Das waren noch Zeiten
Oft wirkt ein Blick in die Vergangenheit verklärend. Etwa, wenn man sich vor Augen führt, was das Kabinett von Felipe González alles geleistet hat, was für große Aufgaben diese Männer angepackt haben und was für immense Schwierigkeiten sie überwinden mussten – damals. Verglichen mit damals wirkt die Politik heute kleinlich, unbedeutend und bisweilen befremdlich. Die großen Ideale und hehren Ziele haben kleinlichen Partikularinteressen und politischem Kalkül Platz gemacht. Das waren damals noch andere Zeiten, mag man mit Bewunderung sagen. Stimmt, 1982 in Spanien und 1989 in Deutschland waren Zeitenwenden. Doch die sind vorbei. Und ein Felipe González gibt heute bisweilen ziemlichen Stuss von sich, ebenso wie sein Nachfolger im Amt, der konservative José María Aznar. Ihre Zeit ist abgelaufen. Und zu ihrer Zeit wurden sie auch keineswegs so verklärt wie heute. Wenn viele ältere Spanier jetzt über die wirtschaftliche Situation und Inflation klagen, dann sagen sie oft unbewusst: „Das ist fast so schlimm wie mit Felipe“. In seiner Zeit stand Felipe González nicht auf dem Podest, auf den die Geschichte ihn nun gestellt hat. Etwas bedenklich ist, wenn eine Gesellschaft allzu gerne in der Vergangenheit schwelgt und ihr Blick dann obendrein mit moralisch-mahnendem Unterton in eine ungewisse Zukunft gerichtet wird. Dann mag meist irgendjemand nicht, dass die Menschen die Gegenwart allzu genau ansehen.
Eran otros tiempos
La mirada al pasado tiende a menudo a glorificarlo. Por ejemplo, cuando se echa la vista atrás en los logros del gobierno de Felipe González, las grandes tareas que emprendieron aquellos hombres y la enormes dificultades que tuvieron que superar para ello. Comparado con aquello, la política actual parece pedante, irrelevante y a veces extraña. Los grandes ideales y las metas venerables han dejado su lugar a mezquinos intereses particulares y cálculos políticos. Eran otros tiempos aquellos, se suele decir con admiración. Es cierto que 1982 marcó en España, como 1989 en Alemania, un cambio de época. Pero eso ya quedó atrás. Y Felipe González hoy en día suelta bastantes estupideces, como también lo hace su sucesor, el conservador José María Aznar. Sus tiempos ya pasaron. Y en sus respectivos tiempos tampoco fueron tan glorificados como lo son en la actualidad. Cuando españoles ya mayores se quejan de la situación económica y de la inflación, de manera inconsciente a menudo dicen: „Estamos casi tan mal como con Felipe“. En su tiempo, Felipe González no estaba encima de ese pedestal en el que lo ha colocado ahora la historia. Es preocupante cuando una sociedad se deleita con demasiada frecuencia en los recuerdos del pasado, y más cuando a la vez mira a un futuro incierto con advertencias morales. En esos casos suele haber alguien que no quiere que las personas se fijen demasiado en el presente.