DESMONTANDO EL SATISFYER.
El estimulador de clítoris número uno en ventas promete orgasmos en tiempo récord ( y sin ningún tipo de intermediarios). Pero no es oro todo lo que reluce…
Pros y contras de un best seller.
Orgasmos supersónicos en dos minutos. ¿Alguien da más por menos de 50 euros? El responsable de esta utopía convertida en realidad es el Satisfyer, un succionador de clítoris que funciona por ondas expansivas (no vibra, como los consoladores convencionales) y que se ha convertido en el nuevo objeto de deseo. De hecho, sus ventas aumentaron en un 1.300% en el último semestre del año pasado, según Ana Gutiérrez, responsable de Desarrollo de Negocio de Lelo en España, y fue el artículo más comprado en Amazon durante el último Cyber Monday. Una cosa hay que agradecerle: ha sacado del armario el tabú de la masturbación de la mujer, poniéndola en el centro de la vida cotidiana. «Detrás de este fenómeno está el aumento de las conversaciones respecto al placer femenino –señala Gutiérrez–. Las mujeres desean experimentar sin prejuicios, están encantadas con sus juguetes y quieren compartirlo». Así que gracias, amiguito, por visibilizar que las chicas nos autosatisfacemos y por atraer la atención hacia uno de los órganos más importantes (aunque silenciados) de nuestro cuerpo: el clítoris.
REVOLUCIîN EN LAS REDES
¿Pero por qué ha tenido tanto éxito este aparatito, cuando ya existían en el mercado otros del mismo tipo como Womanizer o Sona, de Lelo? El primer motivo es su precio asequible, un
Las ventas de este producto aumentaron un 1.300% el pasado año y fue el más comprado en Amazon durante el último Cyber Monday
atractivo reclamo para sus principales usuarias, jóvenes de 25 a 35 años que buscan sensaciones nuevas, tal como revela el sex shop online Platanomelón. En segundo lugar, está una hábil campaña de marketing tejida en las redes. Comenzó a hacerse viral cuando varias influencers cercanas al feminismo empezaron a hacer ruido en sus perfiles; después les siguieron las youtubers, cientos de stories en Instagram de gente que lo había probado… y de ahí a las conversaciones del coffee break en las oficinas de media España. «A partir de una colaboración entre esta tienda con Moderna de Pueblo sobre su experiencia con el Satisfyer en septiembre de 2019, notamos un punto de inflexión respecto al tema y se convirtió en un producto más cercano y popular. Tuvo una repercusión importante en los medios, incluso se mostró en programas de televisión, cosa que hace un par de años no habría pasado», cuentan desde este
sex shop. Maria Murnau, que acumula más de 600.000 seguidores en su cuenta Feminista Ilustrada, alude a una tercera razón: «Este aparato pone en evidencia la mezcla de pocas habilidades y ganas de los hombres en cuanto a satisfacernos. Aunque esto puede sentar mal, si no fuera cierto no habría existido o no habría tenido tantísimo tirón». Muestra de ello es que un 83% de quienes lo han testado llega al clímax en menos de dos minutos, según datos de Platanomelón.
SEXO DEMASIADO EXPRƒS
Sin embargo, su mayor baza se ha vuelto en su contra: se le reprocha el hecho de ser un suministrador de orgasmos rápidos para las millennials, las cuales ya no quieren invertir ni tiempo ni esfuerzo en el sexo. Fast sex para perezosas que se puede tener incluso en el baño del trabajo. Lo quieres, lo tienes, como casi todo en la sociedad líquida de ahora, en la que los cambios tecnólogicos han debilitado los vínculos entre las personas y todo se vuelve fugaz y de consumo inmediato. «Alcanzar el éxtasis tan rápido no siempre es una ventaja –reflexiona la sexóloga Cristina Callao–. La prisa y la urgencia parecen haberse adueñado también de los encuentros íntimos. Es importante sentir, gozar de cada fase de la respuesta sexual y no pasar por ellas en segundos para ir directamente al grano. Además, el hecho de que estos juguetes sean sólo para el clítoris hace que pierdas parte de tu autoconocimiento, ya que dejas de explorar otras partes erógenas de la vagina o del resto del cuerpo». El peligro, tal y como avisan los expertos, es que muchas jóvenes tienen su primera experiencia sexual con este artilugio (que levante la mano quien no haya regalado alguno a una amiga) por lo que pueden crearse una imagen irreal de lo que es la experiencia sexual y sentirse frustradas si no llegan al orgasmo en cuestión de minutos (cosa más que probable). No verán rara la ausencia de erotismo (el Satisfyer obvia esta cuestión) e interpretarán que obtener placer es la principal meta, tal y como vende este producto, con lo que se perderán la riqueza de la comunicación con su pareja. Por eso, insisten en que debe considerarse un complemento y no un sustituto de las relaciones. Y ojo, porque Cristina Callao advierte de otro serio problema: «Si sólo usas este modo de masturbarte, y además con frecuencia, tu cerebro se volverá vago y se habituará a este tipo de estímulo, y luego te costará tener orgasmos de otra manera». Esto, en el caso de que hayas sucumbido
a sus supuestos encantos, porque las opiniones de chicas que se quejan de que puede llegar a resultar incluso desagradable se cuentan por decenas.
EL LADO OSCURO
La principal crítica que argumentan sus detractoras es que resulta molesto y, en ocasiones, doloroso, si tienes esa zona muy sensible. «Si no te motivan demasiado el sexo oral o la estimulación muy directa del clítoris, probablemente no sea para ti», escribe una compradora en Amazon. Felicity, la experta probadora de juguetes del blog Phallophile reviews, pone de manifiesto otro inconveniente: sólo tiene una boquilla estándar redonda, cuando el tamaño y la forma de esta parte de la anatomía varía en cada mujer. «La boquilla del Satisfyer Pro 2 es grande y no encaja con mi clítoris», se lamenta.
A esto hay que añadir que su uso exige cierta pericia: tienes que apuntar muy bien al punto exacto y, una vez ahí, mantenerlo estable y controlar bien la intensidad. Su nivel de decibelios (mejorado en la última versión) es otro de los contras más señalados: «Hace muchísimo ruido y es enorme, un trastazo», comenta otra usuaria. «Es como un martillo neumático pero en chiquitito –escribe otra–. Lo uso como masajeador para las cervicales». También ha suscitado polémica si iguala o no a un buen cunnilingus. «Obviamente no es comparable a la experiencia con alguien que te hace bien sexo oral ni de broma, pero cumple sus objetivos», confiesa Tamara, de 24 años. Tampoco da mucho juego para utilizar en pareja, según cuenta Carolina, de 35: «Estar pendiente de dónde lo colocas para percibir la sensación adecuada hace que sea más difícil de usar con otra persona». Con esto, tú decides si te unes al club de las satisfyers o las insatisfyers.