LIBROS QUE NUNCA SEPULTARÁ EL OLVIDO
«El escritor debe respetar tanto los piropos como las opiniones críticas, pero no prestarles demasiada atención... Conviene mantener la objetividad sobre tu trabajo, ser tu primer y último juez. Al final del día quedas a solas con tu conciencia», confesaba Carlos Ruiz Zafón a Sergi Doria hace casi una década, cuando publicó «El prisionero del cielo» (2011), el tercer título del célebre ciclo del «Cementerio de los Libros Olvidados», que empezaba a desenredar los misterios de una Barcelona oscura y embrujada después de «La sombra del viento» (2001) y «El juego del ángel» (2008). La tetralogía se completaría con «El laberinto de los espíritus» (2016). Su serie imprescindible, la que, sin duda, le dejó la conciencia tranquila.
Es complicado sobrevivir
Cola en la Feria del Libro para la firma de Zafón a un bombazo que despachó 15 millones de copias en todo el mundo y fue traducido a 36 idiomas. Hoy casi nos parece mentira, pero hubo un Zafón antes de «La sombra del viento», ese relato que maridaba realidad y fantasía, intriga y amor a los libros. Su obra maestra. La «Trilogía de la Niebla», publicada a mediados de la década de 1990, destaca por su frescura juvenil: ahí está latente un talento que no tardaría en romper el precinto de su motor con «Marina» (1999), novela personalísima que es, en sí, un mapa de lugares misteriosos, un manual de romanticismo salpimentado con toques góticos del siglo XIX. Historia que anticipaba el camino hacia esos libros que nunca acabarán en un cementerio sepultados por el olvido.