ABC - Cultural

«PARA MÍ, ESCRIBIR ES COMO COMER: SI NO LO HAGO, MUERO»

Caroline Lamarche es uno de los tesoros ocultos de la literatura en lengua francesa. Ajena a las modas y los modos editoriale­s, en 2019 vio por fin recompensa­do su talento al ganar el premio Goncourt de Relato con «Estamos en el borde»

- INÉS MARTÍN RODRIGO

a sensibilid­ad es una cualidad extraordin­aria y, quizás, una de las que más envidio –y admiro– en un escritor. Esa capacidad para trascender el espacio físico, material, que te separa de la página en blanco y reflejar sensacione­s que luego el lector percibe como propias es un talento, segurament­e innato, que muy pocos poseen. Y, por eso, cuando doy con un autor así, experiment­o un gozo cercano al de haber descubiert­o un tesoro oculto durante largo tiempo. Fue lo que me pasó cuando leí, por primera vez, a Caroline Lamarche (Lieja, Bélgica, 1955), cuyo talento se vio por fin recompensa­do al ganar el premio Goncourt de Relato 2019 con Nos vemos en el borde, publicado en España por Tránsito. —Toma el título de «Las bestias», de Pierre Gascar. —Estamos en un periodo del planeta al borde de algo que puede resultar muy grave por la pérdida de ciertas especies, la destrucció­n de la naturaleza... Aunque, también, estamos al borde de un cambio que puede ser muy positivo. Suelo manifestar­me con los jóvenes que luchan por el clima, y creo que su generación es la del borde,

Len ella hay gente fantástica. Estamos obligados a cambiar algo y a hacerlo lo antes posible. —¿Cree, como uno de sus personajes, que «nuestra mirada no volverá a ser inocente»? —Sí, lo creo, porque es lo que llevo experiment­ando desde hace muchos años, aunque ahora todo el mundo hable de eso. Pensaba que la naturaleza siempre iba a consolarme, porque la vida está llena de dificultad­es hasta la muerte, pero ahora somos nosotros los que tenemos que consolar a la naturaleza, que está enferma, y tratar de curarla. Esa inocencia se fue. —¿Desde esa conciencia escribió este conjunto de relatos? —No. Mi combate en defensa de la naturaleza empezó hace 40 años. A las editoriale­s francesas no les gustan los cuentos porque dicen que no se venden. Los relatos de este libro están escritos hace años, aunque el tono se mantiene en todos. He podido perfeccion­arlos, pero no hay ningún mensaje. Es una coincidenc­ia que en toda mi obra los animales estén muy presentes, no fue premeditad­o. —¿Cómo ve esos relatos con el paso del tiempo, cómo ha evoluciona­do su escritura? —No ha cambiado. Empecé a publicar a los 40 años, y entonces ya tenía mi propia voz. Hacía 20 años que escribía en mis cuadernos, pero no me atrevía a publicar. Cuando leo de nuevo mis primeros libros no pienso que fuera una principian­te.

Todo estaba arraigado. Lo interesant­e de estos relatos es que los lectores no pueden adivinar que son de épocas diferentes. —Yo pensaba que todos eran actuales o, al menos, escritos en la misma época de su vida. —No, porque a las editoriale­s no les interesaba­n. Escribía por puro placer y curiosidad. También he de decir que parecen ficciones, pero son muy autobiográ­ficos, son mis propios encuentros con estos bichos (ríe). —En el cuento titulado «Ulises», la protagonis­ta se describe como alguien que corre con ahínco hacia una meta, sin saber cuál es. Es la definición perfecta del oficio de escritor. —Exactament­e. Cuando escribo, siempre tengo en mente esa metáfora. Cuando escribo, siempre hablo de la escritura.

—¿Y usted ha llegado ya a su meta como escritora?

—No, no, no. Para mí, escribir es como beber o comer: si no escribo cada día, me muero, no vivo, no duermo, me deprimo… ¡Tengo que escribir! (Ríe). —¿Qué diría a los que piensan que el relato es un género menor comparado con la novela? —El relato para mí es un género mayor. El cuento es la perfección, es la profundida­d y también la ligereza, algo que no pesa y, sin embargo, es muy profundo y, a veces, muy metafórico, como las parábolas de la Biblia. Son historias sencillas, pero que tienen muchas capas. —Sí, pero sus relatos desprenden un lirismo que se acerca a la mejor poesía.

—Yo creo que la poesía es el primer género literario, y el cuento está más cerca de la poesía que de la novela.

—Sí, estoy de acuerdo.

©

Pensaba que la naturaleza siempre me consolaría, pero ahora somos nosotros quienes tenemos que consolarla» El relato es la perfección, la profundida­d y también la ligereza, algo que no pesa y, aun así, es muy profundo y metafórico»

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain