MÁXIMO HUERTA: «QUEREMOS SER DIFERENTES, PERO SIN QUE SE NOTE DEMASIADO»
El escritor reivindica la importancia de la autenticidad en su nueva novela, ‘Con el amor bastaba’, una bella historia con tintes de fábula.
«Llevaba muchos años con esta trama en la cabeza, pero comencé a escribirla en la primavera de 2018, tras un viaje a la Provenza francesa», explica Máximo Huerta. Con el amor bastaba (ed. Planeta) está protagonizada por Elio Ícaro, un niño que sabe volar pero que intenta ocultarlo porque no quiere ser diferente a los demás. Esta obra, cuyo proceso creativo está lleno de casualidades, es de las que dejan huella. El libro empieza con una aportación de Luis Landero: «La felicidad se aprende, y ese sería el primer oficio que tendríamos que aprender de niños, como también se ha de aprender a convivir con los contratiempos que nos manda el destino (…)». Vista ahora, esta afirmación parece que vaticinaba la crisis del coronavirus…
Sí, es verdad, y también el título. Y he utilizado una frase que le pedí a un gran artista, Luis Eduardo Aute, que falleció el pasado mes de abril. Es como si alguien me hubiese guiado a la hora de dar forma a este libro. Se ha convertido en una especie de visión de futuro de lo que nos iba a pasar, porque lo escribí antes de la pandemia.
Te has basado en el mito de Ícaro y Dédalo. ¿Cómo se te ocurrió la idea?
Todos queremos ser lo que soñamos, aspiramos a la felicidad, e incluso a volar. La leyenda de la mitología griega habla de un padre, Dédalo, que le hace a su hijo Ícaro unas alas. Como en la vida, busca lo mejor para su vástago. Pero a veces esto no es lo más acertado o lo que de verdad necesita.
Elio es un joven sensible que oculta a los demás su don. ¿Quién te ha inspirado para crear este personaje tan especial?
Yo mismo de pequeño, mis amigos y conversaciones que he escuchado. Ícaro tiene un poco de todo el mundo, porque todas las personas en algún momento nos hemos sentido especiales, raras y observadas. Este libro reivindica nuestras rarezas como joyas.
Porque la normalidad no existe…
Nadie es normal, pero al mismo tiempo todos pretendemos formar parte de la banda. En este caso, el padre intenta disimular que Ícaro es especial, y esa también es nuestra pelea diaria: queremos ser distintos, pero sin que esa disparidad se nos note demasiado.
Esta es tu octava novela. ¿Qué crees que tienen en común los protagonistas de tus historias?
Me he dado cuenta de que todos quieren alcanzar la felicidad. Y en este libro no es tanto una búsqueda, casi es una súplica por ser felices. Los personajes de esta obra han escapado de algún lugar porque necesitaban encontrarla, como si esta fuera un país, el mejor para vivir.