«Solo cargar con el equipo significa amar la música»

Desde que publicara The Great Divide en 2011, el bilbaíno Willie B. Planas no ha cejado en su empeño de crear un paisaje sonoro propio. Cuatro larga duración en inglés hasta la fecha, entre los que destacan los dos últimos, Mecca (2015) y Panta Ray (2017), una ruta preciosista que inició siendo apenas un adolescente. «A mi padre le gustaba mucho la música. En casa escuché mucho jazz y todos los hermanos tocamos algún instrumento. En mi caso fue el cello en el conservatorio. Luego, por mi cuenta, empecé a escuchar rock y aprendí a tocar la guitarra». Willie comienza a escuchar a The Beatles, Dylan, Neil Young, Allman Brothers, y sueña con ser músico. Lo consiguió buscando en las grabaciones un sonido en directo: «El disco Mecca lo grabamos en Donosti todos a la vez, como si fuera un directo, incluso la voz». Para el siguiente, quería un cambio: «Lo grabamos en directo, pero con instrumentos acústicos».

Lo peculiar de este Panta Ray es que suena a Pat Metheny interpretando canciones de Jonathan Wilson. «Pues mira, a Metheny lo he escuchado mucho y con Jonathan Wilson he coincidido en varios conciertos, o sea que algo puede haber de eso, salvando las distancias». Lo que le gusta, aunque reconoce que «ni sabe ni le Willie B. Planas sale», es el jazz. Es peculiar su manera de componer: «Primero escribo la letra, con la idea de liberarme de ella para poder cantarla». ¿Se puede vivir de la música?: «Yo tengo otro trabajo, y si preguntas a la mayoría de músicos, solo el esfuerzo de sacar y cargar el equipo ya significa un sacrificio y un amor por lo que quieres hacer». Hay que volver a la carretera: «Es cierto, no queda otra. Empiezas tocando para tres personas y si lo haces súper bien, la siguiente vez te encuentres con veinte o cincuenta». Willie comenzó en la banda The Pauls, su primera escuela del rock. Ahora continúa aprendiendo, dentro de la exigencia de la banda Salto y otros proyectos con Nina y los cada vez más populares Morgan.