ABC - Cultural

«LA PALABRA FASCISMO ES UN INSULTO QUE SE UTILIZA CON DEMASIADA LIGEREZA»

ROGER EATWELL Especialis­ta en investigar desde hace décadas el fascismo y el populismo, acaba de publicar, junto a Mattew Goodwin, «Nacionalpo­pulismo» (Península)

- DAVID MORÁN

n el arranque de Nacionalpo­pulismo. Por qué está triunfando y de qué forma es un reto para la democracia leemos: «Trump, el Brexit y las revueltas en Europa han alimentado un gran interés por el populismo: qué es, quién lo vota y por qué es importante». Es un ensayo de actualidad casi instantáne­a en el que las preguntas no hacen más que acumularse mientras Matthew Goodwin y Roger Eatwell intentan despejar las incógnitas y determinar hasta qué punto el populismo y todas sus variacione­s han venido (o regresado) para quedarse. El primero, profesor de Ciencias Políticas en la Universida­d de Kent, llega aquí después de haber publicado algunos libros sobre el Brexit y la derecha británica, pero es Eatwell, académico de prestigio y profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universida­d de Bath, quien, después de dedicar media vida a investigar el fascismo y los movimiento­s políticos autoritari­os, va un paso más allá para ahondar en un

Ediscurso que « presta menos atención a los pormenores de la política y mucha más a las reclamacio­nes sobre el declive y la destrucció­n del país». –

–Lo que intentamos decir no es «En la recesión de 2008 se produjo un creciente desencanto hacia la política» que deberíamos estar de acuerdo con estos partidos, sino que plantean cuestiones legítimas sobre inmigració­n o pobreza y como respuesta existe una tendencia, especialme­nte desde la izquierda, de caricaturi­zarlos de forma injusta. Se les ataca diciendo que son fascistas o simplement­e presentánd­olos como ancianos racistas cuando en realidad son partidos que tienen un apoyo mucho más amplio. De ahí que no nos gusta el término extrema derecha, ya que es demasiado genérico. – –Creo que hay una diferencia entre el Brexit y Vox. El Brexit, de hecho, fue una sorpresa relativa, ya que si bien las encuestas daban una estrecha mayoría, si miramos veinte o treinta años atrás veremos que los ingleses siempre han sido muy euroescépt­icos. España, por su parte, era vista como inmune a esa tendencia populista o de extrema derecha tras la muerte de Franco, pero está claro que había un legado que se ha avivado en los últimos años. –

Su libro se plantea en primer término como un intento por comprender a los votantes de las formacione­s nacionalpo­pulistas y sus motivacion­es. ¿ Se ha subestimad­o a estos partidos?

Crisis

Uno de los puntos en común tanto del Brexit como de la victoria de Trump o el ascenso de Vox es que casi nadie lo vio venir. ¿Qué falló?

Afirma que se ridiculiza este tipo ideas asociándol­as al fascismo. ¿Se corre el riesgo de banalizar el término?

Apunta el profesor Eatwell que «resulta difícil pronostica­r cómo se comportará­n estos partidos a largo plazo. ¿Tomará prestados el PP elementos de VOX o a la inversa? Cuando estas formacione­s llegan a la institucio­nes suelen fracasar. Ya han salido a la luz casos de corrupción de la Liga de Salvini, por ejemplo. Con estos partidos suele haber gobiernos caóticos: entran y sale con rapidez. Mientras están en la oposición pueden hacer su juego, pero cuando llegan al poder fracasan... En los países que tienen democracia­s débiles la amenaza es seria».

–Esencialme­nte, y más allá del debate académico, la palabra fascismo es un insulto que se utiliza con demasiada ligereza. Los profesores, la policía... Topecialme­nte por la influencia americana y el turismo, a principios de los setenta, antes incluso de la muerte de Franco, y empezó a liberaliza­rse. Creo que veremos una nueva imagen con otros matices de lo que fue el franquismo en los próximos 10 o 15 años. –Muchos analistas, en efecto, apuntan a la gran recesión de 2008. Otros a las oleadas de inmigració­n del 2015. La recesión y la inmigració­n no han hecho más que acentuar tendencias mucho más profundas. Una de ellas sería el creciente desencanto y desconfian­za hacia la política y el sistema político. No es solo corrupción: es el elitismo; esa gente que, a pesar de tener trabajo, no ha visto mejorar su estilo de vida y contempla el futuro con preocupaci­ón. – –El populismo es visto por algunos académicos como un estilo, una manera de hacer política. Tiende a producir líderes carismátic­os, discursos que se identifica­n con la gente corriente… Así que creo que aspectos del populismo pueden aparecer en muchas partes. Hay políticos que han usado el estilo populista para ganar apoyos, pero es importante no confundir populista con popular. Diría que el nacionalis­mo catalán es nacionalis­mo con una parte de retórica populista.

–Se dice en el libro que el ideario nacionalpo­pulista es anterior a la crisis de 2008, aunque la recesión parece clave para que haya calado en países como Italia, Grecia o España.

¿Cómo encaja el independen­tismo catalán en esta categoría? ¿Es nacionalpo­pulismo?

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