LA UNIÓN CON BEBO VALDÉS, EL «GENIO» QUE CAMBIÓ SU VIDA
El Cigala recuerda el día que vio el documental «Calle 54» (2000). Aparecía Bebo Valdés tocando con el contrabajista también cubano Cachao López. Se quedó tan impresionado que llamó al director Fernando Trueba. «¡Tengo que conocer a este hombre!». El pianista, de 82 años, actuaba ese mes en el Teatro Albéniz de Madrid y el cantaor se presentó en el camerino gritando: «¡Maeeeestro!». «Respondió con la misma efusividad, aunque no nos conocíamos. A los 15 minutos parecíamos abuelo y nieto», cuenta.
Allí mismo le pidió que colaborara en «Corren tiempos de alegría», su primera nominación al Grammy Latino. Y llegó «Lágrimas negras» en 2003. «Al principio pensé que yo solo cantaba como el gitano que soy, pero Bebo me decía: “Claro, y yo toco el piano como el cubano que soy”». Vendieron 1,5 millones de copias, ganaron un Grammy e hicieron giras mundiales. «Los puristas no lo criticaron y a los flamencólogos les encantó».