ABC - Cultural

Saunders se felicita por todo

George Saunders se mete de lleno en el papel de conferenci­ante de prestigio y la pifia, aunque se convierte en fenómeno viral

- RODRIGO FRESÁN

Es casi un subgénero de la literatura en inglés: el discurso de graduación a cargo de una celebridad literaria que pasa por college o universida­d y que (por amor a alma mater o/y a jugoso cheque) se dirige con un tono «cruza de auto-ayuda con monólogo de stand-up comedian». Y conseguir risas y lágrimas y apelar a una cierta espiritual­idad y humanismo. Allí se inscribier­on y se siguen inscribien­do firmas donde el prestigio no está reñido con la popularida­d contracult­ural y –detalle importante– el éxito de ventas. Próceres como Bradbury, Toni Morrison, Stephen King, Norah Ephron, Chimamanda Ngozi Adichie, J. K. Rowling y Kurt Vonnegut, quien ofreció tantos que dieron para uno de sus cada vez más libros póstumos: If This Isn’t Nice, What Is? en el site de The New York Times– aceleraron el valor/potencia de estas piezas. Y así fue como lo que George Saunders (Texas, 1958) pronunció desde el púlpito de la Syracuse University en 2013 no demoró en «viralizars­e» (ah, ese verbo). Lo de Saunders fue una celebració­n/apología del ser amable en un mundo maleducado. Y no está mal, no puede estarlo. Su mensaje es tan simple como atendible: Sed amables los unos con los otros. Aunque más que felicitar, Saunders parezca felicitars­e a sí mismo.

Inevitable­mente sus dichos fueron comparados y batidos a duelo con uno de los pesos pesados de la especie: el ya clásico Esto es agua de Foster Wallace pronunciad­o en el Kenyon College en 2005 y editado como librito póstumo en 2009. Y no es que lo de Wallace sea mejor que lo de Saunders (de hecho, no son demasiado diferentes; aunque el de Wallace sea un tanto más, sí, eufóricame­nte depresivo y realista). Lo que sí ocurre es que lo de Wallace juega con imbatible ventaja: se pronunció primero, fue el único discurso de Wallace en público y adquirió valor evangélico cuando se suicidó para así transfigur­arse en leyenda. Desde entonces, Saunders es el nombre que, también, de algún modo, ocupa el sitial que Wallace dejó vacante dentro del canon literario de sus tiempos. En cualquier caso –una vez más– cualquiera de los discursos de Vonnegut les gana a Wallace y a Saunders por k.o.

Felicidade­s, por cierto

A MODO DE EJEMPLO, AQUÍ VAN las primeras palabras de lo que el autor de Matadero-Cinco les gruñó el 20 de mayo de 1978 a los flamantes diplomados del Fredonia College en Nueva York: «La portavoz de vuestra clase acaba de decirme que está cansada de escuchar todo el tiempo un Estoy tan feliz de no ser joven en estos tiempos. A lo que solo puedo añadir que estoy tan feliz de no ser joven en estos tiempos». El título del discurso de Vonnegut fue ¡Cómo hacer dinero y encontrar el amor! Buena suerte. Van a necesitarl­a para poder sacar buenas notas en esa jungla allí fuera.

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LAS REDES SOCIALES –A PARTIR DE SU PUBLICACIÓ­N
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George Saunders

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