Un cabezazo de Zidane puede ser arte
El cine, la escultura y la pintura han pescado en el caladero del balompié
¿El cabezazo de Zidane a Materazzi convertido en una obra de arte? ¿Por qué no? Se decía que actual entrenador del Real Madrid se movía en el campo como un cisne y, sin embargo, la escultura «Coup de Tete», de bronce, cinco metros de alto, realizada por el artista argelino Adel Abdessemed, refleja más bien su momento «patito feo». Se expuso frente al Pompidou, en París, los franceses pidieron su retirada porque daba mala imagen y Qatar la compró para ser expuesta en la Corniche, la bahía principal de Doha, donde permaneció un tiempo antes de ser trasladada al Museo Árabe de Arte Moderno de la capital catarí. Sí, el binomio fútbol-arte es posible atrapando momentos como ese de la final del Mundial de 2006, en grafitis urbanos –el artista pop Antonio de Felipe pintó el amor prohibido, beso apasionado incluido, entre un futbolista del Real Madrid y otro del Barcelona, obra que ha tenido sus réplicas– o en exposiciones de ahora mismo, como la que montó en 2019 el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de Huesca: «Otros campos. Arte, sociedad y fútbol», la primera muestra de arte contemporáneo dedicada a este deporte en un museo español con 100 piezas de más de 70 artistas nacionales e internacionales.
El cine, por supuesto, también ha pescado en este caladero casi inagotable. «Me sorprende que no perdieran con Stallone de portero», bromea el crítico Fernando Rodríguez Lafuente al referirse a «Evasión o victoria» (1981), película de referencia para futboleros, dirigida por John Huston, que reunió a grandes actores como Michael Caine o Max Von Sydow con estrellas del
mucha rabia. Tenemos un montón de amigos argentinos». Jorge desea continuar el negocio a pesar de la dificultad de vender libros, acrecentada por el golpe de la pandemia. «Hace veinte años había cinco librerías deportivas en España y ahora solo quedamos nosotros. Aunque hayamos cumplido 50 años, dudamos mucho de la rentabilidad del negocio. La especialización ayuda. Es más fácil defender tu nicho si es reducido. Las librerías generalistas de tamaño medio/pequeño lo tienen incluso peor. Compites contra un gigante [las grandes compañías de comercio electrónico] que devoran el mercado a una velocidad tremenda. Ahora pedimos hasta los capuchinos por mensajero».
No será por falta de títulos. Sobre deporte se publican entre 700 y 900 novedades al año. Los libros que mantiene un establecimiento son adquiridos y eso supone un inmovilizado tremendo, más en situaciones críticas como esta. Una de las principales novedades de este curso es Rivalidades crónicas. 10 ciudades europeas a través de sus derbis (Panenka, editorial que lanza también una revista mensual en papel que se define «de cultura futbolística», una delicatessen ajena a la brocha gorda), de Jordi Brescó, con fotografías de Pau Riera.
No es un simple juego
El libro es un magnífico reportaje de largo aliento. Brescó es reportero de viajes en la revista Altaïr. Al volver de uno de sus periplos, se dio cuenta de que «el fútbol es uno de los elementos de entrada a una ciudad o territorio, lo mismo que el paisaje urbano, el arte o la gastronomía. En un derbi, la ciudad se transforma; encontramos dos versiones de la misma y, al mismo tiempo, se vertebra, se socializa. El fútbol no es un simple juego. Lo contrario sería como afirmar que los Beatles eran cuatro melenudos que tocaban instrumentos. La experiencia más sorprendente la viví en el derbi de Estocolmo entre el Allmänna Idrottsklubben y el Djurgårdens IF Fotboll, dos clubes modestísimos a nivel europeo pero con una gran solera (fueron fundados en 1891). El sueco es una persona fría, no grupal, pero dentro del estadio se transforma: utiliza el fútbol para sentirse parte de una comunidad y vencer las convenciones sociales».
«Hay muchos más libros que literatura», balompié como Pelé, Bobby Moore o Ardiles. «Quiero ser como Beckham» (2002) muestra el anhelo de una chica sij que vive en los suburbios de Londres por convertirse en una jugadora profesional de fútbol, y «United» (2011) refleja la gloria y la tragedia de los Busby Babes, el equipo del Manchester United que sufrió el desastre aéreo de Múnich en febrero de concluye Rodolfo Chisleanschi. «El oportunismo (un equipo campeón, por ejemplo) o las biografías de las principales figuras derrotan por goleada a las novelas, los cuentos o los ensayos con temática futbolera. Eduardo Sacheri, Ariel Scher y muy pocos más siguen por ahora los pasos de Fontanarrosa o Soriano. Las editoriales demandan productos de venta rápida, y las obras literarias merecen una elaboración mucho más prolongada y trabajada».
Todos los libros caben en la cabeza de Maradona, que tiene iglesia propia. Tal vez algunos de ellos han servido de consuelo a los nostálgicos terrenales en este tiempo de abstinencia. A los que, como confesó el escritor uruguayo Eduardo Galeano, se han quedado «con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al final del partido». 1958. «Posee un juego de flashbacks muy emocionante», añade Lafuente. «Es conmovedora la escena en la que Bobby Charlton, uno de los supervivientes, confiesa que no quiere volver a jugar». Hay otros títulos reseñables, como «The Damned United» (2009), que cuenta la trayectoria del polémico entrenador Brian Clough, o «Futbolín» (2013), película de animación de Juan José Campanella inspirada en un cuento de Fontanarrosa.