NO TE PAGAN POR IR A TRABAJAR.
Vende tu talento.
Los papeles han cambiado. La empresa, que hasta ahora tenía todas las de ganar, se disputa hoy el ingenio en una competencia global. Sí, amiga: el talento, o sea, tú, es objeto de seducción, formación y proyección. Sobre todo en las compañías de la nueva economía, donde la creatividad de los empleados se ha convertido en la llave de la innovación, y su potencial e ideas valen oro. Por eso, si no te ves a ti misma con este arranque, si aún no te has planteado tu carrera estratégicamente, es el momento de cambiar el chip y hacerlo. Objetivo: ser esa fuente de energía intelectual que pone todo en marcha y es un lujo contratar. Marta Mouliaá, especialista en Desarrollo de Personas, cree que es la suma de «inteligencia, competencias, compromiso y potencial». Y se refiere a «profesionales motivados que disfrutan con lo que hacen y actualizan permanentemente sus conocimientos, cosa que les lleva a alcanzar unos resultados excepcionales». Dominar las herramientas digitales, hablar dos idiomas, estar al día y conocer la innovación de tu sector resulta imprescindible (es un mínimo), pero también pulir las llamadas «habilidades duras y blandas». Según LinkedIn, las hard skills más valoradas tienen que ver con la computación en
la nube, el big data y herramientas tales como blockchain, UX Design, Inteligencia Artificial, marketing de afiliación o programación. En cuanto a las soft skills que más puntúan, son el trabajo en equipo, una buena comunicación, la capacidad analítica y, sobre todo, la creatividad.
Agrega valor a tu compañía
Fuera de los sectores que giran alrededor de la innovación tecnológica, el panorama para el empleo es complicado, pero no imposible. «Nos emplearán en la medida en que agreguemos valor, contribuyamos al resultado, generemos logros concretos, nos llevemos bien con los colaboradores y, en especial, con los jefes, y necesiten alguien con nuestro perfil y habilidades», explica Inés Temple, autora del libro Yo, S.L. (ed. Alienta). Esta empresaria, todo un referente en la materia, propone una manera sencilla de averiguar cómo agregamos valor: «El sistema PAR: Problema, Acción, Resultado. Consiste en ver qué problema u oportunidad hemos acometido; qué acción realizamos al respecto; y qué resultado generó esta acción». En resumen: lo que importa es qué podemos hacer con lo que sabemos. Esta capacidad para obtener resultados y comunicarlos determina nuestro potencial.
Cede t u marca y deja huel l a
Tus habilidades duras y blandas y tu capacidad para comunicar lo que haces con ellas es lo que vendes a las empresas que se van a interesar en ti a lo largo de toda tu carrera. Tu huella profesional, además, expresa tu reputación: tus intereses y valores. Por eso te contratan. «Debemos lograr que tu marca sea de prestigio y que la gente la reconozca», explica Inés Temple. «Queremos que se refieran a nosotras como personas de primera. A nadie le gusta que le digan que es ocioso, negligente o mala persona». En su libro, la experta te enseña a poner tus méritos a punto: cuidar la imagen, ser positiva, proyectar una idea de éxito, tener entusiasmo, comunicar calidez, construir una red de confianza, ser visible y saber actuar en las redes… Requiere esfuerzo y buen hacer e, igual que el aprendizaje, nunca es suficiente. «Tenemos que ganar nuestro derecho al trabajo cada día», concluye.