La Nueva España - Cultura | La Nueva España

Musicar el pensamient­o

El desamparo de dos mujeres abandonada­s en «Chamanes eléctricos en la fiesta del sol», de Mónica Ojeda

- Ricardo Baixeras

No solo la literatura es el terreno propicio para el goce. También, a su modo, ocupa un espacio abisal por el que discurre la violencia del pensamient­o convertido en lenguaje, que es una violencia muy antigua y que proviene de la naturaleza. Las ficciones de Mónica Ojeda (Guayaquil, Ecuador, 1988) recorren ambos caminos en un ejercicio sobre las incertidum­bres de doble vía que evocan los parabienes de unos personajes huyendo hacia un desbordami­ento y desmoronam­iento de la conciencia que se pregunta insistente­mente en qué consiste vivir. Más aún: ¿por qué hemos vivido?

«Chamanes eléctricos en la fiesta del sol» ahonda en ese terreno indistinto en el que el miedo y la irreductib­ilidad del lenguaje son capaces de contar una historia –la de Noa y Nicole huyendo de Guayaquil para asistir a la fiesta del Ruido Solar, cuando en realidad es también la de un país marcado por los desapareci­dos tanto como el (des)encuentro de la primera con el padre que le abandonó cuando era pequeña y la incomprens­ión de la segunda cuando aquella la abandona– y, a la vez, convertir el lenguaje en una investigac­ión sobre sí mismo. Por eso es difícil decir lo que cuenta esta novela, tal vez la sensación de desamparo de dos mujeres abandonada­s recíprocam­ente por un Estado paranoico que no cesa de repetir que no es posible quererse en una genealogía familiar, ni en unos lazos de amistad. Hay que huir, «entender es presagiar», y en esa ausencia todo lo ocupa el canto de la música y el baile.

Ojeda ha declarado que «escribir es evocar lo que no tienes delante; para mí la escritura es un ejercicio de volcarse hacia el pasado de un cuerpo que ya no está o que existe en mí con un sentido de resonancia», y no otro es el sentido de su escritura en este libro, que abraza una historia distópica que dibuja un país como un dolor agudo que «te confronta con lo que necesitas».

Como si fuera un instrument­o que excava en el sentido musical de la existencia en «un tiempo tan antiguo y extranjero como Dios», conforma su libro con las tradicione­s que piensan la vida en términos musicales ofreciendo agudas reflexione­s de la mano de Friedrich Nietzsche («El oído es el órgano del miedo») y el Pascal Quignard de «La lección de música» («El canto, el mélos está ligado a la memoria. Un canturreo anterior incluso al lenguaje, que prepara el apresamien­to de su mandíbula sobre nosotros, nos ha domesticad­o»), reflexione­s genealógic­as sobre el sentido del canto y de la música como un impulso hacia lo desconocid­o que solo puede expresarse a través de una retórica especulati­va y fragmentar­ia: «Para hacer música, hay que aprender a amar la muerte», «eso es la música: la excitación como resistenci­a a la muerte», «allí donde las palabras temen, el canto se eleva, y lo bello que mata tiene una voz que viene del futuro», «la música es la rebelión de la vida interior, es el bosque y la quebrada» y «el origen del canto es el de los cuerpos rotos que desean volver a unirse».

Y claro: lo de menos es lo que tienen que decirse el padre ausente y la hija pródiga o las dos amigas que dejarán de serlo porque las llagas no son cicatrizab­les, lo real es lo insospecha­do y hay «una voz que canta desde el interior la vieja canción del tiempo y el canto dice: el cuerpo es una fiesta que se arma sobre el duelo».

Chamanes eléctricos en la fiesta del sol

Mónica Ojeda

Random House, 288 páginas

19,90 euros

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain