Elocuencia del vacío
A estas alturas, meditar acerca del marco como lo hizo Ortega y Gasset está por completo fuera de lugar. La pintura hace tiempo que ha renunciado a muchas de sus «limitaciones», en casi todos los órdenes; también a esa sujeción espacial que es el cuadro. Por tanto, sine causa… Stoichita nos recuerda cómo, durante el Barroco, a los pintores les interesó grandemente especular sobre la naturaleza de tal soporte, llegando incluso a plantear algún osado trampantojo (Gijsbrechts) que virtualmente liquidara su potencial icónico: pero esa no-imagen fingida, lejos de clausurar lo pictórico, lo que hizo fue anunciar, a la larga, su pervivencia aun más allá del cuadro. ¿Son cuadros dentro de cuadros lo que propone en su última individual Alain Urrutia (Bilbao, 1981)? Eso parece, pero no es así. Lo cierto es que, sin renunciar a la espacialidad de este formato, el artista aprovecha de él lo que de lugar per se comporta. La tela a la vista, sin pintura ni aparejo, no es un vacío inane: designa el carácter fragmentario que supone toda imagen. Se trata de espacios representados dentro de espacios de representación. Metapintura, en sentido estricto, donde lo no pintado se representa a sí mismo en estas pinturas. Tamaña paradoja –el simple cruce de términos que en situación intercambiable empleamos, su mareante conjugación, a la que invita esta mera tarea enunciativa– entrelaza una trama reveladora acerca de la complejidad que encierra la condición icónica de lo pictórico y también del fluctuante imaginario que habitualmente reclama nuestra mirada. Alain Urrutia The Age of Anxiety GALERÍA CASADO SANTAPAU. MADRID. C/ PIAMONTE, 10. HASTA EL 27 DE JULIO