Aufschrei unter Wasser
In Spanien gibt es über 100 Natur- und 16 Nationalparks mit strengen Regeln zum Erhalt von Flora und Fauna. Ländlicher Urlaub – gerade in diesen geschützten Gebieten – boomt, und die Gratwanderung zwischen Tourismus und Landschaftsschutz funktioniert. Wächst irgendwo ein Pflänzchen, das vom Aussterben bedroht ist, gibt es öffentliche Gelder und Programme, um es zu erhalten. Warum ist das beim Meer nicht ähnlich? Aufschreie gibt es genügend, die öffentlichen Institutionen sind gewarnt. Und trotzdem schaut der Großteil weg, wenn eine ganze Spezies wie der Hai langsam, aber sicher aus dem Mittelmeer verschwindet. Zum einen mag es an Hollywood-Filmen liegen, die der Gesellschaft ein schlechtes Image dieser angeblichen Monster vermittelt haben. Zum anderen, und vermutlich ausschlaggebender, sind es das liebe Geld und ein starker Fischereisektor, die ein Eingreifen verzögern, wenn nicht verhindern. Dabei passiert das, was der Spanier „pan para hoy, hambre para mañana“nennt: Heute Brot, morgen Hunger. Es ist schließlich im ureigenen Interesse der Fischer, die Meere und ihre Bewohner zu schützen. Nur ein intaktes Ökosystem im Wasser kann dafür sorgen, dass Artenreichtum herrscht und die Netze voll bleiben. Nachhaltige Fangmethoden müssen her, Kontrollen und ausgewiesene Schutzzonen, in denen Fischer nichts zu suchen haben. Damit auch morgen noch Brot auf dem Teller liegt.
Clamando bajo agua
El España hay más de 100 parques naturales y 16 parques nacionales con reglas estrictas para la conservación de su flora y fauna. Las vacaciones rurales, sobre todo en zonas protegidas, están en auge y el difícil equilibrio entre turismo y el cuidado del paisaje, funciona. Si en algún sitio crece una plantita que esté en peligro de extinción, llegan ayudas públicas y programas ambientales para preservarla. ¿Por qué no ocurre algo similar con el mar? Quejas hay bastantes, las instituciones públicas están advertidas. Aun así la mayoría mira hacia otro lado, cuando toda una especie como el tiburón desaparece, lentamente pero sin remedio, del Mar Mediterráneo. En parte se debe a las películas de Hollywood que han transmitido a la sociedad una mala imagen de estos presuntos monstruos. Por otra parte, y probablemente con una mayor incidencia, se debe al querido dinero y a la fuerza del sector pesquero, que retrasan una intervención, o incluso la impiden. Y eso trae consigo lo que describe el proverbio de „pan para hoy, hambre para mañana“. Porque al fin y al cabo los pescadores deberían ser los primeros interesados en que se proteja el mar y a todos los que lo habitan. Tan sólo un ecosistema intacto puede garantizar la diversidad de especies y proporcionar redes de pesca llenas. Son imprescindibles métodos de pesca sostenibles, controles y la señalización de zonas protegidas en las que a los pescadores no se les ha perdido nada. Para que también mañana haya pan en la mesa.