EL SILENCIO, UN LUJO CONTEMPORÁNEO
El historiador francés Alain Corbin nos ofrece un luminoso ensayo donde reivindica un bien que hoy se considera casi antisocial
Historia del silencio. Del Renacimiento a nuestros
días l silencio es, hoy, un lujo. Un espacio invisible de serena contemplación. Un elemento esencial para la creación estética, para la reflexión filosófica, para la vida e incluso, sí, para la conversación. Sin olvido no existe memoria, sin el silencio no cabe el diálogo. Una conversación con lo más íntimo de cada uno, un voluntario gesto de ignorar la imposición contemporánea de hablar y hablar a todas horas. El ruido define los contornos de una sociedad entregada al vértigo del bullicio. Ciudades, tecnologías, medios audiovisuales son una fábrica sin fin de ruido. Alain Corbin ha escrito un ensayo revelador sobre cómo, mediante el estudio del silencio, el lector descubrirá un hecho que le resultará paradójico: a veces las sociedades deben preguntarse por un mito que se desmorona sin remisión: el progre
EAlain Corbin Acantilado, 2019 páginas euros
so. En la Polonia comunista se contaba un chiste que ilustra esto: el conductor de un autobús al cobrar a los pasajeros les ordenaba «avanzar hacia atrás». Hay, hubo, y habrá, momentos en el devenir de las sociedades que se avanza hacia atrás. El uso y disfrute del silencio es un ejemplo. Sobre el asunto han tratado Pablo D’Ors en su excelente Biografía del silencio (Siruela, 2012) y este año la misma editorial publicaba Tacet. Un ensayo sobre el silencio de Giovanni Pozzi. La cuestión preocupa. Irá a más. Pozzi escribió: «Vivimos una época en la que el silencio está proscrito. El mundo está oprimido por una pesada capa de palabras, sonidos y ruidos. Los babilonios pensaban que los dioses habían enviado el diluvio a la tierra porque estaban hartos del parloteo de los hombres», y en palabras de Corbin, habitamos «en el incesante flujo de palabras que se le impone al individuo y lo vuelve temeroso del silencio».
Podría apuntarse que, incluso, se considera el silencio antisocial. No siempre fue así. Corbin, con una bibliografía exhaustiva de escritores, artistas, historiadores... –tal vez demasiado escorada hacia lo francés–, recorre con sabiduría y tensión un viaje hacia los silencios de la naturaleza, Max Picard: «Todas las cosas de la naturaleza están llenas de silencio: están ahí como depósitos repletos de silencio», de las ruinas de Esparta, del desierto, de la montaña, del mar (nadie como Conrad lo ha descrito), del bosque (Camus), del campo, y el silencio extraño de las ciudades (Gracq, Baudelaire).
El «castillo interior»
La « música callada » de San Juan de la Cruz, el «castillo interior» de Santa Teresa. El silencio es algo que se aprende y distingue. Se perdieron los silenciarios, lugares que velaban por el silencio. Ya en el XIX «saber callar, saber guardar silencio, frente a la algarabía en la que se complace el pueblo, forma parte del proceso de distinción». Uno calla y así escucha, es discreto, fundamento del ámbito privado. Un ensayo luminoso, sugerente, militante espléndidamente escrito para alertar a una sociedad desnortada de que no siempre se avanza hacia adelante, también hacia atrás, y de qué manera.
EL RUIDO DEFINE LOS CONTORNOS DE UNA SOCIEDAD ENTREGADA AL VÉRTIGO DEL BULLICIO