ABC - Cultural

ENREDADA EN LOS HILOS DE LA TUPIDA RED

Raquel Taranilla ha ganado el Premio Biblioteca Breve con una historia que retrata el mundo de Internet y sus múltiples relaciones. Un brillante ejercicio, aunque a veces excesivo

- JOSÉ MARÍA POZUELO YVANCOS CARMEN R. SANTOS

a novela que ganó este año el Premio Biblioteca Breve está construida como una metáfora de la Red, es decir, de Internet. Utilicé esta figura para hablar hace años de la literatura de Enrique Vila-Matas que realmente es su modelo, con una diferencia notable. En el caso de Vila-Matas sus relaciones entre libros, su tupida red de correspond­encias, había comenzado a establecer­se bastante antes de que Google y Wikipedia habitasen entre nosotros, como un dios que todo lo sabe y que todo lo relaciona. Esta falta de originalid­ad en su diseño, no es un débito que desmerezca el libro de Raquel Taranilla (Barcelona, 1981), quien se sabe deudora, entre otros, del escritor barcelonés, y orienta muy bien su común modelo en el antetexto elegido del Tristam Shandy de Sterne, que también había influido en que Vila-Matas denominara shandys el club de escritores imaginado en su fundaciona­l Historia abreviada de la literatura portátil (1965).

También comparte con VilaMatas la ironía con la que imagina el origen de la narración, que Taranilla encuentra en Bea, una desengañad­a y precaria profesora universita­ria de sociología del turismo (magnífica la sátira del mundillo académico) quien no puede contar nada sin que aparezca la referencia a un libro, un autor, una nota a pie de pagina donde exhibe tal cantidad de conexiones que podría decirse sin exagerar que esta es la novela imagen de lo que es Internet, y un epítome de la Red.

Quizá por edad, la autora nació en 1981 y por tanto es muy joven, su medio natural de cultura es la Red, pero no es tan directa la conexión entre lo que ella conecta y esa edad, porque este libro no habría sido escrito sin una considerab­le cultura de lectora, lo que no resulta habitual. La Red es una selva, pero este libro es un bosque con senderos que se bifurcan. Si utilizo algo modificada la cita de

LBorges es porque el sabio bonaerense, como vieron muy bien Italo Calvino, John Barth y Umberto Eco, es imagen de una posmoderni­dad presidida por la idea de laberinto, del que no se sale una vez entras.

Virtud y defecto

La cultura puede ser eso, y los libros, mejor, la Biblioteca, relaciona todo con todo, como el ciego profeta de nuestro tiempo dejó escrito. No en vano la idea de laberinto preside la Biblioteca regentada por Jorge de

Burgos en la famosa novela de Eco. Cuando Raquel Taranilla lleva escritas 321 paginas hace que la narradora se pregunte a sí misma: «¿Se hacen una idea de cuantos nombres propios he mencionado en las páginas previas? Tresciento­s treinta y seis». Y aún habrá de seguir hasta alcanzar quizá quinientos. Esa es precisamen­te la virtud y el defecto de este libro.

Está programado para que el lector vaya de un nombre a otro, maravillad­o muchas veces por el ingenio y comicidad que hay detrás de las conexiones (virtud) y quejoso otras, por no haber realizado la poda que redujese algo su tamaño, ya que el ingenio es más eficaz cuando no repite fórmula y a la altura de esta página tresciento­s estaba muy bien, no parecía preciso ir mucho más allá.

Mapa

Raquel Taranilla Seix Barral, 2020

En esto la sabiduría narrativa de VilaMatas enseñó mucho, porque las relaciones múltiples entre autores y libros obedecían a un preciso mapa que giraba en torno a ideas motrices que se iban hilvanando. Pero en la Red puede no ocurrir, sobre todo si lo caprichoso y lo azaroso se nivela con lo enjundioso. En la novela de Raquel Taranilla hay mucha enjundia y mucho capricho y aunque es su gracia, las gracias son más eficaces cuando se dosifican. La

No me interesa contarle al mundo quien soy; enjundia mayor de la novela viene a propósito de la repetición de varios motivos que proporcion­an mucha informació­n, como ocurre con Murnau, que es objeto de las investigac­iones de Quirós, el compañero de piso de Bea.

Las relaciones entre estos dos personajes tienen momentos curiosos, como curiosa es la vida y muerte del propio Murnau. No es menor la enjundia arrancada a grandes motivos culturales como las discusione­s en torno a Luckás, o el mismo Barthes, figura teórica que demuestra conocer muy bien. Raquel Taranilla ha escrito una novela insólita, nerviosa, muy trabajada, que enseña sus cartas con honestidad. Si resulta excesiva quizá ocurra porque lo que ha querido mostrar, la Red, lo sea radicalmen­te.

© es ambiguo y triste, a la vez que extrañamen­te sólido»

Noche y océano

—¿Qué le impulsó a escribir «Noche y océano»?

—Tenía tiempo y un puesto estable. Por fin, no debía pasarme de la mañana a la noche dando clases de español. Vivía en Doha, la capital de Catar, y no tenía mucho que hacer por las tardes. Estaba en una de esas crisis intelectua­les que hacen que la gente sufra. Y necesitaba reírme, sobre todo de mí misma.

—¿Bea Silva es su «álter ego»?

—Bea dice algunas cosas que yo pienso y que me hacen sufrir, pero es un personaje paródico, absolutame­nte exagerado en su desesperac­ión. No me interesa contarle al mundo quién soy; no trabajo con mi intimidad. Empleo la literatura en otro sentido y opero por otros medios. Con salvedades, se puede decir que mi libro anterior (Mi cuerpo también) era autoficció­n. En ningún caso lo es este. —¿Cómo es Quirós, el otro protagonis­ta? —Es motor del deseo. Es un personaje que, por lo común, vemos encarnado en formas femeninas. Es relación social, bendita a ratos y a ratos detestable. Es la excusa para que Bea hable, para que no cumpla su promesa de encerrarse y callar. Abre para Bea la posibilida­d de la amistad que, en última instancia, es el tema de mi novela.

—¿Las notas a pie de página persiguen parodiar los trabajos académicos? —Buscan llevar al extremo las rutinas y los dejes de la prosa académica, a la que yo tanto esfuerzo le dedico. Es imitación burlesca de mi trabajo intelectua­l.

 ?? EFE ??
EFE
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain