«GALICIA ESTÁ MUY DESPISTADA CON LA MÚSICA CELTA»
Hay un cierto rastro de decepción en Carlos Núñez cuando habla del papel de su Galicia natal en esta oportunidad para recuperar y reactivar la herencia celta que expone en su libro. «Galicia está muy despistada –lamenta–, la gente ha metido el chip de que todo lo que es gallego debe ser gratis y le corresponde a la Xunta promocionarlo». En su opinión, «no se le pide a las tradiciones que aporten excelencia», un valor «fundamental para que las cosas funcionen por sí mismas». Como ejemplo, cuando el Pergamino Vindel, el documento que recoge las Cantigas de Martín Códax, se expuso por vez primera en Vigo el pasado año «y el ayuntamiento y la diputación se lavaron las manos cuando les propuse hacer un concierto», y, para su sorpresa, «me dijeron que no había dinero». «¡Cómo es posible si yo las grabé en Brasil con Chico Buarque y Milton Nascemento con el patrocinio de Petrobras!», se lamenta. Su enfado creció cuando «este verano Vigo pagó diez grandes conciertos de poprock al aire libre, con bandas como Maná». «Estos conciertos, en el mundo occidental, se pagan a taquilla y no con dinero público», reprocha, «están echando abajo la ley de la oferta y la demanda». Núñez solo pide «que nos dejen competir en igualdad de condiciones» para que los jóvenes «también puedan tener acceso a las salas de conciertos». «Es un sistema muy tóxico contra el que pelearé hasta el final», advierte. Otro obstáculo con el que se encuentran es su desaparición de los medios de comunicación una vez que caducó la moda de la música celta en los 90, «cuando cada discográfica tenía a su gaitero», bromea. Sin apoyo público y sin visibilidad, Núñez cree que su música no llega a las nuevas generaciones, y Galicia olvida sus raíces. «Y si no espabila, otras zonas de España le van a comer las papas porque tienen el mismo derecho a reclamar su herencia celta». La hermandad de los celtas Carlos Núñez Espasa, 2018 páginas euros E-book: