Geld oder Leben
Es gibt Angenehmeres als eine allgemeine Maskenpflicht bei über 30 Grad im Schatten. Die Akzeptanz für die durchgreifende Maßnahme hängt stark von der subjektiven Perspektive in der Corona-Pandemie ab. Jemandem, der eine Bar oder einen Laden betreibt, in der Tourismusbranche arbeitet oder als Kulturschaffender tätig ist, werden die verschärfte Maskenpflicht und anderen Restriktionen wohl zu weit gehen. Für andere, die zu Hause eine ältere, immungeschwächte oder besonders gefährdete Person haben, können die Maßnahmen gar nicht streng genug sein. Die Jugend wiederum nimmt es in ihrer Sturm- und Drang-Phase mit den Vorsichtsmaßnahmen nicht so ernst. Das mag unverantwortlich sein, aber auch irgendwie logisch in der Easy-Living-Atmosphäre des Sommers – nach Monaten der Isolierung und Absolvieren von Prüfungen unter äußerst schwierigen Bedingungen.
Sars-CoV-2 hat Politik und Gesellschaft das Messer auf die Brust gesetzt und fordert: „Geld oder Leben“. Entweder man rettet die Wirtschaft oder Menschenleben. Beides scheint nicht zu gehen, ein moralisches Dilemma. Es gibt kein Allheilmittel in der Corona-Krise, höchstens eine Impfung, und die wird noch auf sich warten lassen. Es bleibt uns also nichts anderes übrig, als diese Monate durchzustehen, mit Maske, mit Abstand, mit kühlem Kopf, der sich ab und zu auch mal in die Perspektive des anderen hineinversetzen sollte.
La bolsa o la vida
Hay cosas más agradables que la obligación de llevar mascarilla en todo momento cuando estamos a 30 grados a la sombra. La aceptación de esa medida radical depende mucho de la perspectiva subjetiva de la pandemia del coronavirus. Para las personas que regentan un bar o una tienda, que trabajan en el sector del turismo o de la cultura probablemente la obligación de la mascarilla y otras restricciones van demasiado lejos. A otros que tienen en su hogar a una persona mayor, inmunodeficiente o de un grupo de riesgo elevado, la prevención no será nunca lo suficientemente estricta. La juventud por su parte, en su fase de "Sturm und Drang", no se está tomando muy en serio las medidas de prevención. Eso puede parecer irresponsable, pero también lógico en el ambiente de "viva la vida" del verano, después de meses de aislamiento y de exámenes en condiciones muy complicadas.
El Sars-CoV-2 ha puesto la pistola en el pecho de la política y de la sociedad exigiendo: "¡La bolsa o la vida!" O se salva la economía o se salvan vidas. Las dos cosas parece que no puede ser, un dilema moral. No hay una panacea en esta crisis del coronavirus, como mucho una vacuna, y ésta se hará esperar. De modo que no nos queda otra que aguantar estos meses, con mascarilla, con distancia, con sentido común, y entrando de vez en cuando también en la perspectiva subjetiva de otros.