Cosmopolitan España

CÓMO SUPERAR EL FIN DE UNA AMISTAD.

Es hora de decir adiós.

- TEXTO: ROSA ALVARES. FOTOS: MAGDA WOSINSKA.

Siempre se ha dicho que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Pero la mismísima Universida­d de Harvard va mucho más allá: de nuestras relaciones de amistad depende, en gran medida, no sólo nuestra felicidad, sino también que vivamos más años. Dicho de otro modo, nos va la vida en rodearnos de gente que merezca la pena si queremos llevar una existencia satisfacto­ria… y muy, muy larga. Decimos que nuestros amigos son la familia que elegimos, y es cierto. Nos gusta contarles nuestros más íntimos secretos, llorar sobre su hombro nuestras desventura­s sentimenta­les ¡y hasta compartir ese bolso sin el que no podríamos vivir! Pensamos que seremos

Mejores Amigas para Siempre. Por eso, cuando algo va mal entramos en pánico. «Es cierto que hay gente que mantiene esa relación desde la niñez, pero no es lo más común» , advierte Maria Sirois, doctora en Psicología y autora de Curso de felicidad para enfrentars­e a una pérdida (ed. Urano). «La mayoría de las amistades sufre altibajos y épocas de distanciam­iento emocional. Pero sin empatía o tolerancia caducan» .

¿Inseparabl­es?

¿Cómo saber que vuestra historia en común está en peligro de extinción? Lo primero que debes tener en cuenta es que la amistad se basa en los mismos

Cuando la otra persona absorbe tu energía y no deja espacio para tus intereses y necesidade­s, debes cortar de raíz

principios que el amor (¡aunque nunca hayas tenido sexo con tus amigos!): respeto, intimidad, apoyo y reciprocid­ad. Se trata de una relación entre iguales, en la que la falta de confianza en el otro, el egoísmo, la crítica constante, la manipulaci­ón, la envidia o el afán de exclusivid­ad de una de las partes puede provocar un tsunami en toda regla. «Si ese vínculo debilita, absorbe la energía y no deja espacio para los intereses y necesidade­s de alguno de los miembros, hay un problema», reconoce la psicóloga Raquel Aldana (aldanapsic­ologia.com). ¿Has vivido la traición o el abandono de una amiga o un amigo? ¿No te sientes cómoda con vuestra forma de relacionar­os? ¿Has llegado a creer que te impide crecer y que no alimenta el equilibrio y el bienestar que esperas de ella? «Entonces es momento de plantearte que, quizá, debáis terminar. Hay que tener en cuenta que es un lazo que elegimos, por lo que esa unión maravillos­a debe proporcion­arnos alas para volar y motivos para quedarnos, suponiendo para cada miembro el equilibrio emocional», añade la experta.

Hora de reflexiona­r

Liarte la manta a la cabeza y romper por lo sano nunca resulta una buena opción. Como cualquier decisión importante, conviene reflexiona­r y no actuar en caliente. Considera que siempre es posible reparar un barco tocado (pero no hundido), si los problemas en torno a este se identifica­n y ambas partes están dispuestas a cambiar aquellos comportami­entos que el otro no tolera. Raquel Aldana aconseja realizar un autoanális­is de lo que realmente está sucediendo, con la mente abierta y el corazón en la mano: «Nos cuesta ver nuestros errores y tendemos a

externaliz­ar las culpas –afirma la psicóloga–. Por ello, primero debemos plantearno­s nuestros conflictos y modos de actuar, para luego escuchar aquellos pensamient­os que responsabi­lizan al otro de los problemas. La parte de los inconvenie­ntes es la más compleja de gestionar, puesto que además puede empañar la visión de los beneficios. Valorar en qué situacione­s nos hemos sentido queridos y equilibrad­os –y en cuáles no– nos ayudará a identifica­r las causas del malestar o bienestar». La doctora Sirois, además, apunta una regla de oro para seguir en este ejercicio de autoanális­is: «Sé honesta contigo misma sobre lo que sientes, no te guardes nada dentro. Y piensa que, para conservar una amistad, necesitamo­s mantener siempre los mismos cuidados que en una relación amorosa: debemos escuchar a la otra persona, asumir las consecuenc­ias de nuestros propios actos y explorar vías para contribuir a una mejoría».

DŽjalo marchar

Una vez que hayas hecho un diagnóstic­o objetivo, es el momento de dar el paso definitivo. Hazte la siguiente pregunta: ¿De verdad te compensa seguir o es hora de darse un respiro… quizá para siempre? Recuerda que la familia nos es dada y que a un amigo lo elegimos voluntaria­mente (o así debería ser, al menos). También que esa relación debería sacar siempre lo mejor de ti misma, y que vuestra historia no tiene por qué ser como una película de Disney: al final, no todas las amistades tienen que salvarse… «Llegado el punto en que el otro no piensa prestarte atención o no respeta que necesites un cambio positivo, lo mejor es asumir que

Si quieres arreglar las cosas, debes hacerlo desde la empatía, no desde una postura victimista en la que culpes al contrario

no todo es eterno en este mundo, que el dolor es una parte natural de la vida y que forma parte de nuestro crecimient­o personal» , apunta Maria Sirois.

Tu mejor compa–’a eres toe

Nadie dijo que dejar marchar a un amigo fuera fácil. Te será inevitable no echarle de menos mientras ves vuestra serie favorita dándote un atracón de palomitas, ahora en soledad… Sí, también es posible que te entren ganas de llorar cuando ya no dé likes a tus fotos o cuando veas sus Stories con su nuevo grupo. «La ruptura supone una pérdida y, por tanto, un duelo para la persona que la sufre» , comenta Raquel Aldana. «Todos la viviremos a nuestra manera, pero hay dos claves básicas: debemos protegerno­s de la inundación afectiva e impedir que las emociones ajenas nos arrastren; es decir, tenemos que comprender primero las nuestras, así como nuestros pensamient­os y modos de actuar. También es preciso respetar

Para recuperart­e, mímate, recuérdate lo mucho que vales y apóyate en aquellos con los que mantienes una relación sana

la intimidad, el espacio y el tiempo que necesitemo­s para aceptar la nueva realidad». Sí, porque en este proceso pueden aflorar sentimient­os de culpa, infinita tristeza, enfado por las injusticia­s vividas e incluso, en ocasiones, sensación de liberación. Respira y deja que todo fluya de una manera natural. Trata de entender que, a veces, existirán cosas que se escaparán de tus manos (y no pasa nada). Y unas últimas recomendac­iones de Maria Sirois para superarlo: «Mímate, cuida tu cuerpo, mente y espíritu de una manera saludable; recuérdate a ti misma lo mucho que vales y aprecia a aquellos con los que mantienes una relación sana» . ¡Ah!, y, sobre todo, no olvides que ahí fuera hay mucha gente que está deseando tener una amiga tan excepciona­l y única como tú.

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