LA GURÚ FIT.
Sandra Sánchez, directa a los JJ. OO. de Tokio.
7: 30 Desayuno
«Nada más levantarme, me lavo la cara con el jabón Perfect Whip, de la marca Senka. Es un producto que compro siempre que voy a Japón. Después, me aplico un poco de máscara de pestañas y bajo a desayunar al comedor del Centro de Alto Rendimiento en el que vivo», cuenta Sandra. Al empezar el día, toma té, un zumo de naranja con chía, tostadas con jamón, y un bol de avena con semillas de amapola.
9: 45 Deporte
La primera sesión de entrenamiento la hace en el tatami. «Esta parte es la más física. La rutina cambia según la temporada, pero siempre solemos trabajar la fuerza, la potencia, el core y la condición física en general», explica Sandra. Después llega el momento del kárate. «Hacemos kihon, que es la técnica base, y practicamos los katas –o secuencias– con los que competimos», dice Sandra, cuatro veces campeona de Europa.
13: 00 Cuidados
Muchos días, al terminar la sesión, «visito al fisioterapeuta o tengo una hora de hipoxia: nos ponemos una mascarilla que provoca una deficiencia de oxígeno; ayuda a tener una mejor recuperación y favorece la adaptación a los entrenamientos».
14: 00 Almuerzo
Sandra, que también come en el centro, elige ensalada y un plato de carne, pescado o pasta. «Casi todo lo tomo a la plancha o hervido. Me encanta la fruta, es mi perdición, así que en mi menú no faltan las mandarinas, el melón y un plátano. Y por supuesto, mucha verdura», desvela. Tras la comida, dispone de una media hora para descansar y dormir una pequeña siesta.
16: 00 Entreno
«Volvemos a entrenar hasta las seis o las siete. Esta vez hacemos un poco menos de ejercicio físico y nos centramos más en los puntos específicos de la competición. Cuando termino, me doy baños de contraste, primero a temperaturas muy bajas y luego con calor para ayudar a la recuperación muscular», detalla.
23: 00 Cena
Para la última comida del día, opta por algo ligero y dos kiwis. «Cuando vuelvo a la habitación, me dedico a leer. Me ayuda a desconectar, a meterme en otro mundo y a que mi día no sea sólo 24 horas seguidas de kárate», dice.