Voll verwählt
Die Katalanen haben ein ausgeprägtes Verständnis für Demokratie. Die Region verzeichnet traditionell hohe Wahlbeteiligungen. Bei jeder Abstimmung geht es ja auch immer darum, seine Überzeugung für oder gegen eine Unabhängigkeit von Spanien kundzutun. Diese Leidenschaft muss man respektieren, man darf sie auch bewundern.
Die Demokratie erfreut sich in Katalonien guter Gesundheit – Spanien aber nicht. Im Rest des Landes darf ein großer Teil der Bevölkerung nicht mehr arbeiten, weil die Ansteckungsgefahr aufgrund des Coronavirus zu groß ist. Die Regionalregierungen scheuen sich nicht, Wirtschaftssektoren in den Ruin und Familien in Existenznot zu treiben. Da wäre es nur konsequent gewesen, die Wahl zu verschieben. Stattdessen wird das Wahlrecht so groß geschrieben, dass sogar Infizierte ihre Quarantäne unterbrechen und von 19 bis 20 Uhr ihre Stimme abgeben dürfen. Was soll das? Bei der Wahl kann man also den Schutz der Gesundheit mit anderen Mitteln gewährleisten als mit Verboten, die inzwischen gar Gerichte in Frage stellen? Es gilt inzwischen geradezu als selbstverständlich, dass Bewegungsund Versammlungsfreiheit dem Schutz der Bevölkerung vor einer Ansteckung untergeordnet werden. Mehr als das, man zeigt mit dem Finger auf alle, die sich mal eine „Grundfreiheit“herausnehmen – ganz so, als ob es ein Frevel wäre. So ist es also um die Gesundheit der Demokratie in Spanien bestellt.
Mala elección
Los catalanes tienen un profundo sentido de la democracia. La región tradicionalmente suele tener grandes participaciones en procesos electorales. Sin duda también, porque en cada votación tienen que manifestar su convicción política a favor o en contra de la independencia de España. Esa pasión hay que respetarla y se puede incluso admirar. La democracia goza en Cataluña pues de buena salud – en España no tanto. En el resto del país, una buena parte de la población ya no puede trabajar, porque el peligro de contagio del coronavirus es demasiado alto. Los gobiernos regionales no recelan de enviar a sectores económicos a la ruina y a las familias a la pobreza. En esa situación, lo consecuente hubiera sido aplazar las elecciones. En cambio se realza el derecho al voto hasta el punto, que incluso los infectados pueden interrumpir la cuarentena, para depositar su voto. ¿Pero de que van? ¿O sea que en las elecciones se puede garantizar la protección de la salud con otros medios que no sean prohibiciones, las cuales ya hasta los juzgados ponen en duda? Porque se da ya por hecho, que la libertad de movimiento y de reunión se puede subordinar a la protección de la población de un peligro de contagio. Incluso se señala a todos con el dedo, que se atreven a disfrutar de un derecho elemental – como si eso fuera un sacrilegio. Esa es pues la salud de la que goza la democracia en España.