Alimentación saludable
El exceso de estrógenos puede enfermarnos. Pero es algo que podemos evitar con una dieta que regula la enzima que activa su producción.
Controla los estrógenos
La enzima aromatasa sirve a nuestro organismo, tanto en los hombres como en las mujeres, para fabricar los estrógenos (hormonas sexuales esteroideas) a partir de las hormonas masculinas androstenediona y testosterona. Dónde se encuentra. Esta enzima se halla en el hipotálamo, y también en células del hígado, piel, glándulas suprarrenales, mamas, huesos, ovarios y endometrio, en células de los testículos y placenta, en el tejido canceroso mamario y en las células de grasa (los adipocitos).
De más o de menos. Si la actividad de esta enzima se ve acelerada por un exceso de peso o por un polimorfismo del gen CYP19A, fabri
camos estrógenos en exceso, lo que se relaciona con cánceres de mama, endometrio, próstata, colon u ovario. Y si producimos menos, con párkinson, osteoporosis o demencias.
INDICADORES
Menarquía precoz. Este polimorfismo pueden tenerlo, por ejemplo, las niñas que menstrúan antes de los once años: la elevada actividad de la aromatasa ha fabricado demasiados estrógenos y ha causado una llegada precoz de la menarquía. Vínculo con la inflamación. El exceso de estrógenos favorece, asimismo, la formación de PGE2, una prostaglandina con actividad proinflamatoria que causa cefaleas, dolores crónicos y una mayor actividad
de la aromatasa, lo que a su vez produce más estrógenos, entrando así en un círculo vicioso que evidencia que la formación excesiva de estrógenos está ligada a la inf lamación. Vínculo con el sobrepeso. El exceso de peso también acelera la actividad de esta enzima, ya que hay más cantidad de tejido adiposo y es más fácil producir estrógenos. Sin embargo, se ha comprobado que si una persona con sobrepeso realiza una actividad f ísica y controla su peso, la actividad de la enzima productora de estrógenos disminuye.
EXCESO DE GLUCOSA
El rol de la insulina. Otro factor que aumenta la actividad de esta enzima es la insulina en sangre. Cuando comemos algo rico en azúcar o trigo, aumenta el nivel de glucosa. Entonces nuestro páncreas secreta insulina para que la glucosa pueda entrar en las células y la puedan utilizar como combustible para producir energía. Pero si hay un exceso, esta glucosa se almacena en forma de grasa (en los adipocitos) gracias a la insulina. Subidas de azúcar. Siempre que la insulina está alta, el cuerpo envía la señal para que la aromatasa fabrique estrógenos, de manera que, a lo largo del día, si no cuidamos nuestra alimentación, se producen diferentes subidas de azúcar en sangre seguidas de subidas de insulina, que activa la aromatasa y esta, la producción de estrógenos.
EL HÍGADO, FUNDAMENTAL Saturación. Si mantenemos la insulina alta de manera habitual, si el cuerpo fabrica estrógenos continuamente, y si el hígado no puede eliminar este exceso por sobresaturación, tendremos problemas. Alternativas. La buena noticia es que, una vez sabemos que tenemos los estrógenos elevados, podemos intervenir de una forma muy sencilla, con cambios en la alimentación e incorporando la actividad f ísica en nuestro día a día. Estrógenos exógenos. Pero hay que tener en cuenta que los estrógenos endógenos no son los únicos. Hay otros (exógenos) que proceden de ciertos alimentos y de los disruptores endocrinos que actúan como estrógenos en el organismo (bisfenoal A de los plásticos, parabenos o ftalatos de la cosmética, el tef lón…). Metilación hepática. Por esta razón es necesario cuidar nuestro hígado, y en especial la metilación, una de las vías de eliminación de hormonas y tóxicos de la segunda fase de la detoxificación hepática.
¿Metilo mal? Si en una analítica de sangre hay unos niveles de homocisteína por encima de 12 mmol/l podemos deducir que la vía de la metilación está enlentecida o sobrecargada. Si eres una persona con un carácter perfeccionista, autoexigente, planificadora, obsesiva, y por la noche aprietas los dientes mientras duermes, tienes una pista: seguramente metilas lentamente. Amigos del hígado. Nutrientes como las vitaminas B2, B6, B9 y B12, el magnesio, el aminoácido metionina, y compuestos como la colina y el inositol, son imprescindibles para una correcta metilación. Los encontramos en remolachas, crucíferas (coles), legumbres, aguacate, algas, plátano, dátiles, ajo, cereales integrales, pescado azul, yema de huevo, fr utos secos y espinacas, entre otros alimentos. Fuera tóxicos. Y además, para ayudar al hígado a metilar mejor es necesario eliminar el café y evitar la exposición a los tóxicos ambientales (plásticos, cosmética…).
ESTRÓGENOS Y ENDOMETRIOSIS Inflamación crónica. La endometriosis es una enfermedad en ascenso en las mujeres y está considerada hoy una enfermedad sistémica con inflamación crónica. Esto último es el vínculo con los estrógenos: como sabemos, su exceso favorece la formación de las prostaglandinas proinf lamatorias PGE2. Causas. La endometriosis sucede cuando hay tejido endometrial fuera de la pared que recubre el útero. Una de sus causas es el «sangrado retrógrado»: parte de la menstruación pasa a la cavidad abdominal y las células del endometrio salen a otras zonas de la pelvis, a los ovarios, trompas de Falopio, vejiga… Estancamiento. Este tejido fuera del endometrio responde a los estrógenos y la progesterona, pero al no ser eliminado con el sangrado menstrual, se estanca y produce una respuesta inflamatoria.
La dieta ayuda. Una alimentación libre de gluten, azúcar y tóxicos, con grasas saludables y fibra (verduras y hortalizas), y con alimentos con acción antiinf lamatoria, resulta muy beneficiosa para las mujeres que padecen esta enfermedad.
EN LA MENOPAUSIA Cambios físicos. En la menopausia, los ovarios de las mujeres dejan de producir estrógenos, lo que acarrea disminución del deseo sexual, sequedad de piel y mucosas, sofocos e insomnio, problemas de visión, osteoporosis o aumento del colesterol.
¿Terapia hormonal? Para aliviar los síntomas de la menopausia, se recomienda a veces la terapia hormonal sustitutiva (THS), pero si la actividad de la aromatasa es elevada, no es aconsejable porque pueden aumentar demasiado los niveles de estrógenos y tener consecuencias si se eliminan mal a través del hígado o existe demasiada exposición a disruptores endocrinos. Fitoestrógenos. Para saber si la THS nos puede beneficiar, conviene hacerse un estudio genético. Y, mientras, podemos introducir en la dieta fitostrógenos, polifenoles de origen vegetal con cierta actividad biológica. Alimentos como el kuzu, sésamo, legumbres, lino, verduras crucíferas o uva pueden mejorar las consecuencias de la menopausia.