Cosmopolitan España

NO TE PAGAN POR IR A TRABAJAR.

Vende tu talento.

- TEXTO: LOLA FERNÁNDEZ. FOTO: SARAH SILVER.

Los papeles han cambiado. La empresa, que hasta ahora tenía todas las de ganar, se disputa hoy el ingenio en una competenci­a global. Sí, amiga: el talento, o sea, tú, es objeto de seducción, formación y proyección. Sobre todo en las compañías de la nueva economía, donde la creativida­d de los empleados se ha convertido en la llave de la innovación, y su potencial e ideas valen oro. Por eso, si no te ves a ti misma con este arranque, si aún no te has planteado tu carrera estratégic­amente, es el momento de cambiar el chip y hacerlo. Objetivo: ser esa fuente de energía intelectua­l que pone todo en marcha y es un lujo contratar. Marta Mouliaá, especialis­ta en Desarrollo de Personas, cree que es la suma de «inteligenc­ia, competenci­as, compromiso y potencial». Y se refiere a «profesiona­les motivados que disfrutan con lo que hacen y actualizan permanente­mente sus conocimien­tos, cosa que les lleva a alcanzar unos resultados excepciona­les». Dominar las herramient­as digitales, hablar dos idiomas, estar al día y conocer la innovación de tu sector resulta imprescind­ible (es un mínimo), pero también pulir las llamadas «habilidade­s duras y blandas». Según LinkedIn, las hard skills más valoradas tienen que ver con la computació­n en

la nube, el big data y herramient­as tales como blockchain, UX Design, Inteligenc­ia Artificial, marketing de afiliación o programaci­ón. En cuanto a las soft skills que más puntúan, son el trabajo en equipo, una buena comunicaci­ón, la capacidad analítica y, sobre todo, la creativida­d.

Agrega valor a tu compañía

Fuera de los sectores que giran alrededor de la innovación tecnológic­a, el panorama para el empleo es complicado, pero no imposible. «Nos emplearán en la medida en que agreguemos valor, contribuya­mos al resultado, generemos logros concretos, nos llevemos bien con los colaborado­res y, en especial, con los jefes, y necesiten alguien con nuestro perfil y habilidade­s», explica Inés Temple, autora del libro Yo, S.L. (ed. Alienta). Esta empresaria, todo un referente en la materia, propone una manera sencilla de averiguar cómo agregamos valor: «El sistema PAR: Problema, Acción, Resultado. Consiste en ver qué problema u oportunida­d hemos acometido; qué acción realizamos al respecto; y qué resultado generó esta acción». En resumen: lo que importa es qué podemos hacer con lo que sabemos. Esta capacidad para obtener resultados y comunicarl­os determina nuestro potencial.

Cede t u marca y deja huel l a

Tus habilidade­s duras y blandas y tu capacidad para comunicar lo que haces con ellas es lo que vendes a las empresas que se van a interesar en ti a lo largo de toda tu carrera. Tu huella profesiona­l, además, expresa tu reputación: tus intereses y valores. Por eso te contratan. «Debemos lograr que tu marca sea de prestigio y que la gente la reconozca», explica Inés Temple. «Queremos que se refieran a nosotras como personas de primera. A nadie le gusta que le digan que es ocioso, negligente o mala persona». En su libro, la experta te enseña a poner tus méritos a punto: cuidar la imagen, ser positiva, proyectar una idea de éxito, tener entusiasmo, comunicar calidez, construir una red de confianza, ser visible y saber actuar en las redes… Requiere esfuerzo y buen hacer e, igual que el aprendizaj­e, nunca es suficiente. «Tenemos que ganar nuestro derecho al trabajo cada día», concluye.

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«Soy un chollo: lista y preparada, empatizo con todos. ¿Quién me quiere contratar?» Mira desde otra pe rsp ect iva asegúrate el futu tuprofesió­ny ro

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