ABC - Cultural

«NO SOY NADA ORTODOXO CON EL DIBUJO. LOS ACABADOS SON YA OTRO CANTAR»

GUILLERMO PEÑALVER Peñalver dibuja a golpe de tijera, matizando con el lápiz. Así lo demuestra en el Museo ABC, donde se convierte en clave autobiográ­fica en el último invitado de «Conexiones»

- JAVIER DÍAZ-GUARDIOLA

uillermo Peñalver (Tarragona, 1982) «está» en ese hombre mañoso que en 1932 dibujó Antonio Barbero para ABC. También en el niño de Ángel Díaz Huertas, absorto, apoyado ante un escaparate repleto de objetos. Por descontado que el taller de Brígida y su boda, de Emilio Ferrer, podría ser el suyo, como suyas son ya las «ondas» de Julio Le Parc ( Modulación 66), que él ha traducido a las cascadas que improvisa la ducha doméstica. Sobre estas cuatro obras (las tres primeras de la Colección ABC, la última de la Fundación Banco Santander) pivota su propuesta para el programa Conexiones; un auténtico autorretra­to «en interior», y declaració­n de intencione­s de lo que es ser artista hoy.

G–Para mí es algo que sucede de manera involuntar­ia. Ahora que soy más consciente del asunto, tomaré medidas. Pero contemplan­do mi trayectori­a, observo que es una necesidad lo de ha

blar de mí, contar mis idas y venidas. A veces de manera más ficcionada, otras, desde los otros. –Yo en todo mi esplendor [ríe]. Cuando el comisario me propuso Conexiones, estaba empezando algo nuevo, un paisaje exterior con una arquitectu­ra, que se integra en esta muestra. Entonces fue cuando se me ocurrió reflexiona­r sobre lo que acontece en su interior. Y pensé en mi retrato como otro tipo de arquitectu­ra, frágil e inestable. Eso me dio pie a hablar de cómo vivo yo en mi estudio, mi manera de sobrevivir, que es la de muchos artistas. Y a hablar de las vidas que se vuelcan en un estudio, donde además yo necesito estar rodeado de los objetos que colecciono, que esté vivido, que parezca un hogar. –Aunque todo suene muy egocéntric­o, lo que propongo es algo con lo que cualquiera se puede identifica­r. Y lo del artista en el estudio es en sí mismo un género pictórico. Yo me he planteado hasta dónde soy capaz de llegar, no solo por la escala de los dibujos, sino también porque he contado con dos años para poder equivocarm­e, para perderme, para rectificar. –Aunque no lo parezca, soy bastante pudoroso con mi intimidad, poco exhibicion­ista. Mostrarme desnudo, aunque sea en un dibujo, me daba pudor, como reflejar cómo duermo con otra persona, aunque en la obra solo se intuyan otros dos pies. Me «Quitémonos de la cabeza ese rollo del artista bohemio. Yo también pago facturas» gusta más sugerir que mostrar. No cuento del todo, aunque estemos entrando en mi espacio. –Fue el comisario el que me invitó a llevarlo todo al blanco. No me es ajeno, y me permite no tener que estar pensando en tonos, sino en texturas. Me basta un papel plano, uno verjurado y un lápiz. Para mí, es otra forma de pintar, aunque sea a golpe de tijera. Pero reducida la problemáti­ca de las gamas, se presenta la de plasmar texturas con solo un color. Y reconozco que me encanta: Voy a comprar papel como Richard Gere en Pretty Woman, pasando la tarjeta como si no hubiera un mañana. Lo bueno es que mis produccion­es se basan en papel, lápiz, tijera, goma y sacapuntas. –No soy nada académico a la hora de entender la técnica, aunque luego me gusta cuidar los acabados, las texturas. Para eso soy un clásico. Soy muy clásico entendiend­o el volumen, las manchas. Pero la técnica debe ser asumida con libertad. Yo recorto, y eso me hace pensar en los solapamien­tos del papel, las sombras... Yo haría dibujos solo con sombras chinescas. Vengo de la pintura, del lienzo, pero poco a poco ha ido desapareci­endo hasta convertirs­e en anécdota en mi obra, mientras el dibujo ha tomado todo el control. Ahora que lo pienso, estas obras están planteadas de manera muy pictórica. Construirí­a igual una pintura. –Estoy contento con los resultados. Es cierto que tengo compañeros de generación que salieron disparados. Pero ese tiempo me ha servido para ganar en seguridad, control técnico, sapiencia, y para volverme menos ortodoxo en mis procesos. Yo que soy muy maniático, ¿por qué no he hecho hasta ahora collage fotográfic­o? Es otro tipo de papel. Quizás en el futuro...

–La semana pasada le preguntaba a Tracey Amin si el arte tenía que ser siempre autobiográ­fico, y me respondía que no. ¿Lo es en su caso?

–¿Y qué sale cuando Guillermo Peñalver se pone a hacerse un «autorretra­to»?

–¿Se planteó esto como un paréntesis en su quehacer o como una continuida­d?

–¿Qué nace de la mezcla entre lo público y lo privado?

De carne y hueso

–Lo de la reducción cromática, ¿era otro reto?

– Es cierto que usted dibuja con tijeras...

–Ahora que lo menciona, ¿cómo ha llegado hasta aquí?

–Subraya el comisario que en esto hay cierto posicionam­iento político. ¿A qué se refiere?

–No me considero un artista político. No soy nada planfletar­io. Pero reivindica­r mi posicionam­iento como artista tiene algo de ideológico. Y no quiero fustigarme, pero sacrifico un montón de cosas para serlo. Estoy casado con el arte. No tengo pareja: mi novio es el dibujo. Y quitémonos de la cabeza ese rollo del artista bohemio. Yo como como todos y pago facturas como todo el mundo. «Pese a que no lo parezca, soy pudoroso con mi intimidad, poco exhibicion­ista» –Soy pulcro y limpito en mis obras. Pero mi entorno es un auténtico rastrillo. Soy muy acumulador. ¿Cómo no iba a entrar eso en el Museo? Me viene de mi abuelo. Soy muy fetichista del objeto: necesito que cada uno cuente una historia mía, que haya vínculos. Es otra manera de marcar una autobiogra­fía. Creo incluso que mi manera de entender el dibujo, el volumen, está en esos objetos. –Mira que ahora hay como una oleada de amor por la cerámica... Pero me da cierto reparo. Si hay otros que hacen cosas maravillos­as por ahí, ¿ para qué complicarm­e yo la vida? ¡ Otra cosa para el futuro! La escultura es tediosa. Yo soy paciente, pero no tanto. Me da pereza perder el control en el proceso, depender de otros... El papel, yo lo corto, yo lo pego, yo lo veo. Guillermo Peñalver Autorretra­to en interior Museo ABC. Madrid. C/ Amaniel, 29-31. Comisario: Óscar Alonso Molina. Patrocina: Fundación Banco Santander. Hasta el 15 de septiembre

Incluso en un dibujo

–¿Y no le ha dado por crearse los suyos propios?

 ??  ?? Peñalver, autor de «Autorretra­to en interior», en el Museo ABC. A la derecha, «Yo, dibujando» ISABEL PERMUY –Y es un pequeño chamariler­o. Parte de sus objetos encontrado­s los mete en la expo. ¿Cómo matizan su autorretra­to?
Peñalver, autor de «Autorretra­to en interior», en el Museo ABC. A la derecha, «Yo, dibujando» ISABEL PERMUY –Y es un pequeño chamariler­o. Parte de sus objetos encontrado­s los mete en la expo. ¿Cómo matizan su autorretra­to?

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