ABC - Cultural

LA MANO ESCONDIDA EN EL CAJÓN

El peor criminal puede tener alma de poeta. Elmore Leonard escribió sobre el asunto hace años y no faltan series y películas que sostienen la tesis

- POR FEDERICO MARÍN BELLÓN

Elmore Leonard es un escritor sensaciona­l. Era, porque murió hace cinco agostos, a los 87, con su talento bien a la vista. Pero no siempre fue así. Sus primeros títulos los escribió en secreto, mientras trabajaba en una agencia de publicidad. Lo del secreto no es una forma de hablar. Guardaba los folios en un cajón e introducía el brazo de forma subreptici­a para escribir. La postura no era muy cómoda, pero si alguien entraba de pronto en su despacho, cerraba el cajón de forma discreta, sin dejar pruebas a la vista. Por la noche, se llevaba el material a casa y lo pasaba a limpio. «GET SHORTY». El género negro debe mucho al escritor de Nueva Orleans, dentro y fuera de las pantallas. Casi una treintena de sus obras fueron adaptadas, alguna de forma reiterada. Es el caso de Get Shorty, escrita en 1990 y llevada al cine en 1995 bajo el título (solo en España, donde nos va la marcha) de Cómo conquistar Hollywood. A Barry Sonnenfeld le salió una recomendab­le película con ayuda de un reparto de los caros: John Travolta, Gene Hack - man, Rene Russo y Danny DeVito estaban en nómina. El éxito propició una secuela, en papel y en las salas, titulada Be cool ( Tómalo con calma para nuestro público).

El año pasado, un canal de pago no muy conocido, Epix, recuperó la historia de los dos matones de medio pelo que, con idea de lavar dinero, acaban enfrascado­s en la producción de una película. La adaptación es libre, como anuncian los créditos, lo que no tiene por qué ser malo. Davey Holmes entiende el espíritu de Leonard mejor que muchos de sus fieles y tiene el coraje de traicionar la literalida­d con estilo. También contó como director del piloto con Allen Coulter. Su nombre no sonará demasiado, pero su currículum no cabe en esta página: Expediente X, A dos metros bajo tierra, Los Soprano, House of Cards...

El resultado es en general admirable. La serie es entretenid­a, desenfadad­a y por momentos muy divertida, ocasionalm­ente profunda. La trama no es previsible ni para los co- nocedores de la novela. Con buenos actores y una factura técnica sin alardes –es menos ambiciosa que Fargo, con la que tanto se la compara–, ofrece casi todo lo que puede desear un espectador. Quizá incluso pique curiosidad­es y Elmore Leonard logre nuevos adeptos. Nunca serán demasiados.

Una de las señas de identidad de Get Shorty son sus diálogos tarantinia­nos, conversaci­ones triviales de asesinos en la rutina de su crímenes. El momento fundaciona­l lo hemos visto en películas como Balas sobre Broadway. El sicario inteligent­e queda deslumbrad­o al descubrir el mundo más creativo y no menos agresivo que se está perdiendo. La curiosidad cultural resulta demasiado tentadora para un tipo tan listo y capacitado como los profesiona­les de un mundo en el que, como pregonaba William Goldman, «nadie sabe nada».

Chris O’Dowd ( Los informátic­os) hace un trabajo ejemplar con el per- sonaje y muy buenas migas con Ray Romano, quien llegó a ser el actor mejor pagado de la tele gracias a Todo el mundo quiere a Raymond. O’Dowd da vida a Miles Daly, agobiado por los mismos problemas que cualquier mortal. Solo teme enfrentars­e a su ex, a quien quiere recuperar, y ser rechazado por su hija, a la que no quiere perder. Romano es un productor de Hollywood que perdió la ambición con su primer gran fracaso. Los dos se ganan la vida razonablem­ente, si dejamos la ley y la moral en el cajón, junto a los folios clandestin­os de Elmore Leonard. En el fondo, sus personajes alimentan la misma pasión y aspiran en secreto a crear algo imperecede­ro, aunque sea entre crimen y crimen. «BARRY». Sin salir de HBO, el espectador puede montarse un programa doble temático con una comedia recién estrenada. El Barry del título ( Bill Hader, otro cómico, también creador del invento) es un asesino a sueldo que descubre por casualidad el mundo de la actuación. Como el Carlito Brigante de Al Pacino (y Edwin Torres), su problema es liberarse de su pasado. Casi todo funciona como es debido, pero el Hader actor ganaría si adoptara un tono menos

Saturday Night Live. Matar y actuar son asuntos demasiado serios.

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 ??  ?? Destruir y crear. A la izquierda, el escritor Elmore Leonard. Bajo estas líneas, Ray Romano y Chris O’Dowd en «Get shorty», con su guion cubierto de sangre
Destruir y crear. A la izquierda, el escritor Elmore Leonard. Bajo estas líneas, Ray Romano y Chris O’Dowd en «Get shorty», con su guion cubierto de sangre
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