APRENDE A CONTAR BUENAS HISTORIAS.
Claves para dominar el maravilloso arte del storytelling.
¿Aún no dominas el arte del ‘storytelling’? Te damos algunos trucos que te ayudarán a hilar tus relatos. Te servirán para ‘venderte’ ante tus jefes, dar conferencias o captar la atención de esa persona que te gusta.
Pasaron todavía muchos años hasta que pude conocer el mar. Pero durante todos esos años tuve algo mucho mejor: tuve a mi padre, que me lo contaba». Esto que escribe la periodista Leila Guerriero en su obra Teoría de la gravedad (ed. Libros del Asteroide) es muy cierto: las narraciones, a veces, superan la realidad. Y saber contar bien una historia es mucho más útil de lo que crees; no sólo sirve para entretener a alguien (como hacía el padre de Leila con su hija), sino también para vender un proyecto a tus jefes, para dar una conferencia e incluso para ligar. Te damos cinco trucos que te ayudarán a dominar el storytelling.
Ar ranca con una frase que atrape
A la hora de relatar algo, evita empezar con un tópico aburrido o, peor aún, con una coletilla del tipo a bueno, pues estoy aquí porque… Sé original. «Un buen inicio es una promesa, una demostración de credibilidad –ya que sólo está al alcance de quien narra muy bien– y una magnética bomba de atención», explica Héctor Urién en su libro El arte de contar bien una historia. 101 estrategias para el storytelling (ed. Alienta).
Ejemplo: el director de cine Billy Wilder decía que, para convertirse en el rey de una reunión, había que soltar algo así: «¿Les he contado cuando asesiné a seis personas en Estocolmo en una sola noche?».
Usa el sent ido del humor
Es otra de las estrategias recomendadas en el libro de Urién. Puedes recurrir al sarcasmo, la ironía, la parodia, el ridículo... o incluso, atreverte a reírte de ti misma. Ejemplo: en su charla TED, la famosa modelo Cameron Russell aparece en el escenario con un outfit corto ajustado y tacones. Tras anunciar que es una top, añade: «No debería haberme vestido así...». Y acto seguido se cambia de ropa para parecer menos sexy, ante la hilaridad del público.
No t engas miedo a que salga mal
«Si te equivocas, no pidas perdón, hazlo parte del juego. No escondas el error ni el imprevisto», aconseja Héctor Urién, que añade: «La regla de oro para hablar en público tiene dos pasos: primero, no tengas miedo a decir tonterías, y segundo, si dices alguna, pasa rápido a otra cosa». Ejemplo: Jennifer Lawrence se cayó por las escaleras al subir al escenario para recoger su Oscar a la Mejor Actriz, en 2013. ¿Fue ese el final de su carrera? Qué va: su caché ha seguido subiendo como la espuma. Si ella superó esa caída, a ti no te pasará nada si algo te sale mal cuando vayas a hablar en público.
T i ra de t u imaginar io
Cada cual posee su banco de imágenes particular. Según Urién, el imaginario es «el almacén mental de historias, situaciones, escenas, secuencias, versos, palabras y nombres que todos guardamos». Tira de ellos para enganchar a tu audiencia. Ejemplo: el imaginario de Pedro Almodóvar nos lleva a la escena de Dolor y gloria en la que Rosalía y Penélope Cruz cantan mientras lavan la ropa en el río.
Márcate un
‘ c l i f fhanging’
Se trata de «suspender algo antes de que termine, dejando el deseo en el espectador de conocer el final», explica el experto. Ejemplo: en un capítulo de Friends, Ross, que acaba de romper con Rachel, está con su nueva novia y sus amigos en la casa de la playa, y ambas lo esperan, cada una en su habitación. Él se dirige a un pasillo con dos puertas enfrentadas... y ahí se termina la temporada.