Die Bequemlichkeit siegt
Es tut vielen jedes Mal in der Seele weh, aber doch passiert es immer wieder: Man muss Essen wegwerfen. Dabei könnte es so einfach sein, das zu vermeiden. Oder auch nicht. Denn was es dafür zu ändern gilt, sind Gewohnheiten und Bequemlichkeiten, und damit tut sich der Mensch erfahrungsgemäß äußerst schwer. Natürlich könnten die Verbraucher warten, bis Regierungen auch endlich einmal dieses Problem angehen, bis sie gezwungen werden, ihre Gewohnheiten zu ändern. So wie mit dem Einwegplastik, das bis zum Jahr 2021 verschwinden soll. Dabei hätte jeder Einzelne schon vorher seinen Beitrag zur Reduzierung des Plastikmülls leisten können. Hätte auf Einweggeschirr bei Partys und Picknicks verzichten und stattdessen hinterher abspülen können. Aber das ist halt nicht so bequem. Solange uns die Konsequenzen nicht selbst treffen, machen wir weiter wie bisher. Auch so eine typische Eigenheit des Menschen. Doch die Folgen werden wir zu spüren bekommen. Garantiert.
Triunfa la comodidad
A muchos les duele cada vez que lo hacen, pero sucede una y otra vez: que no quede más remedio que tirar comida a la basura. Y eso que, en el fondo, sería muy fácil evitarlo. O quizás no. En fin, para ello habría que cambiar las costumbres y renunciar a comodidades a las que estamos muy acostumbrados, cosa que, según muestra la experiencia, nos suele costar mucho. Claro que los consumidores podríamos esperar a que los gobiernos comiencen de una vez a buscarle solución al problema, a que nos obliguen a cambiar de costumbre como con la prohibición de productos de plástico desechables para el 2021. Y eso que todos nosotros podríamos haber contribuido antes a reducir la basura plástica. Por ejemplo, renunciando a la vajilla de plástico en celebraciones y parrilladas. Pero claro, es más incómodo. Mientras que no sufrimos personalmente las consecuencias, seguimos como hasta ahora. Otro rasgo humano muy característico. Pero, lo que está claro es que las consecuencias llegaremos a sufrirlas. Con toda seguridad.