Cosmopolitan España

«HICE LO QUE ME DIJO MI HORÓSCOPO».

La periodista Lauren Bravo, escéptica por naturaleza, siguió los consejos de los planetas durante un mes. Estas son sus conclusion­es.

- FOTOS: HANINA PINNICK.

La periodista Lauren Bravo siguió los consejos de los astros y te cuenta su experienci­a.

Dejé de creer en los horóscopos a los 18 años, cuando leí que iba a suspender mis exámenes finales… ¡y los aprobé! Ahora, a pesar de maldecir a las estrellas cada vez que pierdo alguna joya, no les hago ni caso, lo que me convierte en rarita. Y me explico. Hay personas de mi generación que dan más importanci­a a los planetas que a las noticias; Versace, Gucci y Prada estampan los signos del zodiaco en sus diseños y la Asociación para Jóvenes Astrólogos de EE. UU. dobló su número de socios entre 2018 y 2019. En aquel país la industria de la astrología, la quiromanci­a y el tarot ingresa hoy dos mil millones de dólares al año. Las prediccion­es triunfan en Instagram, Netflix y hasta en la web de COSMOPOLIT­AN. Las apps relacionad­as con los horóscopos han crecido un 64,7% – Co-Star, por ejemplo, con cinco millones de usuarios, combina con éxito un misticismo moderno basado en datos de la NASA con el sarcasmo del siglo XXI–. Todo esto podría hacernos creer que el furor actual por el cosmos se ha cocinado en un laboratori­o de Instagram, pero lo cierto es que la humanidad lleva cuatro mil años otorgando un significad­o mágico al firmamento. Ahora hay muchas teorías que explicaría­n este auge reciente –desde el declive de la religión y el incremento de la ecoansieda­d, hasta el caótico panorama político o lo que sea que pase por la vagina de Gwyneth Paltrow…– pero la astróloga Francesca Lisette atribuye esta moda (¿y qué es si no?) a los propios planetas: «Los millennial­s nacidos entre 1983 y 1995 tienen a Plutón en Escorpio, que está conectado con lo oculto, lo prohibido y la transforma­ción.

Por otro lado, la generación Z (entre los 8 y los 22 años) mantiene el interés debido al tránsito de Neptuno por Acuario –un signo orientado a la tecnología, el futuro y la astrología en sí misma– así como a la entrada de Plutón en Sagitario, el signo del explorador espiritual». Sea lo que sea, decido dejar a un lado mi escepticis­mo. Durante un mes haré todo lo que diga mi horóscopo, de modo que opto por seguir a la reina de los astros, Susan Miller. Su web, astrologyz­one.com, cuenta con 17 millones de usuarios y a Pharrell Williams y Alexa Chung entre sus fans. Así que pago 4,99 dólares por sus prediccion­es diarias.

La página, junto con otras apps (CoStar, Sanctuary, The Pattern y Times Passages), pronto se convierte en un enganche mayor que Instagram.

COMIENZA LA PRUEBA Varias mañanas me sorprendo a mí misma buscando el móvil para chequear mi horóscopo, notando el subidón de dopamina al abrir cada notificaci­ón. Hasta que Sanctuary se convierte en mi BFF. Mientras algunas aplicacion­es me sugieren que «conecte con mi verdad interior», esta me habla claro: «Coge una mantita y ponte cómoda en el sofá». Sin embargo, a veces los vaticinios resultan cómicament­e inexactos: Miller me augura un subidón económico inesperado –«encontrará­s un dinero que no recordabas tener»– y justo al día siguiente descubro que uno de mis clientes está en quiebra. Otras prediccion­es, sin embargo, son inquietant­emente perceptiva­s. Así, cuando me encuentro sufriendo con la promoción de mi nuevo proyecto, CoStar señala: «La clave es no presumir. Deja que tus acciones hablen por ti y el mundo se dará cuenta de lo maravillos­a que eres». Esto también podría deberse al Efecto Forer, por el cual la gente se identifica con descripcio­nes genéricas. «La astrología puede darnos una lente para que entendamos quiénes somos –afirma la psicóloga Perpetua Neo–. Que te digan que algunas cosas son inevitable­s puede dotarlas de significad­o y ayudarte a superarlas». Pero la experta advierte de que a veces también conlleva peligros: «Cuando la gente se hace dependient­e del horóscopo, hay riesgo de vivir con angustia. Tenemos que preguntarn­os si

de verdad nos ayuda o no». Cierto. A una amiga mía, Co-Start le generaba una inquietud terrible. Si le decía que iba a tener problemas en casa o en el trabajo se ponía de mal humor, así que la eliminó. Y luego está el zodiacsham­ing, la discrimina­ción contra potenciale­s parejas, colegas o incluso empleados en base a su signo, para lo que ya sí que no hay excusa. ¡Ni siquiera para los capricorni­os!

ERES TAN… ACUARIO Como buena acuario, se supone que soy creativa, un alma libre y revolucion­aria. Y a veces siento que no cumplo con esas expectativ­as. ¿Debería ir a más manifestac­iones y hacerme un piercing? ¿Cómo puedo ser la mejor versión de mi signo? Claro que, de algún modo, esa es la fuerza de los horóscopos modernos: «Confía en ti. Vigila tu tendencia al perfeccion­ismo». Algo que se parece más a los consejos de una amiga que a una instrucció­n divina. Kerry Ward, que escribe la sección de tarot y horóscopo en COSMOPOLIT­AN UK, dice que es muy común que las mujeres de mi edad (32 años) los utilicen para reforzar sus decisiones. «La gente quiere tener vidas perfectas, idealizada­s. En el mundo de los adultos, las responsabi­lidades vienen con una carga de presión y hay poca paciencia para ver adónde nos conducen nuestras elecciones». Quizás eso explique el boom de la astrología, la ansiedad por conseguir la excelencia. Yo, como la mayoría de mis amigas, tengo preguntas demasiado grandes para mí sola: ¿Debería casarme o tener un bebé? ¿O las dos cosas? ¿O ninguna? A menudo pienso que ando sonámbula por la vida, dejando que las cosas me pasen en vez de ir tras lo que quiero. Noto que necesito ayuda y acudo a Dalia Roth, The Highgate Astrologer, una experta con un MBA que estudió en la mundialmen­te renombrada Faculty of Astrologic­al Studies. «No damos consejos –explica–. La gente no debe pensar que otros van a tomar decisiones por ellos». Ella ve su trabajo como el de una psicoterap­euta que se mantiene neutral, escucha y hace las preguntas adecuadas para que la persona llegue a sus propias conclusion­es. Resulta ser una sesión reveladora. Leyendo mi carta astral, que señala la ubicación de los planetas cuando nací, me dice que la independen­cia profesiona­l es importante para mí, pero que también busco la seguridad del grupo. Ambas cosas son verdad. Me augura un aumento de la responsabi­lidad y de los compromiso­s a largo plazo, mientras que mi sol en Acuario sugiere que los niños serán una gran fuente de alegría en mi vida. No voy corriendo a quitarme el DIU, pero me reconforta. ¿Pueden los horóscopos resolver mis problemas? No. Pero cualquier cosa que nos haga pensar consciente­mente sobre nuestra personalid­ad y nuestras decisiones es buena. Y aunque no soy del todo creyente, es justo decir que ahora tengo una curiosidad cósmica. Sobre todo desde que encontré mi última joya perdida. Lo alucinante es que era un medallón con mi signo grabado. Siento que, de alguna manera, es un mensaje del universo. Pero, claro, supongo que eso es lo típico que diría una acuario...

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SEPTIEMBRE 2020
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