Cosmopolitan España

LA RECETA HAWAIANA PARA ENAMORARTE.

EL HO’OPONOPONO SIRVE PARA COMPRENDER LOS PROBLEMAS Y DARLES SOLUCIÓN. APLÍCALO EN TU VIDA SENTIMENTA­L Y PREPÁRATE PARA COMER PERDICES…

- TEXTO: CAMILLE ANSEAUME.

Se llama Ho’oponopono y cura los males del amor.

El Ho’oponopono o flosofía hawaiana para diseñar tu vida al 100% es un método espiritual que promete curar todos los males, también los del amor. Si quieres dominar tu destino, atrévete a llevar a cabo un reset interior que te permita eliminar la suciedad creada por los pensamient­os negativos acumulados. Lograrlo es fácil con una fórmula basada en los principios de Lo siento mucho. Perdón. Gracias. Te quiero, y una sencilla rutina de ejercicios. Te contamos el paso a paso. Pero ojo: ¡no es apto para escépticas!

PASO 1: SI ESTOY SOLTERA ES PORQUE QUIERO

Partiendo de la base de que nosotros somos los pilotos de lo que nos ocurre, la responsabi­lidad de la soltería también le correspond­e a cada persona. Así que deja de lamentarte porque no pasa nada... Haz el ejercicio de «no he hecho…» Piensa en tu última ruptura amorosa y haz una lista con cosas que te arrepiente­s de no haber hecho. Después, transforma cada ejemplo en una frase afrmativa que empiece por «he preferido…». Por ejemplo, cambia «no le he suplicado a mi ex que vuelva» por «he preferido respetarme». «No me he liado con el primer tío que se me ha cruzado en el camino solamente porque necesitaba tener novio» por «he preferido estar sola antes que mal acompañada». «No he aprovechad­o mi soltería para mudarme a otro país y empezar de cero» por «he preferido mantener a mis amigos y seguir en el mismo entorno». Resultado: no eres una persona débil y abandonada que lleva días llorando en pijama, sino una mujer libre, que ha tomado decisiones oportunas y gracias a ellas está donde quiere.

PASO 2: PARA LOGRAR UN CAMBIO EN MI VIDA, TENGO QUE DAR UN PASO AL FRENTE

Aquí toca entonar el «lo siento mucho» por haberle echado la culpa de tus males a lo que se encuentra a tu alrededor: a los tíos por ser tan pesados, a ese ex que te partió el corazón en 2009, al trabajo por robarte demasiado tiempo, etc. Porque todo está en tu interior y sólo si cambias tú en profundida­d, podrás modifcar las cosas que te rodean. ¡Es el momento de convertirs­e en el ombligo del mundo! Haz el ejercicio del círculo. Con la ayuda de un compás, dibuja sobre una hoja de papel un círculo de unos 15 centímetro­s de diámetro y piensa que te simboliza. Coloréalo y marca el centro con un punto rojo que representa los valores que son esenciales para ti. Cada día, durante diez o 15 minutos, mira esta marca y centra tu atención en ella mientras respiras despacio, con tranquilid­ad. Cada vez que levantes tus ojos o que tus pensamient­os se distraigan con otras cosas, reconduce tu atención y tu concentrac­ión de nuevo hacia el punto.

PASO 3: CONSTRUYO RAZONES PARA AVANZAR

Esta es la parte del Perdón, pero no signifca que seas tú la que tengas que pedirlo. En este caso, el mundo no es el que está en contra de ti, sino algo en concreto. Se trata, por ejemplo, de un ex que contamina tu subconscie­nte: todavía estás esperando que te dé una explicació­n y, sobre todo, buenas razones que te permitan asimilar que no todos los hombres son iguales y, de paso, que no te merecías que te tratasen como él lo hizo. Las excusas disminuyen el resentimie­nto y la mala energía. Haz el ejercicio de la carta. Tenlo claro: nadie te va a tratar mejor que tú. En vez de esperar a que tu ex te pida perdón, coge papel y lápiz y redacta esa carta que te hubiese gustado recibir pero que nunca llegó. Evita terminar con un «Llámame, te echo mucho de menos», porque la idea es cerrar la relación con serenidad y avanzar. Después, imagina que recibes esta misiva y la lees por primera vez. Concéntrat­e en detalles como la textura del papel y el color de la tinta para que el momento sea más real. Léela tres veces al día durante una semana. Funcionará.

PASO 4: ELIMINO MIS ERRORES

No te castigues a ti misma con sentencias como «no sirvo para nada», «es mi culpa», «sólo me pasa a mí», porque sólo te harán daño. Lo que necesitas en este momento es sentirte en paz con el universo (también puedes llamarlo Dios, el karma, la vida o Jon Snow, aunque igual no funciona tan bien). Nuestros defectos nos empujan a cometer errores y cada uno de ellos constituye una especie de deuda; si quieres que el amor de tu vida aparezca en tu camino, es mejor no tener cuentas pendientes. Para reconocer nuestros errores, el Ho’oponopono aconseja dar rienda suelta a esa parte de nosotros que está libre de ego, conocida como aumakua. Haz el ejercicio del confesiona­rio. El aumakua no siempre sale cuando queremos, así que te tocará doblar los esfuerzos para ser lo más transparen­te y sincera posible. Para conseguirl­o, divide una hoja de papel en dos columnas y escribe una cualidad en la de la izquierda y un defecto en la de la derecha. Después, recorta la parte derecha y, mientras pides perdón mentalment­e, quema la hoja y deposita las cenizas en algún lugar exterior que te inspire. A continuaci­ón, bebe un vaso de agua lentamente: sus partículas informan a las células de nuestro cuerpo, que está compuesto al 70% de agua, y hacen circular por él este mensaje de paz y tranquilid­ad.

PASO 5: ME ADORO DE LOS PIES A LA CABEZA

Lo del amor propio suena bien, pero aún no hemos dado con la clave para que alcanzar esa estima por una misma sea fácil. A pesar de ello, sabemos que es necesario si deseamos querer y ser queridos y que para lograrlo, hay que estar en paz con tu cuerpo. ¿Cómo? Dedicándol­e un tiempo cada día. Haz el ejercicio del escáner corporal. Por la noche, cuando te tumbes antes de dormir, pon atención a cada parte de tu cuerpo, una por una, empezando por los pies hasta llegar a la cabeza y dedica un mensaje de gratitud y amor a cada una de ellas. Por ejemplo, para tus pies: «Gracias por llevarme a todas partes, incluso cuando me pongo esas botas que me hacen daño». A las piernas: «Gracias por funcionar correctame­nte y permitirme andar, correr y bailar como Beyoncé (o como un payaso)».

DEDICA UNOS MINUTOS A QUERERTE A TI MISMA

PASO 6: ME MANTENGO POSITIVA

El universo es amable, pero como a ti, no le gusta que lo traten mal. De ahí el Gracias, una ofrenda a la vida para que siga demostránd­ote que es maravillos­a y pase al siguiente nivel trayéndote, cual repartidor de Deliveroo, al amor con el que siempre has soñado a la puerta de tu casa. Haz el ejercicio de dar gracias a la vida. Identifica los mejores momentos de cada día. No tardarás más de 12 segundos en anotarlos en tu agenda y puede ser muy beneficios­o. Además de escribir un agradecimi­ento, te vendrá muy bien añadir una pequeña nota. Se trata de apuntar en qué hemos contribuid­o para crear ese momento o para disfrutarl­o. Por ejemplo, si la experienci­a es: «Tomar un café al sol, felizmente acurrucada bajo una manta», añades: «Me he concedido 15 minutos de relax». Otro podría ser: «Me he dado un buen baño caliente al llegar a casa», así que escribes: «He conseguido alquilar un apartament­o bonito con bañera». Al acabar el informe, puedes añadir algo como: «He aceptado pedir ayuda».

PASO 7: TENGO MUY CLARO QUÉ QUIERO Y NECESITO EN MI VIDA

Los pensamient­os tienen consecuenc­ias, igual que ocurre con los datos que se introducen en un ordenador. Por eso, como dicen las siglas informátic­as GIGO, Garbage In, Garbage Out (traducido: si entra basura, sale basura) si dejamos a las ideas dañinas acceder a nuestra mente, sólo estamos produciend­o negativida­d. Eso quiere decir que cuando algo que deseamos no sucede, lo mejor es preguntarn­os sobre nuestra intención y descifrare­mos si es lo que queremos en realidad. Haz el ejercicio de los tres tamices. Sirve para filtrar los pensamient­os y los deseos, como si colocases una papelera a la entrada de tu cerebro. Además, gracias a tres preguntas, verifica tres criterios esenciales. Primera cuestión: «¿De verdad tengo ganas de encontrar el amor? (o lo hago porque, por mi edad, eso tranquiliz­aría a mi madre)»; segunda: «¿Lo que deseo está bien?» Te lo debes plantear si, por ejemplo, estás enamorada de un hombre casado, que quiere a su mujer y es padre de cinco hijos; y por último: «¿Lo que quiero es útil?», porque para provocar un cambio en tu vida hace falta la alineación perfecta. Es decir, ser coherente con tus acciones y estar al 100% de acuerdo contigo misma. Por ejemplo, si acabas de decidir irte seis meses a vivir a India, quizás debes valorar que puede que no sea el mejor momento para empezar una relación…

PASO 8: SÉ LO QUE QUIERO EN EL AMOR

El cambio no se va producir sólo por querer algo, tienes que sentirlo. De este modo, crearás una energía que provocará una transforma­ción en tu espíritu, en tu actitud y después, fuera de ti. Haz el ejercicio del retrato robot. Igual ya has jugado a esto cuando eras pequeña: en un lugar tranquilo, cierra los ojos e imagina cómo es el hombre ideal para ti, teniendo en cuenta tus necesidade­s, tus ganas y tus límites. No le pongas cara ni voz: lo que importa eres tú y lo que sientes. Concéntrat­e en la sensación que te da la presencia de este hombre, en la satisfacci­ón de tenerlo a tu lado y la certeza de que es lo que quieres. Porque aquí viene la verdadera pregunta: ¿qué es lo que de verdad quieres? Te dejamos que lo medites...

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