Cosmopolitan España

EL NOVIO ESTUPEFACT­O.

Hasta el infinito y más allá.

- GABRI CALZADO Cómico, guionista, presentado­r, novio de una de nuestras redactoras y sufrido columnista de COSMO.

Estábamos A. y yo disfrutand­o de un cocido dominguero con todos sus extras cuando nos dimos cuenta de que a menudo el tiempo se nos escapa sin darnos ni cuenta. Sin comerlo ni beberlo (bueno, esto no es literal, que no dejé ni un garbanzo) estábamos en una nueva década, la tercera del segundo milenio, un tiempo lleno de alegría e ilusión. Porque cada vez que estrenamos año con un número redondo, una mezcla de optimismo y nostalgia se dispara. Somos así. Y entre una cosa y otra, comenzamos a recordar el anterior cambio importante, cuando llegó 2010, y rápidament­e nos vino a la mente la música. A. reconoció que lo daba todo bailando el (ojito) Danza Kuduro: «La mano arriba, cintura sola, la media vuelta…», pero claro, no le pude echar nada en cara porque yo me remangaba la camiseta cuando sonaba el Waka Waka de Shakira y hasta hacía la danza del vientre (un dato: me echaron de una discoteca por esto). Y es que si lo pienso, empecé la década bailando Shakira y la he acabado twerkeando al ritmo de Con altura en Nochevieja. Creo que no he mejorado mucho. Han sido diez años de challenges. Y nunca la humanidad se había puesto tanto en peligro. Ella solita. Ha muerto gente por saltar de balcones, por hacerse selfies, por aspirar canela, por tirarse hielo por lo alto... Los challenges han sido la peste de nuestro tiempo. Repasando también la televisión nos dimos cuenta del daño que nos han hecho estos dos lustros. Estuvimos años diciendo: «¿A quién no le va a gustar un Baptisteri­o Romano del siglo I? ¿A quién no le va a gustar?». Marcó bastante nuestras cenas en esa época. También A. ha confesado que le encantaba ver Hermano mayor, es más, reconoció que uno de los chavales iba con ella al instituto «y me parecía muy majo, incluso me gustaba, era guapete» Después de quedarme un poco en shock por ese alarde de sinceridad, continuamo­s charlando y llegamos a la revolución tecnológic­a. Por aquel entonces eramos unos flipados (los amos de la clase) porque teníamos una

Blackberry y nos enviábamos mensajes. De hecho, mirábamos con desdén a los que llevaban la mierda esa del Iphone, un teléfono sin botones, hasta que la realidad nos dio en la cara y tuvimos que modernizar­nos. Yo conocí a A. enganchada a Angry Birds, tanto que cuando quedábamos ni me miraba y sólo mataba cerdos con cara de loca. Menos mal que esa etapa ha pasado, lo ha dejado y ahora sólo está pendiente de Instagram. Eso sí, con gesto de ida también. Cuando terminó de stalkear a una influencer, me preguntó: «Gabri, ¿por qué estás tan pensativo?» y yo le respondí que estaba dándole vueltas al futuro, al planeta, a este periodo de diez años que se abre, a los avances que conoceremo­s… Y me dijo: «Con el robot de cocina del Lidl y el Roomba que nos limpia la casa no necesitamo­s nada hasta por lo menos 2025». Ya puede venir década nueva que a mí me pilla con la casa limpia. Y bien comido...

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain