el auge del glass skin –o efecto piel de cristal– y la invasión en vuestros muros de Instagram con fotos de la marca Glossier. Sea cual sea tu caso, ¿te has dado cuenta de que vives demasiado pendiente de la salud de tu cutis? Esta obsesión no nos viene de la nada: internet, y una serie de marcas de belleza con excelentes habilidades persuasivas, han conseguido instalar en las masas una preocupación generalizada por el cuidado de la piel. Es como si todas fuéramos dermatólogas en nuestros ratos libres. Si a esto le añadimos el boom de los cosméticos antipolución y la ansiedad por estar perfectas para el selfie, puede parecer hasta normal que hayamos incorporado a nuestro día a día las mascarillas de carbón vegetal, el aceite de coco o cualquier otro producto revolucionario que nos permita alcanzar la metal facial número uno: tener una piel perfecta, lisa y libre de impurezas.
CADA VEZ MÁS ACNÉ
Como cada vez son más frecuentes los casos de acné, rosácea, dermatitis, eccema e irritaciones, es fácil caer en la tentación de intentar arrancar, a golpe de peeling, la grasa y las bacterias que arrastramos y que, como no han dejado de repetirnos a lo largo de nuestras vidas, son asquerosamente perjudiciales para nuestra salud cutánea. No hay nada de malo en subirnos al carro de las nuevas tendencias y, por ejemplo, Mariekondear nuestras casas. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de nuestras caras, estresadas y abrasadas por culpa de las limpiezas exhaustivas y de esos rituales de belleza de doce pasos que tanto nos gustan. ¡Basta ya! Esta exageración no sólo está provocando irritaciones, sino que puede resultar dañina para la capa que protege tu piel. Ha llegado el momento de cortar por lo sano y terminar con la higiene extrema. Cada vez que abusas de productos a base de ácidos y te exfolias como si no hubiese un mañana, estás debilitando la parte más importante e imprescindible de la piel: la barrera cutánea. Esta zona es algo así como el revestimiento antiadherente de tu sartén favorita. Sí, exactamente eso.
UN POCO DE GRASA ES BUENO
Nadie te está pidiendo que dejes sucia la sartén, y de hecho es muy importante que la cuides si quieres que te dure toda la vida. Lo que no puedes hacer es limpiarla mal o, aún peor, hacerlo en exceso, porque acabarás deteriorando la capa que la preserva. En el caso de tu cara, esto puede provocar sensaciones de picor, rojez o quemazón cuando aplicas productos cosméticos. A diferencia de los utensilios de cocina, a la piel no le viene mal un poco de grasa. Pero no te preocupes, la barrera se puede reconstruir fácilmente con una mezcla de grasa y microbios (como lo lees). Para mantener unos buenos niveles de bacterias sanas –probióticos–, te recomendamos que te protejas con prebióticos –que enriquecen las bacterias buenas– y posbióticos, una especie de fertilizantes que constituyen un manjar exquisito repleto de nutrientes fibrosos para las bacterias buenas. Además de estar presentes en brumas faciales, podrás encontrar estos ingredientes en limpiadoras, hidratantes y sérums. Recargar los niveles de grasa es uno de los pasos esenciales de cualquier ritual de belleza. Para ello, lo primero que tienes que hacer es fijarte si el producto que quieres comprar tiene o no ceramidas. Estas son, para las células de la piel, lo que la Nocilla a tu rebanada de pan. Son Mel C en el regreso de las Spice Girls. Vamos, que sin ellas nada tiene sentido. Son las que construyen la fortaleza para defenderte del mundo exterior. Antes eran un ingrediente caro, pero ahora puedes conseguirlo por mucho menos dinero y utilizarlo en todos los pasos de tu rutina. Los ácidos grasos Omega y el colesterol también son importantes: un tratamiento que cuente con estos elementos puede conseguir que reconstruyas tu barrera en cuestión de días porque hidratan, aportan brillo y defienden de las agresiones ambientales como la polución. ¿Moraleja? Una limpieza facial efectiva no depende de una fórmula mágica que sirve para todo el mundo; es posible que no te funcione lo mismo que a tu amiga. Si quieres lograr tus metas, tienes que adaptar los productos a tus necesidades.