Verständlich und großzügig
Razonable y generoso
EU-Ausländer werden bei der Covid-Impfung genauso behandelt wie Spanier. Einzige Voraussetzung ist, dass Deutsche, Österreicher, Niederländer und andere (Nicht-)Residenten ihre Papiere in Spanien halbwegs in Ordnung bringen, sprich: sich im Rathaus anmelden. Es gibt etliche Ausländer, die seit Jahren dauerhaft hier leben, ohne sich jemals ins Einwohnermelderegister eingetragen zu haben, geschweige denn, die residencia beantragt zu haben. Dafür mag es viele Gründe geben, und tatsächlich mag es auch Fälle geben, in denen es nicht leicht oder sogar unmöglich ist, sich ordnungsgemäß anzumelden. Bei den meisten jedoch reicht zumindest für den Eintrag ins Einwohnermelderegister der Gang zum Rathaus. Wer jetzt nach der Impfung schreit, sich aber jahrelang – aus welchen Gründen auch immer – nie darum gekümmert hat, wenigstens das empadronamiento im Rathaus zu erledigen, bekommt nun die Quittung. Für viele dürfte es das erste Mal sein, dass sie auf eine öffentliche Leistung angewiesen sind, die sie zumindest momentan nicht auf privater Ebene bekommen. Aber Hand aufs Herz: Dass Spanien zumindest den Eintrag ins Einwohnermelderegister als Voraussetzung für die Impfung fordert, ist verständlich und sogar noch großzügig. Wer nicht einmal bereit ist, diesen Schritt zu gehen, dem bleiben zwei Möglichkeiten: sich in seinem Heimatland impfen zu lassen oder zu warten, bis die Impfung auch über Privatkliniken möglich ist.
Los extranjeros de la Unión Europea reciben respecto a la vacunación contra el Covid el mismo trato que los españoles. La única condición es, que alemanes, austriacos, holandeses y otros (no-)residentes pongan algo de orden en sus papeles, o sea que se empadronen en el ayuntamiento. Hay muchísimos extranjeros, que llevan años viviendo aquí permanentemente sin haberse dado nunca de alta en el padrón, y menos aún, hayan pedido la residencia. Para ello puede haber muchas razones, y por supuesto habrá también casos, en los que resulte difícil o incluso imposible, darse de alta como es debido. Pero para la mayoría sería tan fácil, como pasarse por el ayuntamiento. El que ahora pida a gritos la vacuna, pero durante años – por los motivos que sea – nunca se preocupó de por lo menos registrarse en el padrón, recibe ahora la factura. Para muchos puede que sea la primera vez que necesiten una prestación pública, que al menos de momento no pueden recibir en el sector privado. Pero sinceramente: que España exija como mínimo estar de alta en el padrón como condición para la vacuna, es comprensible e incluso generoso. Al que no esté dispuesto a dar ni siquiera ese paso, tan sólo le quedan dos posibilidades: vacunarse en su país de origen o esperar a que la vacunación sea también posible en clínicas privadas.