Betrifft mich nicht, gibt’s nicht
No me afecta, no existe
Den Klimawandel gibt’s gar nicht? Alles ganz normal? Heiß war es schon immer im Sommer, Unwetter kommen nun mal vor im Herbst? Es wird immer unerträglicher. Man sollte einmal einen Klimawandel-Leugner bitten, einem Landwirt in Spanien – einem echten, traditionellen – zu erklären, dass es „diesen Klimawandel“gar nicht gibt. Vielleicht auch den Dorfbewohnern im Hinterland der Costa Blanca, die bei dem schrecklichen Waldbrand alles verloren haben. Oder gleich den Eltern des nicht einmal zwei Jahre alten Mädchens, das in Katalonien von Hagelkörnern größer als Tennisbälle erschlagen wurde. Wir können uns schon mal warm anziehen, im Herbst wird es mit großer Wahrscheinlichkeit gewaltig krachen an den Küsten, das viel zu warme Mittelmeer liefert Zündstoff für eine Gota Fría. Auch an immer heißere Sommer müssen wir uns gewöhnen, an neue, mitunter unangenehme Meeresbewohner, daran, dass nicht mehr immer alles verfügbar ist, wenn wir es brauchen. Stichwort Wasser. Noch mag es ja eine gewisse Ästhetik haben, wenn plötzlich Kirchtürme aus Stauseen herausragen. Mit der Ästhetik ist es wohl erst vorbei, wenn ein Hagelschauer Beulen im Wohnmobil hinterlässt. Und was, wenn der nächste Brand oder das nächste Herbst-Unwetter das komplette Haus in Spanien zerstört? Schade, dass viele Menschen immer erst dann dazulernen, wenn es sie selbst getroffen hat. ¿El cambio climático no existe? ¿Todo esto es normal? ¿En verano siempre ha hecho calor, las tormentas en otoño ocurren? Es cada vez más insoportable. Se debería pedir a un negacionista que explique a un agricultor en España – uno auténtico y tradicional – que no existe tal "cambio climático". O a los habitantes de los pueblos del interior de la Costa Blanca que lo han perdido todo por un terrible incendio. O a los padres de la niña de apenas dos años en Cataluña que ha fallecido cuando fue alcanzada por piedras de granizo del tamaño de una pelota de tenis. Ya nos podemos ir preparando. Con mucha probabilidad habrá graves tormentas en las costas este otoño. Un mar Mediterráneo con temperaturas muy elevadas proporciona las condiciones para que llegue una gota fría. También nos tenemos que ir acostumbrando a veranos cada vez más calurosos, a nuevos, a veces desagradables, animales marinos y a que no siempre esté todo disponible cuando lo necesitamos. Por ejemplo, el agua. Todavía poseerá cierta estética cuando de repente se elevan campanarios de embalses secos. Pero se acaba la estética cuando una tormenta de granizo deja la caravana llena de marcas. ¿Y qué pasará cuando el próximo incendio o la siguiente tormenta de otoño destruya la casa en España? Es una lástima que mucha gente sólo aprenda cuando les afecta en primera persona.